En el Corredor Seco de Guatemala, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) impulsa la resiliencia comunitaria frente al cambio climático mediante sistemas de riego eficientes que han transformado la producción agrícola. Gracias al apoyo técnico y la colaboración con actores locales, más de 300 personas hoy cultivan alimentos de forma sostenible, fortaleciendo su seguridad alimentaria y autonomía económica. Esta experiencia demuestra que, con acompañamiento y tecnología adecuada, incluso los territorios más áridos pueden florecer y avanzar hacia el Hambre Cero.