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Aunque Colombia está clasificado como un país de renta media-alta, ocupa el segundo lugar en América Latina y el Caribe y el séptimo en el mundo en términos de desigualdad de ingresos.

La seguridad alimentaria mejoró entre 2022 y 2023. Sin embargo, uno de cada cuatro colombianos sufre inseguridad alimentaria.

Uno de los principales catalizadores de la inseguridad alimentaria es el conflicto armado. Es poco probable que haya paz con altos niveles de inseguridad alimentaria, y las personas con inseguridad alimentaria pueden convertirse en víctimas del conflicto y de negocios ilícitos.

Un acuerdo de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016 puso fin a casi seis décadas de conflicto, aunque otros grupos armados siguen operando en el país.

El conflicto dejó cientos de miles de muertos, desplazó a 8,4 millones de personas y se caracterizó por violaciones generalizadas de los derechos humanos.

Aunque mitigar las consecuencias de décadas de conflicto es una tarea generacional, el hecho de que el conflicto continúe en muchas partes del país representa un serio obstáculo para alcanzar la seguridad alimentaria.

El Programa Mundial de Alimentos (WFP) apoya los esfuerzos del Gobierno para lograr el hambre cero mediante enfoques que incluyen transferencias en efectivo, compras locales a través de asociaciones de agricultores y el fomento de empresas sostenibles. Estas herramientas también sirven para prevenir la malnutrición, incluidas las carencias de micronutrientes y la obesidad, especialmente en niños en edad escolar.  

Garantizar que las poblaciones más vulnerables tengan acceso permanente a una alimentación nutritiva, balanceada y diversificada es el foco de las acciones de WFP en Colombia.

Los niños, las mujeres lactantes y embarazadas, los grupos étnicos, las víctimas de la violencia, las comunidades confinadas y desplazadas, los pequeños agricultores, los migrantes y las comunidades de acogida son los grupos de población identificados como prioritarios para garantizar su seguridad alimentaria y nutricional.

La labor del Programa Mundial de Alimentos en Colombia

Fortalecimiento de capacidades
WFP proporciona a las instituciones públicas y privadas locales apoyo técnico para el desarrollo de políticas y el diseño, ejecución y evaluación de programas para hacer frente a la malnutrición y la inseguridad alimentaria, con especial atención a las antiguas zonas de conflicto. Su objetivo es mejorar las capacidades de reducción del riesgo de catástrofes y reforzar el sistema de protección social del país, con la esperanza de que responda mejor a las crisis. Basándose en la experiencia de WFP en la implementación de comidas escolares en La Guajira y en muchos países del mundo, WFP pretende ayudar a muchos departamentos de Colombia a mejorar sus programas de comidas escolares centrándose en las compras locales.
Seguridad alimentaria
WFP trabaja con las víctimas de la violencia -incluidos los desplazados internos y los repatriados- y las poblaciones vulnerables para garantizarles un acceso adecuado a alimentos nutritivos y variados. Los niños en riesgo de reclutamiento forzoso -especialmente en internados rurales remotos- o afectados por el desplazamiento, reciben apoyo a través de un programa de comidas escolares en La Guajira, el departamento con mayor inseguridad alimentaria de Colombia. El programa está diseñado para fomentar la apropiación local y vinculado a la producción local.
Nutrición
WFP promueve campañas de formación y comunicación relacionadas con la nutrición y adaptadas al contexto de las poblaciones vulnerables, en función del sexo y la edad de los beneficiarios. Los gobiernos locales reciben apoyo para prevenir la malnutrición, prestando especial atención a los primeros 1.000 días de vida y centrándose en las mujeres embarazadas y lactantes, las adolescentes y los niños menores de 5 años.
Apoyo a pequeños agricultores
Con el objetivo de mejorar las capacidades de producción y de comercialización de los pequeños agricultores, WFP proporciona entrenamientos para garantizar que cumplan con los requisitos de la demanda (incluyendo las normas de calidad, estabilidad en las cantidades, valor agregado a los productos en bruto, uso de especies nativas y prácticas agrícolas ambientalmente sostenibles) e impulsa modelos eficientes de adquisiciones que vinculan la producción de los pequeños agricultores con los mercados públicos y privados. El enfoque hace hincapié en la labor de las asociaciones de mujeres en las zonas rurales del país, y también en promover la cohesión social. WFP aspira a implicar de forma mucho más proactiva a los socios del sector privado en este espacio.
Resiliencia y medios de vida
Las acciones integradas apoyan la gestión comunitaria, inclusiva y sostenible de los recursos naturales y la adaptación al cambio climático, basándose en el análisis de las tendencias y previsiones climáticas. Las actividades fomentan la resiliencia, utilizando incentivos como las transferencias de alimentos o las transferencias en efectivo, para recuperar las prácticas ancestrales y los conocimientos tradicionales, y mejorar la diversidad dietética y reconstruir los medios de subsistencia en las zonas vulnerables al cambio climático.

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