Honduras: ‘Somos un éxito vendiendo todo lo que horneamos’
No hay nada como el olor del pan recién horneado en el desayuno y comerlo acompañado por un buen café. Esta experiencia es tradición en muchos países, entre ellos Honduras. En la comunidad de Ocotal, localizada en el Corredor Seco, sus habitantes están felices porque pueden disfrutar esa experiencia gracias a una panadería.
“Antes aquí teníamos que comprar el pan que venía desde Comayagua o La Paz. Muchas veces por las grandes distancias ese pan ya venía duro y rancio”, dijo Alba Reina Gracia, quien es parte de un grupo de 10 mujeres y dos hombres que fundaron la Panadería El Progreso.
Esta panadería surge como parte de un proyecto de resiliencia que se implementa en esta zona habitada por indígenas lenca, en el municipio de Guajiquiro, departamento de La Paz. En este proyecto, financiado por el Gobierno de Japón, el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) brinda capacitaciones y talleres a las familias participantes para mejorar sus prácticas agrícolas, diversificar sus cultivos, mejorar su nutrición con los alimentos que cosechan, y gestionar nuevos emprendimientos empresariales, como la panadería.
La harina de yuca
Uno de los cultivos que están cosechando en la zona es la yuca. Gracias a los talleres, las participantes han aprendido a extraer la harina de este tubérculo. Además del pan, las integrantes de la panadería han aprendido a preparar otros productos como rosquillas, semitas y torta de pan que venden también a las comunidades vecinas.
Otra integrante del grupo, María Corea, comentó que las personas en las comunidades vecinas ya saben el día que van a hornear, así que hacen encargos. Aun así, muchas veces es tanta la demanda que algunos se quedan sin pan dijo María, con una leve sonrisa en su rostro.
“Somos un éxito vendiendo todo el producto que horneamos y nos sentimos muy agradecidas con este proyecto ya que ha sido un medio para generarnos ingresos adicionales a nuestras familias y un medio para salir adelante nosotros, nuestros hijos, hogares y nuestra comunidad”, manifestó con mucho orgullo María.
Sobre el Corredor Seco y el proyecto
En el Corredor Seco Centroamericano, una zona altamente susceptible al clima errático –sequías prolongadas y recurrentes, lluvias tardías o excesivas, y temperaturas extremas—hay muy pocas las oportunidades laborales. Esto afecta particularmente a las mujeres
Este proyecto no solo ha venido a suplir una necesidad de pan fresco en la comunidad. También ha brindado una oportunidad laboral para las mujeres que ahora no tienen que salir de sus casas y dejar a sus hijos al cuidado de otros familiares. Ahora son mujeres empoderadas que están generando ingresos y fuente de trabajo para otras mujeres en la zona.
El proyecto beneficia a 11.500 personas en comunidades vulnerables a la crisis climática.
El proyecto es financiado por el pueblo de Japon, beneficiando a 11.500 personas de hogares y comunidades vulnerables a los efectos de la crisis climática, localizados en los municipios de Guajiquiro, Mercedes de Oriente, San Antonio del Norte, Lauterique en La Paz y Caridad en Valle, todos en el Corredor Seco de Honduras.
Este proyecto adopta un enfoque transformador y sensible al género, contribuyendo a la reducción de la migración irregular de personas en la zona al promover la seguridad alimentaria y nutricional a través de la mejora de sus condiciones de vida y las capacidades de los sistemas sociales y naturales para hacer frente a los impactos y perturbaciones climáticas.