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Guatemala: Unidas por el cambio

En Alta Verapaz, un grupo de mujeres fortalece su comunidad con ahorros, negocios y decisiones compartidas que inspiran a las nuevas generaciones.
, Andrea Girón
Diana Caal, junto a socias del grupo Monja Blanca. © WFP/ Nelson Pacheco
Diana Caal junto a socias del grupo Monja Blanca. © WFP/ Nelson Pacheco
Mujeres florecen en Guatemala

La Monja Blanca, flor nacional de Guatemala, florece solo en condiciones muy específicas. En Nueva Guadalupe, Alta Verapaz, un lugar cálido y desafiante para la agricultura, más de 20 mujeres han demostrado que, al igual que la flor, también pueden florecer en terrenos difíciles.

Allí, cultivos básicos como el maíz y el frijol no prosperan con facilidad, y la pimienta gorda, principal sustento de la comunidad, sufre los estragos del clima. En época de lluvias, los caminos se convierten en ríos de lodo. En comunidades tan apartadas, las historias y los rostros suelen quedar invisibles. Pero algo está cambiando.

Romper el silencio aprendido

Desde pequeñas, muchas mujeres aprenden que es mejor callar. En las ciudades, ese silencio se disfraza de cortesía; en el campo, se convierte en norma.

Según la FAO y el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Guatemala, solo el 14% de las mujeres rurales tiene acceso a la propiedad de la tierra, y más del 40% ha vivido algún tipo de violencia a lo largo de su vida. Además, el 45.8% de las mujeres vive en áreas rurales, muchas de ellas indígenas, y enfrentan desigualdades en educación, acceso a crédito y participación política.

A pesar de estas barreras, ellas siguen sosteniendo la economía local, cuidando a sus familias y ahora, liderando procesos de cambio. Porque cambiar vidas no es solo una meta institucional, es una urgencia cotidiana.

Diana Caal, de 30 años, escuchaba a sus vecinas hablar de oportunidades para generar ingresos mientras seguía en su rutina diaria. Al principio, la acompañaban las dudas, pero su motivación por crecer fue más fuerte. “Pensaba que no podía participar —recuerda—, luego vi que estaba funcionando bien, así que me uní.”

El poder de lo colectivo

Así nació el grupo Monja Blanca, formado por más de 20 mujeres que decidieron convertirse en socias y compañeras de camino. Eligieron ese nombre porque se ven reflejadas en la flor: hermosas y fuertes, capaces de mantenerse firmes en terrenos difíciles.

Hoy, sus encuentros son espacios seguros y transformadores. Diana pasa lista, la secretaria cuenta los ahorros y, entre todas, debaten cómo invertir mejor el dinero. Cada moneda representa seguridad, respaldo en emergencias, alimentos nutritivos y sueños compartidos.

Su emprendimiento de crianza y venta de lechones ha dado frutos. Alimentan a los animales, limpian los corrales y planifican las ventas. Las ganancias se reinvierten en el grupo, en la comunidad y en la alimentación de sus familias.

Con el acompañamiento del Programa Mundial de Alimentos (WFP), a través de los Grupos de Ahorro y Crédito para el Empoderamiento de la Mujer (GACEM), recibieron formación en finanzas, nutrición, liderazgo y emprendimiento.

Gracias a estos aprendizajes, hoy hay más variedad en sus mesas y sus hijos crecen más fuertes. “Tenemos algo invertido y nos sentimos felices porque nuestros esposos, e incluso nuestros hijos, nos ayudan”, dice Diana.

Resiliencia como mandato

No todo ha sido fácil. Al principio, la falta de experiencia financiera llevó a errores que afectaron el fondo común. Pero en lugar de rendirse, Diana asumió el liderazgo, reforzaron el reglamento interno y aprendieron que cuidar el fondo común es cuidar su futuro colectivo. También cuentan con seguros paramétricos, que les dan tranquilidad ante sequías o lluvias extremas.

Diana lo resume así: “Cuando trabajamos juntas, nada es imposible.” Como la Monja Blanca que florece fuera de su clima ideal, estas mujeres prueban que la unión y el conocimiento pueden hacer prosperar hasta el terreno más difícil.

Diana Caal junto a socias del grupo Monja Blanca. © WFP/ Nelson Pacheco
Diana Caal junto a socias del grupo Monja Blanca. © WFP/ Nelson Pacheco
Empoderamiento

El grupo Monja Blanca no solo está cambiando su realidad económica, está transformando el sistema alimentario desde lo local. A través de su organización, formación y emprendimiento, estas mujeres se preparan para convertirse en proveedoras del Programa de Alimentación Escolar, este programa reconoce que la nutrición infantil no se logra solo con alimentos, sino con comunidades empoderadas, lideradas por mujeres que rompen el silencio aprendido, enfrentan desigualdades estructurales y construyen resiliencia.

Cuando una mujer descubre su fuerza, no necesita anunciar el cambio: lo encarna. Su voz se afirma, su paso se vuelve firme, y lo que antes parecía imposible empieza a suceder.

El grupo Monja Blanca forma parte del proyecto “Empoderarlas para nutrir a todas y todos”, financiado por Stop Hunger, que contribuye al avance de hambre cero (ODS 2) y la igualdad de género (ODS 5) en Guatemala.

 

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