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Guatemala: las mujeres abren el camino a una mayor seguridad alimentaria y la nutrición

En Guatemala, un grupo de mujeres está marcando la diferencia en la lucha contra la inseguridad alimentaria. Con una mochila al hombro y unos zapatos resistentes, estas consejeras comunitarias nutricionales recorren zonas rurales remotas para compartir conocimientos que transforman vidas.
, Andrea Girón
  Teresa Tomás, consejera comunitaria nutricional en Chiantla. (@WFP/Nelson Pacheco)
  Teresa López, consejera comunitaria nutricional en Chiantla. (@WFP/Nelson Pacheco)

Teresa López es consejera desde agosto de 2024 en una comunidad de montaña de la región de los Cuchumatanes, en el occidente de Guatemala. “Hablamos con otras mujeres sobre la importancia de la higiene en el hogar, lavarse las manos, y cómo saber si los niños están bien alimentados”, explica. Su labor es crucial en un país donde cerca de 3 millones de personas viven en condiciones de inseguridad alimentaria aguda y la desnutrición crónica afecta a casi a la mitad de los menores de 5 años.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en inglés) ha formado a más de 1.800 personas voluntarias, el 99.7% mujeres, para mitigar esta lacra. Estas personas voluntarias reciben formación en dietas saludables, higiene y prevención de la desnutrición, adaptando soluciones a las necesidades de sus comunidades.

Sofía Rodríguez, nutricionista de WFP, destaca: “Las consejeras comunitarias nutricionales tienen un papel fundamental. Estos procesos fortalecen a las personas y a las comunidades para detectar casos de desnutrición aguda . Además, fomentan la creación de redes de apoyo comunitarias que promueven una buena nutrición”. En caso de necesidad, las consejeras están conectadas con las autoridades de salud para derivar casos críticos y mejorar la atención en cada comunidad.

Teresa López, acreditada oficialmente tras varios meses de formación, ha superado obstáculos para compartir los beneficios de una dieta saludable y los hábitos de higiene. A menudo, camina por terreno rocoso y, en temporada de lluvias, el lodo dificulta aún el paso. Además, ha tenido que enfrentar la resistencia de algunos vecinos. “¿Quiénes se creen para enseñar?”, se escuchaba entre los murmullos.

A pesar de las dificultades, consejeras como Teresa persistieron, convocando talleres hasta que las comunidades entendieron el valor de su servicio. “Al principio nos costó mucho porque pensaban que inventábamos la información. Pero poco a poco, les enseñamos sobre la lactancia materna, qué alimentos dar a los niños de 0 a 6 meses, y cómo preparar comidas nutritivas para los mayores de 6 meses”, recuerda Teresa con orgullo.

Hoy, las mujeres han abierto las puertas de sus hogares a estas consejeras. Con cada paso que dan, allanan el camino para que más mujeres busquen su consejo y sigan sus enseñanzas. Han roto barreras físicas y sociales, demostrando que el conocimiento no tiene límites y que el verdadero cambio comienza cuando una mujer apoya a otra.

En este Día Internacional en conmemoración de la Mujer, se reconoce el coraje, la resiliencia y el impacto de su trabajo, que no solo ha mejorado la nutrición en sus comunidades, sino que ha sido y sigue siendo un pilar en la lucha contra la desnutrición infantil.

Teresa López es participante del proyecto Q'anil, (Semilla, idioma maya local) financiado por la Howard Buffet Foundation y pertenece a la comunidad de Sanguijela, en Chiantla, Huehuetenango.

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