De ‘chatarreras’ a ‘señoras del reciclaje’
Más de 4.5 millones de hondureños, o sea la mitad de la población del país, fueron afectados por el paso de los huracanes Eta e Iota que, con tan solo 15 días de diferencia entre sí, arrasaron con todo a su paso en noviembre de 2020.
La mayoría de las afectaciones se dieron en las zonas urbanas en los departamentos de Cortés, Atlántida, Colón, Islas de la Bahía y Francisco Morazán, en especial con las fuentes de empleos y otros sustentos. Para una de las afectadas, María Miranda, era urgente hacer lo que fuera para recuperarse, incluso emprender cosas nuevas.
“Necesitábamos hacer algo para ayudar a la economía de la familia ya que por el paso de los huracanes habíamos perdido todo”, explicó. Ese algo resultó ser el reciclaje.
Con el apoyo de la Municipalidad de Puerto Cortés, en el departamento de Cortés, mujeres de las comunidades de Boquerón, Caoba, Paleto, Sauce, Cedros, Robles y Las 40 se iniciaron en el reciclaje.
Establecieron un centro de acopio, recibieron capacitaciones sobre cómo organizarse y manejar el material. María Miranda se convirtió en la presidenta de la asociación llamada Grupo 6Rs (Reducir, Reutilizar, Reciclar, Reparar, Rechazar y Regalar).
“No sabíamos nada sobre reciclar, pero nos pareció una buena oportunidad”, agregó Miranda. Al principio, muchas personas en las comunidades veían con desdén el manejo de latas y plásticos desechados, así que comenzaron a llamarlas “las chatarreras”.
En 2022, el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) comenzó a apoyar a microempresas de familias damnificadas –como el grupo de mujeres— para asegurar se seguridad alimentaria a través de un aumento en sus ingresos.
Para el Grupo 6Rs, el apoyo de WFP consistió en la donación de una computadora, equipo de oficina, balanzas y dos motocargas (triciclos motorizados que en su parte posterior llevan un área de carga).
Estos cambios han mejorado su rendimiento ya que mensualmente recolectan en promedio 2800 libras de botellas de plástico y 400 libras de latas.
“Antes de recibir las motocargas, el proceso de recolección y pesado del material nos tomaba mucho más tiempo y dinero, ya que teníamos que pagar un vehículo que nos ayudara a traer todo lo recolectado hasta el centro de acopio”, explica Maria Oneyda Tejada, tesorera del grupo.
Para Hilda Idalia García Carbajal, manejar las motocargas ha sido una experiencia única. “Nunca me imaginé que aprendería a andar en moto, al principio sentía muchos nervios”, dice García, quien conduce dos veces a la semana junto a sus compañeras hasta las comunidades para comprar el material.
Las integrantes de las 6Rs se sienten orgullosas de su labor. Generan ingresos para dar de comer a sus familias y ayudan a las comunidades a ganar dinero al comprarles sus latas y plásticos para reciclar.
Lo que más las enorgullece es que se han ganado el respeto y admiración de la gente de sus propias comunidades. Así lo aseguran porque han dejado de llamarlas “las chatarreras” para dirigirse a ellas como “las señoras del reciclaje”.