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El Salvador ha mejorado su seguridad alimentaria, nutrición, igualdad de género, pobreza y seguridad en los últimos años.

Sin embargo, sigue afrontando retos. El acceso limitado a los alimentos y la nutrición, las escasas oportunidades laborales y los bajos ingresos conducen a la migración irregular.

El país es muy vulnerable a los efectos del cambio climático. Situado en el Corredor Seco, fenómenos como las sequías y las tormentas tropicales causan importantes daños y pérdidas en los cultivos y otras fuentes de sustento.

Las desigualdades de género hacen que las mujeres dediquen la mayor parte de su tiempo a las labores domésticas y al cuidado de los niños, lo que limita sus oportunidades de encontrar trabajos remunerados.

El aumento del precio de los alimentos -causado por factores como la guerra en Ucrania, el COVID-19 y el cambio climático- ha agravado muchos problemas para las personas que ya vivían en condiciones vulnerables. Esto ha creado aún más desigualdad, pobreza e inseguridad alimentaria.

El Programa Mundial de Alimentos (WFP) está trabajando con sus socios a través de un enfoque acuñado como «Por los salvadoreños, para los salvadoreños».

Se trata de ayudar a las personas a garantizar una alimentación y nutrición equitativas y adecuadas, mejores oportunidades de empleo y resiliencia a nivel comunitario tras las emergencias.

WFP promueve el empoderamiento económico de las mujeres y refuerza la capacidad de preparación ante emergencias y los programas de comidas escolares. Además, WFP pretende reforzar los sistemas alimentarios mejorando la producción de alimentos, el consumo local y el acceso a mercados que ofrezcan productos sanos, en colaboración con el sector privado.
 

La labor del Programa Mundial de Alimentos en El Salvador

Respuesta a las emergencias
WFP proporciona asistencia alimentaria, incluyendo efectivo, a las personas afectadas por múltiples crisis, incluyendo sequías, inundaciones/tormentas tropicales y el impacto socioeconómico de factores externos como la pandemia por la COVID-19 y el aumento internacional de los precios de los alimentos. WFP incorpora actividades de recuperación temprana que equipan a las personas beneficiarias con competencias técnicas para producir alimentos o diversificar sus medios de vida. Se construyen activos productivos, incluyendo huertos familiares y comunitarios y sistemas de riego por goteo, cosecha de agua y de bombeo de agua con energía solar.
Fortalecimiento de los sistemas alimentarios
WFP construye sistemas alimentarios resilientes y sostenibles a través de iniciativas como la certificación en gastronomía que desarrolla las competencias de la juventud para un empleo potencial, apoya a las personas agricultoras y vincula a los estudiantes y los productores de alimentos locales con restaurantes y hoteles. WFP apoya la creación y la reactivación de pequeñas empresas para producir alimentos y diversificar los medios de vida. WFP utiliza seguros climáticos para ayudar a las comunidades a reducir el riesgo de condiciones climáticas imprevisibles y construir resiliencia.
Fortalecimiento de capacidades nacionales
WFP fortalece la capacidad de las instituciones gubernamentales en áreas como la cadena de suministro, los sistemas de protección social, la nutrición y la educación. Basándose en análisis de la seguridad alimentaria, WFP comparte información que contribuye a la toma de decisiones informadas. WFP apoya el programa nacional de alimentación escolar a través de diferentes iniciativas, incluyendo la producción de una bebida nutricional.
Capacitando a los socios
Para apoyar a los socios humanitarios y de desarrollo en lograr sus propios objetivos programáticos, WFP brinda servicios según demanda como transferencias de efectivo, logística, almacenamiento, compra de alimentos y artículos no alimentarios y telecomunicaciones.

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El Salvador

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