En Bolivia, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) impulsa la alimentación escolar como estrategia clave para mejorar la asistencia escolar, reducir el abandono y fortalecer el desarrollo infantil. Este programa genera beneficios a largo plazo en salud, educación y economía local, especialmente cuando se vincula con pequeños productores. Cada dólar invertido puede generar hasta 5,20 USD de retorno en zonas rurales, apoyando el cumplimiento del ODS 2: Hambre Cero.