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Lo que aprendimos en un proyecto para mejorar las compras locales en Bolivia

Presentamos las cinco lecciones que rescatamos de un proceso de diálogo con pequeños productores, autoridades y nuestros expertos.
, Morelia Eróstegui Navia
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La asociación de pequeños productores APHAMU transforma quinoa para hacer nutriciosas galletas y queques. Foto: WFP/ Morelia Eróstegui

1. Romper el miedo, crear una nueva experiencia positiva para pequeños productores y Gobiernos Municipales

A pesar de existir mecanismos que favorecen las compras locales en el país como el Decreto Supremo 181 y el 2753 que permiten reducir el precio de los productos de pequeños productores, al momento de competir, hasta en un 50% para favorecerlos en licitaciones municipales, los mismos no son utilizados como se espera. El piloto identificó que esta situación ocurre principalmente porque los actores, municipios y productores locales, desconocen estos mecanismos o tienen miedo de utilizarlos al no conocer su funcionamiento a totalidad. Es por ello que es común que en municipios vulnerables a la inseguridad alimentaria, los mecanismos existentes no hayan sido suficientemente explorados. Por ende, las compras se siguen realizando a grandes empresas no aprovechando los recursos locales y el impacto que las compras locales pueden generar en las comunidades.

En el piloto, se pudo constatar la importancia de informar sobre los beneficios de las compras locales tanto a pequeños productores como a municipios para motivar su vinculación. Con este propósito se realizaron capacitaciones para que los actores puedan conocer los mecanismos de venta y compra al municipio. Asimismo, en la fase práctica, como actividad del piloto, se realizó una compra a los productores destinada a complementar la alimentación en Unidades Educativas de los Gobiernos Municipales. WFP acompañó esta compra para ayudar a los actores a superar barreras y enfrentar en conjunto los problemas que puedan surgir. Esta experiencia práctica y acompañada, sumada a la dotación de equipo, permitió que los productores fortalezcan sus capacidades productivas y de distribución y aprecien la potencialidad de las compras municipales.

También se pudo identificar que la realización de estas actividades prácticas es positiva para promover el desarrollo de capacidades de gestión y preparar a los actores para una producción y distribución mayor generando seguridad y confianza en sus procesos. El objetivo fue que los productores puedan tener la capacidad propia de responder demandas del municipio en la cantidad y calidad requeridas, así como realizar las distribuciones con eficiencia y sin perdidas. Esta compra también permitió al personal de WFP identificar debilidades productivas y otros obstáculos que podrían ser perjudiciales para posteriores experiencias, mismos que pudieron ser subsanados.

Además de esta actividad, se ejecutaron talleres y sesiones de asesoramiento personalizadas que permitieron generar diálogos horizontales y conocer con mayor profundidad los problemas, necesidades, limitantes e incluso la visión de crecimiento de las asociaciones; asimismo, se facilitó la vinculación con instituciones servicios públicos de apoyo a pequeños productores. Esto facilitó la identificación dinámica de nuevas actividades de fortalecimiento.

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La asociación de pequeñas productoras de AMPRODUC en Ucumasi transforma quinoa para hacer barritas. Foto: WFP/ Morelia Eróstegui

2. Asegurar mercados: sostenibilidad

Si bien la difusión de información referente a las normas y el fortalecimiento de capacidades es útil, asegurar mercados garantiza la sostenibilidad del proyecto. Poder contar con mercados locales es motivador para los participantes quienes han manifestado que si bien muchos proyectos anteriores les permitieron mejorar sus productos y tener producción, la venta sigue siendo el principal cuello de botella. Es en este sentido que aproximarse a mercados que requieren alimentos de una manera constante como el de la alimentación escolar o el subsidio materno es muy importante para fomentar compras locales. Es por ello que es importante realizar capacitaciones y asesorías a pequeños productores al mismo tiempo que a potenciales compradores, en este caso municipios para mostrar los beneficios que las compras locales pueden generar en el desarrollo económico de las comunidades.

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Los niños en las escuelas también se vieron beneficiados al acceder a alimentos sanos y locales. Foto: WFP/Morelia Eróstegui

3. Metodología más efectiva: ¿Cupón o transferencia de efectivo?

La implementación del piloto en dos departamentos consideró la modalidad Cash Based Transfer, tanto con cupones en Oruro como en efectivo en Tarija para garantizar la primera compra de productos destinados a la alimentación escolar. La comparación de estas dos formas permitió identificar que la metodología que más éxito tuvo para el propósito de los pilotos fue la de transferencias de efectivo. Analizando los resultados obtenidos, se determinó que esta modalidad genera mayor motivación de la contraparte local (los Gobiernos Autónomos Municipales) para la apropiación y sostenibilidad de las compras locales, ya que empodera y fortalece el rol del demandante. Asimismo, facilita la compra a pequeños productores según características de contratación yrequerimientos locales y fortalece la vinculación directa entre oferentes y demandantes.

4. Fomentar redes de pequeños productores y Gobiernos Municipales

Un aspecto que fue de mucho éxito para romper el miedo, involucrar a nuevos actores y así fomentar las compras locales fue la realización de un Showroom donde pequeños productores pudieron exponer sus productos a Unidades de Nutrición Integral, Gobiernos Municipales y al Gobierno Departamental de Oruro. Esta actividad les permitió establecer nuevos contactos con potenciales compradores y entre ellos. Compartir con otros productores les facilitó crear lazos lo cual se convirtió en el inicio de una red de apoyo. Este espacio fue de mucha utilidad para evaluar sus productos, compartir recetas y consejos entre ellos para mejorar su producción. Los pequeños productores manifestaron la importancia de este espacio pues saber que no están solos y que pueden contar entre ellos para, por ejemplo, postular juntos a licitaciones grandes es una ventana de oportunidad. Esta red es también un resultado exitoso de sostenibilidad del proyecto.

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Foto: WFP/Jose Velasco

5. Apoyar iniciativas de los actores

El piloto pudo rescatar experiencias positivas que surgieron de los mismos beneficiarios. Apoyarlas permite generar apropiación del proyecto y motivar nuevos y mejores cambios. Por ejemplo, con el fin de garantizar la calidad especificada por el WFP en los productos alimenticios, una de las asociaciones de pequeños productores implementó un "sello de calidad". El mismo fue resultado de un proceso interno de control de peso y especificaciones de calidad que les permitió mejorar sus procesos y garantizar el cumplimiento de lo comprometido.

También se rescató y apoyó que algunos pequeños productores identificaron que los empaques individualizados por Unidad Educativa podrían facilitar la logística de entrega. Apoyando su iniciativa se aseguró una entrega de productos en cantidades exactas sin tener que contar las unidades al llegar a cada Unidad Educativa. Esta experiencia fue compartida con otros pequeños productores involucrados en el proyecto.

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Pequeños productores entregan productos locales al municipio de Curahuara de Caranga. Foto: WFP/Patricia Choque

El equipo del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP) trabaja apoyando al gobierno boliviano en la lucha contra toda forma de malnutrición y en el marco del cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre Cero y del Pilar 8: Soberanía Alimentaria del Plan de Desarrollo Económico y Social y de la Agenda Patriótica. Uno de los objetivos del Programa País 2018–2022 de WFP es fortalecer las capacidades de pequeños productores para apoyarlos en su vinculación a mercados de protección social estatales basados en alimentos.

En este marco, entre junio del 2017 y febrero del 2018 el WFP desarrolló un proyecto piloto en el Municipio de Entre Ríos en Tarija y en 17 municipios en Oruro. El piloto estaba orientado a fortalecer a pequeñas asociaciones de productores conformadas en su gran mayoría por mujeres en municipios con altos niveles de inseguridad alimentaria; así como a Gobiernos Municipales para fortalecer sus capacidades para la realización de compras locales. La experiencia permitió articular la metodología más adecuada de intervención que será implementada en el nuevo Programa País del WFP.

Para cumplir con los objetivos se implementaron actividades de fortalecimiento a los actores y una compra piloto de productos locales para dirigirlos al mercado Municipal. De esta manera, se logró la creación y el fortalecimiento de nexos entre 782 pequeños productores locales y 18 Gobiernos Municipales para la inclusión de alimentos locales en la canasta distribuida en los programas de alimentación escolar. El piloto, además de incentivar las economías locales, incrementar la diversidad alimentaria de estudiantes y de fortalecer a pequeños productores, logró determinar un modelo de intervención adecuado y rescatar estrategias para fortalecer y motivar a pequeños productores y Gobiernos Municipales en compras locales.