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Rumichaca, un lugar en donde los amigos se convierten en familia

Una migrante venezolana relata el viaje que emprendió junto a su hija, su hermana y un sobrino desde Venezuela a Ecuador, cruzando Colombia hasta el puesto fronterizo Rumichaca.
, Paola Solís
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Liseth Sibada viajó, junto a su sobrino Daniel, desde Caracas hasta llegar a Tulcán, en Ecuador. Foto: WFP/Paola Solís

Liseth Sibada es venezolana y tiene 27 años. Hace poco, ella junto a su hija, su hermana y un sobrino de 2 años decidieron — como muchos otros — emprender un viaje desde Caracas hasta Tulcán.

Liseth y su familia atravesaron Colombia a pie porque el dinero no les alcanzó para pagar los pasajes de bus.

El trayecto que recorrió desde Venezuela hasta Cúcuta, en Colombia, duró alrededor de 12 horas en vehículo. Liseth y su familia tomaron un bus hasta allí y luego decidieron continuar a pie, pues el dinero que tenían no era suficiente para comprar más pasajes terrestres.

Les tomó 11 días caminar desde Cúcuta, en la frontera colombo-venezolana, hasta Tulcán, la ciudad fronteriza de Ecuador con Colombia. Ellas no viajaron solas, pues en el camino encontraron compañeros que buscaban el mismo horizonte. Algunos de ellos se establecieron en Tulcán, mientras otros decidieron seguir hacia otras ciudades.

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Liseth Sibada durante una entrevista con el equipo de WFP. Foto: WFP/Paola Solís

Empacaron sus maletas en búsqueda de una vida mejor

El viaje no fue fácil para esta joven familia pues llegaron sin dinero. Liseth comenta que durante el trayecto sintieron frío y, sobre todo, miedo "porque uno no sabe qué se le va a presentar en el camino".

A pesar de ello, decidieron salir de Venezuela debido a la situación que atraviesa el país; pues comentan que si un niño se enferma no es posible llevarlo a un hospital "porque no hay insumos, un bebé no puede tener pañales, leche. Allá no se puede comer cualquier cosa", relatan.

La ruta desde Venezuela, cruzando Colombia hasta llegar a Ecuador, estuvo marcada por obstáculos, pero también por amigos pasajeros que las ayudaron en su recorrido. "Veníamos caminando y siempre se paraba un carro, nos traía comida, nos decían vengan coman aquí, nos daban dinero, nos ayudaban bastante", afirma Liseth.

"Veníamos caminando y siempre se paraba un carro, nos traía comida, nos decían vengan coman aquí, nos daban dinero, nos ayudaban bastante".

Respecto al trámite migratorio al llegar a la frontera, Liseth comenta que el proceso para sellar el pasaporte les tomó poco tiempo. "El día que nosotras llegamos no había mucha gente, no nos tardamos ni media hora, fue rápido".

Liseth indica que a lo largo del trayecto existen refugios para los caminantes; y, al llegar a Rumichaca, el puesto fronterizo entre Ecuador y Colombia, encontraron uno en el que se mantuvieron por tres días.

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Liseth Sibada carga a su sobrino Daniel mientras Mairelin Sandoval sostiene a la pequeña Lia. Foto: WFP/Paola Solís

Manos amigas

Durante su estadía en el refugio, la familia recibió información sobre HIAS, una ONG que protege a los migrantes y refugiados, quienes les ayudaron a suplir los gastos del alquiler de la vivienda. Además, se pusieron en contacto con el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y accedieron a los beneficios de la asistencia alimentaria de emergencia.

WFP brinda asistencia alimentaria a los mas necesitados en la frontera norte de Ecuador a través de varios mecanismos. Entre ellos, se encuentran los cupones canjeables por alimentos nutritivos en mercados locales de distintas ciudades del país.

"Nos ha ayudado bastante. La comida, gracias a Dios, la compramos con ese cupón".

A este beneficio pueden acceder los migrantes vulnerables que se han asentado en el país y requieren atención prioritaria. Liseth, en este caso, utiliza su cupón para comprar alimentos como leche, harina, pasta, arroz, aceite, verduras, frutas y granos para preparar recetas nutritivas. "Nos ha ayudado bastante. La comida, gracias a Dios, la compramos con ese cupón", señala.

Esta asistencia dura seis meses e incluye un proceso de acompañamiento familiar para evaluar continuamente su situación.

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Anthony Hernández, compañero de casa de Liseth, prepara la cena. Foto: WFP/Paola Solís

Un futuro en Ecuador

Liseth es costurera y, aunque afirma que ha sido difícil encontrar trabajo en Ecuador, ahora ayuda a una señora con labores relacionadas a su profesión. Además, ella y su familia comparten una pequeña casa con Anthony, su hermana Mairelin y su bebé de 2 meses. Juntos decidieron embarcarse en un viaje que aún continúa.

Conoce más sobre el trabajo del WFP en Ecuador.