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Alimentar, mucho más que comer

En El Salvador, la alimentación escolar no solo es un programa de protección social, es un pilar para el desarrollo económico de la nación. Cada vez más, el país compra productos nacionales para sus colegios, estimulando el mercado e incluyendo alimentos de temporada en los menús escolares, mientras se alimenta a la próxima generación.
, Riaz Lodhi
Riaz Lodhi en la inauguración de Kitchen-in-a-Box (KIAB).
Riaz Lodhi en la inauguración de Kitchen-in-a-Box (KIAB).

Los almuerzos en las escuelas están cambiando y van más allá de llenar los estómagos de la niñez. El objetivo es mejorar su entorno alimentario y que las horas que pasan en el colegio también cuenten para su nutrición y educación. 

Para esto, el Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología (MYNEDUCYT) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP por sus siglas en inglés) trabajan para construir cocinas modernas que incluyen transformación  de contenedores reciclados, módulos prefabricados e infraestructuras escolares, equipándolas con todo lo necesario para preparar refrigerios saludables. Esta solución conocida como Kitchen-in-a-Box (Cocina en una Caja) es ecológica y costo eficiente al aprovechar la energía solar para cocinar y recoger el agua de la lluvia para regar.

Además, los cambios arquitectónicos dan lugar a transformaciones educativas. Las cocinas están rodeadas por huertos escolares que sirven como espacios de aprendizaje, donde la niñez aprende a producir alimentos de manera eficiente y ahorrar hasta el 70% de agua, trabajando en equipo. Los estudiantes de primaria en El Salvador ya disfrutan de estos entornos educativos.

Otra clave es la oferta gastronómica de las escuelas, ahora más equilibrada y con ingredientes de producción nacional. Un buen ejemplo de los dividendos que surgen al conectar la agricultura salvadoreña con la alimentación escolar es la bebida fortificada Biofortik, que se sirve a estudiantes en escuelas públicas. Al estar elaborada a base de maíz y sorgo producidos localmente, las personas agricultoras saben que venderán lo que cosechan, y que lo harán a un precio justo.

Riaz Lodhi con un grupo de participantes de Gastro-Lab en Sruf City.
Riaz Lodhi con un grupo de participantes de Gastro-Lab en Sruf City.

Jóvenes cocinando futuro 

Con el turismo en auge, están surgiendo nuevas oportunidades de empleo para la gente joven - también en el ámbito de la alimentación. El Ministerio de Turismo (MITUR), WFP y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como aliado estratégico, colaboran en la formación culinaria de jóvenes que viven en las zonas turísticas y enfrentan desafíos para asegurarse una alimentación adecuada, bajo la iniciativa Gastro-Lab Surf City. Cerca del 90 por ciento de los estudiantes que han pasado por las escuelas de La Libertad, Santa Ana, San Miguel y La Unión se dedican ahora a la cocina, de manera profesional. Además de tener ingresos estables, están llevando los sabores tradicionales de El Salvador a otro nivel, con un giro nutricional.

WFP también apoya a emprendedores a través del proyecto INNOVA. En los últimos meses, WFP ha acompañado a 100 panaderías en el desarrollo de sus planes de negocio, la obtención de capital semilla y la producción de productos más saludables libres de gluten, incluyendo sorgo, producido por agricultores locales que forman parte del programa. Además, apoya la producción de Biofortik.

La niñez que hoy recibe almuerzos escolares, las personas jóvenes, emprendedoras y agricultoras que están poniendo en pie el sector culinario son el presente y futuro de El Salvador. 

Por medio de estos programas, WFP fortalece los sistemas alimentarios sostenibles acompañando los esfuerzos del gobierno y trabaja en red, a través de proyectos innovadores, integrados y eficientes apoyando a una generación que se alimenta mejor, crece sana y mira hacia adelante.   

Riaz Lodhi es el Representante y Director de País del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas en El Salvador

 

 

 

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