¿Cultivar sin tierra?
Cambiando el juego: una solución para alimentar el mundo de manera limpia
“Yo no olvido el brillo en los ojos de los abuelitos por la felicidad de poder cultivar sus alimentos solos”, recuerda Witiman Canacue al hablar de un grupo de ancianos del Urabá, en la frontera entre Colombia y Panamá, con quienes trabaja en un proyecto comunitario para lograr su soberanía alimentaria con una metodología diferente: la acuaponía. Con esta técnica, Witiman está cambiando la forma en que más de 2.500 personas cultivan en distintas regiones de Colombia. Sin depender de intermediaciones, estas comunidades garantizan su acceso a alimentos y retoman el control sobre su nutrición. Witi, como lo llaman las personas cercanas, también ha presentado esta técnica a 130 estudiantes de colegios en Villavicencio, ciudad ubicada en el oriente colombiano. A través de la empresa que fundó, AFO Agricultura, ha capacitado a niños y niñas, enseñándoles no solo sobre agricultura urbana, biología y ecología, sino también sobre laboratorios de acuaponía. Estos estudiantes se han convertido en replicadores del conocimiento, compartiendo lo aprendido y transformando su visión sobre el empoderamiento y la sostenibilidad. “Además de sembrar, los estudiantes gestionan un micronegocio dentro de sus colegios, vendiendo los productos cultivados al restaurante escolar para financiar más semillas”, explica Witiman.
¿Pero qué es la acuaponía?

A diferencia de los métodos agrícolas convencionales, que dependen de la sobreexplotación del suelo y el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos, la acuaponía utiliza un ciclo cerrado de recursos. En este sistema los desechos de los peces se convierten en nutrientes para las plantas, mientras que estas purifican el agua que regresa limpia al tanque de los peces. Esta técnica, usada en la antigüedad por diversas culturas ancestrales, ahora se adapta como una innovación para los retos del presente.
“La acuaponía es una innovación en la agricultura que resuelve varios de los problemas más graves del sector como la degradación del suelo, el exceso de consumo de agua y la dependencia de abonos sintéticos”, afirma Witi. Este método ofrece una solución limpia y segura para producir alimentos. Además, permite un ahorro de hasta el 95 % de agua en comparación con los métodos comunes de agricultura. “Es como tener un jardín y un acuario que se cuidan mutuamente”, explica el fundador de AFO. “Los peces son como pequeños jardineros que alimentan las plantas; y las plantas, los purificadores naturales para mantener saludables a los peces”. Este balance asegura un ecosistema equilibrado y permite una cosecha constante de alimentos frescos todo el año.
Una transformación sostenible que se abre camino

La acuaponía llegó a la vida de Witiman en 2015, cuando todavía era estudiante universitario, mientras investigaba una posible solución para la contaminación de los ríos provocada por las granjas piscícolas del papá de un amigo. Lo que comenzó como una inquietud académica pronto se transformó en una misión personal: encontrar una forma de generar alimentos de manera más limpia, sostenible y accesible.
“Al principio, la idea parecía imposible”, recuerda. “Todavía es una técnica muy nueva en el país, lo que impone desafíos logísticos, financieros y técnicos. Pero la acuaponía puede marcar la diferencia, especialmente en lugares donde enfrentamos grandes problemas de seguridad alimentaria y acceso a agua”.
La perseverancia de Witiman comenzó a dar frutos. Tras la creación de AFO fue perfeccionando el modelo, logró establecer una primera granja en Villavicencio y expandirse a comunidades en zonas alejadas con alto índice de inseguridad alimentaria, como el Urabá y La Guajira.
Un impulso trascendental para AFO
"La historia de AFO se parte en un antes y después de HZero. Todo ha crecido muy bonito y bastante", afirma Witiman, refiriéndose al punto de inflexión que representó la participación en el programa Acelera HZero del Hub Regional de Innovación del Programa Mundial de Alimentos. Esta experiencia no solo permitió a AFO adquirir los recursos técnicos y financieros necesarios para ampliar su alcance, sino que también les dio una plataforma para conectar con nuevos aliados, inversionistas y comunidades.
El soporte del hub regional ha sido clave en el crecimiento de AFO. HZero apoya la innovación social en América Latina, ayudando a proyectos creativos a expandir su impacto en comunidades vulnerables. Gracias al apoyo del hub, los emprendimientos obtienen acceso a recursos y una red de aliados estratégicos que les permite llevar sus soluciones a más regiones, beneficiando a miles de personas.
Antes de participar del proceso de aceleración el impacto de AFO era principalmente online. Sin embargo, el soporte de HZero les permitió trascender la barrera digital y llevar su beneficio a nivel local, capacitando a comunidades rurales y urbanas. Desde entonces, han trabajado con poblaciones indígenas, colegios y centros de la tercera edad, enseñándoles a cultivar alimentos de forma sostenible.
"En el Urabá, ya los abuelitos operan el sistema de acuaponía solos. Han creado grupos y ahora producen sus propios peces y verduras. Es un ejemplo claro de cómo la acuaponía puede empoderar a las personas y convertirlas en agentes de cambio dentro de sus propias comunidades", dice Witiman.
La acuaponía está haciendo la diferencia, no solo en términos de alimentos, sino también en la creación de micronegocios y en el fortalecimiento de la gobernanza comunitaria. “Además del colegio en Villavicencio, ahora tenemos un proyecto con 400 niños y niñas en colegios de La Guajira”.
En los próximos años, en AFO planean optimizar aún más sus procesos, perfeccionar sus modelos de negocio y, lo más importante, democratizar el acceso a alimentos orgánicos. "Nuestro objetivo es llegar a toda la población, no solo a un pequeño nicho que pueda pagar por productos orgánicos. Queremos que la acuaponía se convierta en una alternativa asequible para todos", afirma Witiman con determinación.
El programa Acelera HZero apoyó diez proyectos en seis países de Latinoamérica y el Caribe, enfocándose en soluciones para sistemas alimentarios resilientes y sostenibles, seguridad alimentaria y nutricional, y adaptación al cambio climático. Los emprendimientos respaldados por HZero beneficiaron a más de 200 mil personas en la región, contribuyendo de manera significativa al avance hacia el Objetivo de Hambre Cero.