Ecuador: La simulación de emergencia se volvió muy real e intensa para Pilar
Aunque Pilar Torres ha vivido toda su vida en Quito rodeada de montañas y volcanes activos (y también bajo el riesgo de desastres), una simulación de emergencia realizada recientemente en Ecuador le hizo ver desde otra perspectiva su papel como asistente de logística en el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés).
A más de 3.000 metros sobre el nivel del mar y cobijados por el imponente volcán Cotopaxi, ubicado en la sierra ecuatoriana, Pilar y más de 50 hombres y mujeres experimentados en el manejo de emergencias participaron en una simulación del Equipo de Respuestas de Logística (Logistics Response Team o LRT).
El LRT fue creado para facilitar la coordinación entre el personal de las agencias de las Naciones Unidas, instituciones públicas y privadas y ONG; los participantes de esta simulación provenían de 16 países de América Latina y el Caribe, considerada la segunda región en el mundo más propensa a los desastres.
La exposición de la región a terremotos, eventos volcánicos, sequías, huracanes y otros desastres, exige que los países tomen medidas de preparación y respuesta de mayor alcance. Es por esta razón que la simulación en Ecuador tomó relevancia ya que permite entender, junto a organismos públicos y privados, cómo se debe llevar a cabo la articulación y coordinación de acciones para cumplir con el gran objetivo: salvar vidas.
WFP, brazo logístico de la ONU y agencia líder de Clúster de Logística, organizó este primer simulacro de la región que expuso a Pilar y a sus colegas a la altura y temperaturas extremas de la cordillera andina.
De hecho, Pilar fue parte del equipo organizador de la simulación y recuerda que uno de los objetivos fue que los participantes experimentaran el poder de la naturaleza en cada uno de los ejercicios. Cada participante tenía un rol y debía cumplir con sus responsabilidades, en palabras de Pilar, el primer paso fue “meterse en el personaje”.
La metodología empleada hizo que la experiencia fuera real e intensa. Por ejemplo, los participantes terminaban labores pasada la medianoche todos los días, comentó Pilar. “Incluso recuerdo que las cosas más sencillas, como caminar para llegar a los campamentos, demandaban un gran esfuerzo físico por la altura en que nos encontrábamos”, agregó.
“Fue sorprendente como en cada actividad la capacidad de adaptación nos permitía dar respuesta, permanecer y poner como prioridad, sin importar nuestras propias condiciones, a las personas necesitadas”, comentó.
Tal como mencionó al principio, Pilar considera que la experiencia le dio otra perspectiva de su trabajo ya le permitió entender qué significa ser parte del WFP. “El simulacro marca un antes y un después para mí. ¿Por qué? Porque me permite cumplir con la razón de ser de la organización a la que pertenezco, y con esa misión personal, que como ecuatoriana he asumido, de aportar a mi país cuando más lo necesite”.