"Si de una sopa de almejas dependiera nuestra vida, ya estaríamos muertas”

La pesca ya no es la misma desde finales de 2019, según Jair Zuniga, lideresa comunitaria en la isla de Amapala. Antes, cada vez que bajaba la marea, ella y más de 90 mujeres estaban listas para atrapar sardinas con sus manos y recoger bivalvos, como se les conoce a las almejas, curiles, ostiones y mejillones, que quedan bajo la lama que deja la marea. 

“Los bivalvos comenzaron a morir inesperadamente. Hasta el día de hoy no hemos podido recuperarnos”, dijo con tristeza. “Ya no podemos contar con ese dinero y muchas mujeres son madres solteras”. 

La diferencia ha sido enorme, como explica la pescadora Lourdes Rodríguez: “Antes sacábamos hasta 108 panas (22 libras) de almejas en una mañana y ahora ni una logramos completar”. 

La situación es crítica para las mujeres que dependen de esta pesca. “Si de una sopa de almejas dependiera nuestra vida, ya estaríamos muertas”, dijo Lourdes. 

Sin más opciones de trabajo

Claudia Cáceres y otras pescadoras apuntan a diferentes razones de fondo. “El impacto ambiental y cambio climático han provocado la pérdida de especies y cada día sacamos menos peces”, dijo Claudia luego de pasar horas en el mar sin atrapar un solo pez. “Aquí no tienes otra opción pues no hay fuentes de trabajo, e ir a tierra firme tampoco lo es.” 

Navegar mar adentro para lograr una mejor pesca tampoco es una opción para ellas ya que sus embarcaciones son pequeñas y la pesca artesanal se practica cerca de la costa. Algunas de ellas forman grupos para alquilar los trasmallos para pescar, por ser muy costosos para comprar. Si no consiguen trasmallos, realizan la pesca con anzuelo. 

Asistencia alimentaria

La pesca artesanal en el golfo de Fonseca ha mermado por distintos factores, como la contaminación, la tala de manglares y la sobrepesca. Las autoridades han investigado la mortandad de bivalvos ocurrida 2019, pero sus causas aún no han sido esclarecidas. 

Debido a la inseguridad alimentaria en las islas de Amapala y del Tigre, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) distribuye raciones de alimentos de 120 libras por tres meses para 550 familias. La Asociación de Desarrollo Pespirense (ADEPES) apoya a WFP en este proyecto de emergencia. 

Lourdes estaba muy contenta porque, además de alimentar a su familia, la ración le genera ingresos: “Con la harina hago donas y baleadas y las vendo en la comunidad. Así compro otras cosas que necesito en mi hogar”. 

Las familias también participan en otras iniciativas locales en coordinación con el Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca. Estas incluyen la reforestación del bosque de manglar y la sumersión de módulos de arrecifes artificiales para permitir el retorno y que se mantengan en los esteros las especies de peces del golfo que han ido despareciendo. 

“Se han implementado actividades junto a las familias para mejorar el medio ambiente de la isla, como la limpieza de las playas, monitoreo de bivalvos, siembra de curiles y limpieza de manglares, y así apoyar la recuperación de los medios de vida de la zona”, dijo Maynor Carrasco de ADEPES. 

Atención por emergencias

El WFP ha brindado asistencia humanitaria a 700 mil personas en Honduras que han sido afectadas y viven en inseguridad alimentaria debido a las emergencias provocadas por la COVID-19 y los huracanes Iota y Eta.