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‘Regresé a El Salvador para trabajar mi tierra e intentar recuperar mi vida’

José Cirilo nos cuenta las dificultades que enfrenta al vivir con su familia en el Corredor Seco centroamericano.
, WFP Español

Conocí al agricultor José Cirilo Mendoza durante una reciente misión para documentar los efectos de cinco años consecutivos de sequía en Centroamérica en una área conocida como el ‘Corredor Seco', un desastre silencioso que afecta a más de 2 millones de personas entre Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Empujado por las circunstancias, José Cirilo (que aprendió de su padre cómo trabajar la tierra), comenzó una peligrosa travesía hacia los Estados Unidos, pero fue atrapado en la frontera y devuelto a El Salvador. El Programa Mundial de Alimentos (WFP) está ayudando a José y a otros productores a quedarse en sus tierras mediante la promoción de actividades como huertos comunitarios, conservación de suelos, cuencas hidrográficas y recolección de agua, además de proporcionar asistencia alimentaria y capacitación de emergencia.

Está es la historia de las dificultades y la migración de José Cirilo, y de la esperanza de que estas actividades de creación de resiliencia ayuden a revitalizar la tierra y cambiar su vida y la de su esposa, ahora embarazada de su segundo hijo, y su hijo de 4 años.

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La sequía prolongada sin precedentes está afectando a 2,2 millones de personas en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Foto: WFP/Jonathan Dumont

"Mi esposa y yo nos casamos cuando tenía 21 años y comencé a sembrar en mi finca.

Ambos queríamos tener hijos, pero no cosechábamos suficiente por la sequía. La tierra no estaba dando lo suficiente. Ya no llueve, cada vez hace más calor, el campo se seca y luego no podemos sembrar, todo se seca. Hoy en día cosechamos la mitad de lo que solíamos cosechar, si no menos. A veces perdemos nuestros cultivos y tenemos que comprar la comida que necesitamos para el año.

Por eso decidí irme: necesitaba trabajar, levantarme, ser alguien y hacer algo.

Tenía algunos ahorros y los invertí para intentar cruzar a los Estados Unidos. Me llevó unos tres meses llegar a la frontera de los Estados Unidos. Estuve dos días en Guatemala. Después de eso, viajé en autobús, día y noche. A veces ni siquiera dormía. Me escondí unos 20 días en una montaña, y luego me dijeron que cruzara el río hacia territorio estadounidense. Corrimos pero nos atraparon. Estuvimos detenidos por un tiempo y luego me enviaron de regreso a El Salvador.

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En 2018, una evaluación de WFP en el Corredor Seco indicó que el 8% de las familias entrevistadas recurrirían a la migración. Foto: WFP/Jonathan Dumont

Así que regresé aquí a trabajar mi tierra nuevamente. Regresé para comenzar como agricultor nuevamente e intentar recuperar mi vida aquí en El Salvador.

Es difícil tener una familia y no saber cómo salir adelante, cómo alimentarlos; querer verlos crecer sanos, y no tener los recursos necesarios.

A veces hago trabajos temporales para poder comprar lo que necesitamos en casa. El proyecto del Programa Mundial de Alimentos nos ha ayudado mucho financieramente porque podemos comprar maíz, que es lo que más necesitamos.

Si las cosas volvieran a ser como antes de las sequías, me quedaría en El Salvador. De otra manera, creo que me iré nuevamente porque no hay trabajo aquí. No se puede sobrevivir".

José Cirilo participó en un proyecto de WFP en el que los miembros de su comunidad de San Andrés recibieron transferencias de efectivo luego de sembrar su propio huerto comunitario, en donde cultivan verduras frescas como tomates, pimientos verdes, berenjenas y rábanos.

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Los cultivos de frijol y maíz son muy susceptibles a las condiciones climáticas adversas. Las iniciativas de WFP ayudan a los agricultores a adaptarse al clima cambiante de la región. Foto: WFP/Jonathan Dumont

Historia original escrita por Jonathan Dumont.

Traducción por Diana Mora.

Conozca más sobre el trabajo de WFP en El Salvador.