Guatemala: ‘No sabíamos que eras una como nosotras’
1. Dinos tu nombre completo, carrera profesional y qué trabajo realizas en el Programa Mundial de Alimentos.
Me llamo Deborah Suc y soy ingeniera agrónoma con una maestría en formulación y evaluación de proyectos. En la actualidad soy técnica de campo del WFP en el municipio de San Cristóbal, departamento de Alta Verapaz, Guatemala. Trabajo en la implementación de las actividades de resiliencia en comunidades indígenas poqomchi y q’eqchi’.
2. ¿Cómo tu trabajo impacta la vida de las personas?
Por un lado, escuchando porque muchas de las personas con las que trabajamos solo esperan un poco de atención, a alguien para conversar y ser escuchadas. Cuando era niña, creía que solo siendo médica podía ayudar a las personas, pero hoy sé que como ingeniera agrónoma también puedo transmitir mis conocimientos (por ejemplo, que las mujeres pueden trabajar la tierra como los hombres). Ahora me doy cuenta de que con lo que hago contribuyo a disminuir la pobreza y el hambre en las familias porque les doy ideas y las personas van cambiando sus comportamientos.
3. ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo o lo que te inspira a levantarte cada día?
Me gusta trabajar directamente con las personas beneficiarias, dar un taller, liderar una reunión o capacitar a las familias porque es el espacio para conocerlas, visitar los hogares y que puedan contar cómo se sienten en el proyecto. Uno piensa que va a enseñarle a las personas, pero al trabajar directamente uno aprende de ellas también.
4. ¿Qué significa el trabajo humanitario que realiza?
Nada me hace más feliz que saber que puedo inspirar a otras personas y decirles: “Miren, si no tuvimos oportunidad de estudiar, ahora con estas capacitaciones van a tener otras habilidades, van a aprender otras cosas”.
Cuando las mujeres me ven llegar manejando el carro y bajarme vestida con mi traje, se sorprenden y me dicen: “Sabíamos que hablabas el poqomchí, pero no sabíamos que eras una como nosotras”. Yo les digo que somos iguales y que todas podemos hacer cosas diferentes. Siempre trabajé afuera de mi municipio y ahora que regresé a San Cristóbal es una satisfacción trabajar por mi gente, con mi gente y para mi gente, con la gente poqomchí.
5. ¿Hay alguna historia que te gustaría compartir?
Quixalito es una comunidad de San Cristóbal que está a 35 kilómetros de la cabecera municipal y en donde hay aproximadamente 80 familias con quienes trabajamos las actividades de resiliencia. Es lejos y, además de manejar, hay que caminar unos 30 minutos.
Como parte de nuestras actividades, se iba a rehabilitar un centro educativo y el WFP sólo iba a poner una parte de lo que se necesitaba y me impresionó la importancia y el valor que para esa comunidad tiene la palabra de una persona y la importancia de que cumpliéramos lo que les dijimos. La rehabilitación se concluyó y fue trabajo de toda la comunidad, porque son muy comprometidos.
6. ¿Cómo ha contribuido a tu trabajo en WFP el hecho de pertenecer a una comunidad indígena?
Puedo llevar el mensaje directamente a las personas en su idioma, el poqomchí. La gente ha confiado mucho al sentirse identificada conmigo y con la libertad de opinar sobre sus intereses y acuerdos. Saben que los entiendo y ellos me entienden. Así es más práctico y fácil trabajar con todas las comunidades poqomchí.
Pero es más que sólo hablar el idioma. Como soy poqomchí se identifican conmigo porque conozco cuáles son sus situaciones limitantes (como el machismo) y cómo abordarlas. Puedo compartir con las personas mi propia experiencia e incluso como ha sido la situación en mi familia. Eso le aporta mucho valor al trabajo que realizo.
7. ¿Alguna vez has sentido que fuiste tratada de manera diferente o discriminado debido a tu origen étnico?
Recuerdo que cuando estudié en la universidad me hacían bromas muy pesadas. Cuando llego a algunos lugares con mi traje, se me quedan viendo con expresión despectiva. En una ocasión, mientras esperaba para empezar un taller en una institución de gobierno relacionada con la educación, una persona se me acercó para entregarme los trastes sucios porque pensó que era la persona de limpieza. Se sorprendió mucho cuando se dio cuenta que yo iba a facilitar el taller.
Antes me afectaba mucho la forma en que me veían, pero ahora ya no me tomo el tiempo de ponerle atención porque me siento muy orgullosa de ser quien soy, de la mamá y el papá que tengo, de la persona que soy ahora.
8. ¿Qué es lo que más te gustaría que aprendieran los colegas de WFP en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas?
Me gustaría que supieran que los pueblos indígenas tenemos principios y valores. Somos una cultura que respeta mucho la naturaleza. Siempre pedimos permiso a los animales, los cerros, la lluvia. Tenemos un gran respeto hacia la naturaleza, que es respeto a personas. Me gustaría que aprendieran que tenemos mucho respeto al valor de la palabra, tenemos muchos valores culturales, y somos gente que le gusta salir adelante. Además, no son ciertas muchas de las cosas negativas que se dicen de los pueblos indígenas. Lo que pasa es que no hemos tenido las oportunidades, pero cuando las hemos tenido pudimos hacer muchas cosas.