Familias afectadas por huracanes gemelos reciben bonos de cerdas
Cuando el sol se levanta en el horizonte comienza el movimiento en la comunidad Bilwas Karma en la región Caribe nicaragüense. Pero hoy la rutina de las familias de esta comunidad miskita se rompe por el gruñido de una cerdita que sale del corral armado con tablas bajo la casa de la familia Peralta.
"Quiero reproducir la chanchita [cerdita o puerquita] para cubrir nuestras necesidades y la de nuestros hijos. Tenemos que producir nuestros alimentos", dijo Jhon Bladimir Peralta.
Mientras tanto, en la vecina comunidad de Saklin, la familia de Silvia Ojeda y Olimpo Yackwarez también recibió a otra cerdita, a la que llamaron Kini, vocablo miskito que significa "blanco", en español.
Chipi y Kini viajaron por tierra y por río junto con un quintal (100 libras) de concentrado con vitaminas para la alimentación de cada una mientras se adaptan y crecen en su nuevo entorno.
Para adaptarlas, las familias también están acostumbrando a las cerditas a comer productos locales. "Les estamos dando la comida casera miskita: bastimento (plátanos/bananos) y fruta de pan", dice Silvia.
Una oportunidad para las familias más vulnerables
La llegada de Chipi y Kini es novedosa y a la vez prometedora. En noviembre de 2020, los huracanes Eta e Iota (conocidos como los "huracanes gemelos" en Nicaragua) azotaron el Caribe, destruyendo sus cultivos de yuca, platanos, arroz y frijoles, y matando a sus animales domésticos, entre ellos los cerdos.
Las cerditas son parte de un proyecto para que las familias recuperen sus medios de vida, en especial tras el inicio de la temporada de huracanes de 2021 en junio pasado.
El Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) y el Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA) están entregando bonos de recuperación de medios de vida a 9 mil 383 familias, que comprenden bonos de aves, cerdos, plátanos, yuca, coco y semillas de maíz, frijoles y arroz. Los bonos de plántulas y semillas incluyen herramientas de trabajo para las y los agricultores y bioinsumos. El bono de aves y de cerdos contempla 100 libras de alimento.
Así mismo, los equipos técnicos del INTA brindan a las familias capacitaciones sobre diversos temas vinculados con el manejo de las aves, cerdos y de los cultivos. Uno de los requisitos para la entrega de los bonos es que debe beneficiar tanto a hombres como a mujeres.
Las familias recibieron cerdas Topigs, una variedad que promueve el INTA por ser de fácil manejo, resistente a condiciones duras y por su alto valor genético que les proporciona alto rendimiento de carne y reproducción. Los bonos forman parte de la colaboración de Japón para la segunda etapa de la respuesta a los huracanes y del Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF) de las Naciones Unidas.
Tres meses, tres semanas y tres días después…
Las cerditas Chipi y Kini llegaron a las comunidades del Caribe Norte con solo cinco meses de edad. Cuando cumplan los siete u ocho meses estarán listas para concebir, y tres meses, tres semanas y tres días después parirán la primera camada de lechones. Cada cerda puede parir hasta 10 crías por parto y tener hasta dos partos al año.
Las cerditas serán inseminadas artificialmente por personal técnico del INTA cuando alcancen la edad reproductiva.
"El equipo del INTA está dando seguimiento a cada chanchita para saber el momento en que entran en celo y llegar a cada comunidad para inseminarlas. Entre mejor alimentadas y mejor cuidadas estén las cerditas, más rápidamente entrarán en celo y se reproducirán", explica Julián Suárez, técnico del WFP en el Caribe Norte.
Una vez hayan parido, las familias cuidarán de los lechones, esperarán el proceso de destete (que toma de tres a cuatro meses) y después entregarán la cerda a otra familia de la comunidad.
"Cada familia se quedará con todos los lechones que hayan nacido, pero pasarán la cerdita a otra familia para que tengan la oportunidad de tener sus propios cerdos. Así, habrá más personas que gocen de este beneficio, más cerdos, fuentes de alimentación e ingresos en las comunidades", afirma Suárez.
Ambas familias se han encariñado con sus cerditas, pero saben que en los próximos meses tendrán que dejarlas ir.
"Chipi me entiende cuando le hablo. Yo le digo ¡Chipi! y me hace caso", dice Peralta mientras Chipi asoma la cabeza por entre las tablas de su corralito.
Silvia, por su lado, espera que Kini se desarrolle bien para que se reproduzca. "Espero que tenga muchos chanchitos para garantizar que otras personas de la comunidad también sean beneficiadas con las crías", sostiene.