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Ecuador: ‘Fue frustrante no poder decirle que no estaba sola’

En un mundo diseñado para oyentes, las mujeres con discapacidad auditiva afectadas por la violencia de género están totalmente indefensas
, Por el personal del WFP y Casa Matilde
Foto de la mano de un niño o niña sobre la mano abierta de su madre.

Los nombres han sido cambiados para proteger las identidades

Victoria recibe a diario llamadas de mujeres pidiendo auxilio para escapar de la violencia de género en sus hogares. Ella es psicóloga en la Casa Matilde, una casa de acogida para mujeres sobrevivientes de la violencia basada en género (en adelante VBG). Pero hace un año recibió una llamada distinta. 

Una persona llamó a Casa Matilde para pedir apoyo ya que Joselyn, una mujer con discapacidad auditiva (en adelante mujer sorda) era violentada por su esposo. Victoria, para atender el caso, fijó una cita con Joselynn, madre de una niña, y la denunciante (una intérprete en lengua de señas) y buscó información a nivel nacional para conocer más sobre este tipo de casos. 

Victoria pensó que el caso sería complejo para ella ya que no conocía el lenguaje de señas, no obstante, la tranquilizaba que Joselyn viniera acompañada por una intérprete. Pero Joselyn no asistió a su cita y Victoria no encontró más información sobre violencia basada en género (en adelante VBG) a mujeres sordas en Ecuador, país en donde 6 de cada 10 mujeres han sufrido la violencia de género, a lo largo de su vida. 

“Falta mucha información y estadísticas específicas”, dijo la psicóloga, porque esta población no puede llamar pidiendo ayuda. Estas mujeres no tienen dispositivos para comunicarse con servicios que atienden estos casos, y quienes deben atenderlas (y las personas en su entorno) desconocen el lenguaje de señas. “Fue una experiencia absolutamente frustrante no poder decirle a Joselyn que no estaba sola”, expresó Victoria.

Foto con un anuncio de la Fundación Casa de Refugio Matilde

La Fundación Casa de Refugio, con 32 años atendiendo VBG y que está relacionada desde el 2020 con la Batuka Batumbá, tomó contacto con organizaciones de mujeres sordas, con quienes desarrolló un proceso de sensibilización y capacitación sobre VBG con apoyo del ACNUR. Fue una experiencia muy significativa para conocer la realidad de este grupo poblacional y tomar iniciativas que permitan responder a la solicitud de ellas para poder acceder a servicios con apoyo profesional y de albergue en casos de VBG. 

Pasó el tiempo y Victoria, esperando la llamada, se preguntaba: “¿quién escuchará o entenderá a Joselynn? ¿Qué cosas estará viviendo? ¿Seguirá viva?”

Se lanza la iniciativa para atender a mujeres con discapacidad auditiva

A raíz de este caso, la Casa Matilde y el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) decidieron diseñar e implementar un proyecto de atención para mujeres con discapacidad auditiva afectadas por la violencia de género. Además de proveer alimentos a la casa de acogida, WFP también financia este tipo de proyectos para mejorar la calidad de vida de las mujeres. 

Uno de los aportes de la Fundación Casa de Refugio Matilde, es contar con una propuesta teórica-metodológica para atender la VBG, que constituyó una condición favorable para motivarse a comenzar a atender a este grupo poblacional de las mujeres sordas afectadas por la VBG.

Esta propuesta se ejecuta con un equipo interdisciplinario de psicóloga, trabajadora social, abogada, parvularia y personal administrativo. Se aplican los principios y enfoques de género, interseccionalidad, laico, derechos humanos, entre otros. 

 

Foto de dos manos entrelazadas

Como parte del proceso de este Proyecto, se realizaron contactos y esfuerzos que permitieron que el personal de la Casa Matilde recibiera capacitación básica sobre lengua de señas ecuatorianas. También se abrió el servicio de videollamadas en Ibarra y Tulcán con apoyo de organizaciones locales para atender las solicitudes de apoyo.

Las videollamadas y la posibilidad de usar el lenguaje de señas revelaron algunas particularidades de las mujeres atendidas. “El factor común de los casos era la desconfianza. Se trataba de mujeres que habían vivido vulneraciones desde pequeñas, entre pares, en la escuela y más tarde en el trabajo. La mayoría pierde la custodia de sus hijos e hijas”, explicó Victoria. 

“Todas pidieron ayuda, pero ésta nunca llegó. Así aprendieron a sobrevivir en medio de violencia verbal, psicológica, física y económica que era parte de su normalidad”, explicó la especialista en salud mental. De hecho, indicó Victoria, ellas consideraban como violencia los casos en que las lesiones que afectaban su movilidad o las heridas que ellas mismas no podían curarse. 

Joselyn estaba viva

Ecuador quedó paralizado por el paro nacional o movilizaciones populares del 13 al 30 de junio de 2022. En el tercer día de las protestas, Victoria recibió una llamada que pedía apoyo para una mujer sorda que se encontraba violentada por su pareja y quería salir con su niña. Victoria descubrió que era Joselyn, así que hizo una videollamada.  

Al día siguiente, Joselyn decidió salir de su casa. Su amiga llamó al 911, pero no fue atendida. “Hablé con la Policía, detallé los hechos, pero sin la llamada de Joselyn no se daba inicio al proceso”, dijo Victoria.

Cuando finalmente un policía llegó a la casa de Joselyn, el padre del abusador atendió la puerta. “Aquí no pasa nada, no sé a qué se refiere”, respondió. Victoria, que estaba al teléfono con el policía insistió: “No se retire, la víctima está en la habitación”.

Finalmente, el policía sacó a Joselyn y a su hija, pero debido a las protestas llegaron a la Casa Matilde a la 1 de la madrugada. Victoria cuenta que al día siguiente las otras mujeres saludaban a Joselyn usando el lenguaje de señas. “En ese momento entendí que todo el trabajo había valido la pena”, menciona.

Una mujer, cuyo rostro no se vé, corta apios en una cocina sobre un mantel verde.

Joselyn, recibió la atención integral, especializada e interdisciplinaria en Casa Matilde, durante aproximadamente cinco meses y con el apoyo de sus familiares se planificó su plan de egreso. En esta etapa, el trabajo se centró en fortalecer lazos con la red de apoyo de Joselyn, tanto de familiares, amistades e instituciones. En la actualidad, ella se siente más segura de trabajar y garantizar ingresos económicos.

“Uno de los retos más importantes que superamos en esta atención fue el encontrar un perfil adecuado para las personas a cargo de la interpretación. Además de conocer el lenguaje de señas, el o la intérprete debe sobre todo poder lidiar con casos tan impactantes y crueles como el de Joselyn, sin quebrarse”, dice Victoria. 

Este caso y proyecto constituye una significativa experiencia para todas las personas involucradas, proceso que fue enriquecido con el desarrollo de talleres y encuentros virtuales y presenciales con mujeres sordas que también, contribuyeron a la reparación de Joselyn. 

* Colaboraron con este texto Cristina Caicedo y Rosario Gómez (Casa Matilde) y Carolina Moncayo y Carmen Guevara (WFP)  

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