WFP envía ayuda alimentaria urgente a las comunidades afectadas por el terremoto en Afganistán

El Programa Mundial de Alimentos (WFP) está enviando alimentos de urgencia a las comunidades afectadas en el este de Afganistán, tras el potente terremoto de magnitud 6,0 que se produjo el domingo por la noche (31 de agosto) y que causó la muerte de cientos de personas y dejó miles más heridas o afectadas de alguna otra forma.
Mientras se siguen realizando evaluaciones y se teme que el número de víctimas aumente considerablemente, WFP está distribuyendo inicialmente galletas de alto valor energético a las comunidades de las zonas afectadas por el terremoto cerca de la frontera con Pakistán, y enviando unidades móviles de almacenamiento para apoyar la respuesta de emergencia más amplia. El Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas (UNHAS), gestionado por WFP, también está preparado para realizar vuelos adicionales para transportar pasajeros y carga a la ciudad oriental de Jalalabad, cerca del epicentro del terremoto.

Algunas de las zonas afectadas ya se enfrentaban a inundaciones repentinas, y las previsiones para los próximos días indican que continuará el mal tiempo, lo que probablemente empeorará la situación humanitaria.
«Lo que estamos presenciando sobre el terreno es devastador: casas reducidas a escombros, carreteras destruidas, deslizamientos de tierra por todas partes y, trágicamente, vidas perdidas», dijo Harald Mannhardt, director adjunto de WFP en Afganistán. «Nuestros equipos están trabajando sin descanso para llevar alimentos de emergencia a quienes los necesitan, pero la realidad es brutal».
«Se trata de una región montañosa que ahora está completamente aislada. A algunas comunidades solo se puede llegar a pie, y el trayecto puede durar hasta cinco horas», añadió. «Esto es lo último que necesitan las familias con niños pequeños en un país donde muchos no tienen suficiente comida y una gran parte de los niños ya están desnutridos. Seguimos adelante porque hay vidas que dependen de ello».

Este último terremoto, con informes de pueblos arrasados y personas sepultadas bajo los escombros, se suma a una serie de crisis que azotan Afganistán, agravando una situación humanitaria ya de por sí alarmante. El país ya se enfrenta a un aumento de la malnutrición, al retorno forzoso de refugiados de Pakistán e Irán, a una sequía cada vez más intensa y a una fuerte disminución de la ayuda humanitaria debido a las restricciones presupuestarias.
Incluso antes del terremoto, la reducción de la financiación había obligado a WFP a recortar drásticamente su ayuda para llegar solo a los más vulnerables, dejando a millones de personas hambrientas sin apoyo ante la llegada del invierno.
Este último terremoto se produce casi dos años después de que un terremoto de magnitud 6,3 devastara la provincia de Herat, en el oeste de Afganistán, en octubre de 2023. Entonces, WFP también distribuyó galletas energéticas a cientos de familias, muchas de las cuales habían perdido sus hogares y todas sus pertenencias.