Ecuador: ‘Cuando trabajas con la gente, no es necesario tener las respuestas’
Carmen asegura que jamás imaginó que la carrera más importante de su vida la iniciaría con el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) cuando se unió a la organización en 2007. “Aunque tenía nueve años de experiencia profesional en proyectos sociales, mi ingreso en la organización fue el inicio de un gran reto a nivel personal y profesional”, mencionó.
Comenzó implementando proyectos de atención al flujo migratorio de personas desplazadas desde Colombia en la frontera con Ecuador, quienes viven en zonas olvidadas y de difícil acceso en los que existen un sinfín de necesidades desatendidas.
Conocer la realidad de estas personas y sus vivencias puede ser abrumador para la trabajadora humanitaria más comprometida, pero Carmen encontró la manera de superar su situación a través de las personas con las que trabajaba.
Empezó por abrirse y entrar en nuevos mundos. Ella se dejó envolver por el llanto de aquellos con quienes trabajaba, pero también se sumergió en la magia cultural de San Lorenzo (provincia de Esmeraldas), sus colores, la marimba, los cantos y las risas de los lugareños. “Así entendí que trabajar en asistencia humanitaria es ayudar, asistir y atender, pero sobre todo aprender de las personas y a ver las cosas de una manera diferente”, sostiene.
Un aprendizaje clave
Carmen recuerda que una ocasión había un excedente de harina en uno de los proyectos. A nivel nacional, se dispuso realizar talleres y encontrar alternativas para el uso adecuado de este recurso. Cuando llegó el día del taller, hizo una lluvia de ideas de todos y todas las participantes y aprendió que cuando trabajas con la gente, no es necesario tener las respuestas. Ocurrió que quienes participaban del taller resolvieron qué hacer con la harina. Carmen solo promovió el diálogo y encontraron la respuesta.
“Resulta que los y las participantes prepararon una dulce y nutritiva colada de lenteja, receta común en el territorio colombiano”, dijo Carmen. “A través de esa experiencia se compartió la riqueza culinaria de otro país y se promovió el intercambio con las comunidades de la zona y en otras provincias”.
Nace el bebé de Carmen
En medio de estas vivencias, Carmen dio a luz a su bebé, pero estaba lejos de su familia. Fue un reto enorme, pero quería encontrar cómo vincular su maternidad con el trabajo humanitario. Fue entonces cuando la organización, la dinámica y la gente de la zona se convirtieron en un soporte. “Logré crear redes de apoyo con otras mujeres que aportaron en el cuidado de mi pequeño y de esa manera pude seguir por más tiempo en este puesto”.
Posteriormente, Carmen comenzó a trabajar en el desarrollo e implementación del programa de alimentación escolar vinculada con productores de pequeña escala en Ibarra (provincia de Imbabura), entre otras actividades.
Actualmente, Carmen es la encargada de aportar a la promoción de igualdad de género en el WFP en la oficina central de Quito. Desde esta posición, busca volcar lo aprendido a nivel personal y profesional para contribuir y fortalecer los programas que promueven las redes de apoyo y soporte que permitan que las mujeres y niñas puedan desarrollarse en todos los niveles, en igualdad de condiciones.
Considera que su trabajo se caracteriza por la pasión. “Lo que más me llena es la sonrisa de niños y niñas y la ilusión de días mejores que se traduce en la mirada cargada de luz de las mujeres y los hombres”, concluyó.