Bolivia: Mujeres guaraníes sostienen la economía de sus hogares con artesanías ancestrales
La agricultura y la pesca eran los principales medios de vida de las comunidades indígenas guaraníes de Tentaguasu y Yuati, en el municipio de Entre Ríos, pero hoy sus territorios en el departamento de Tarija no son aptos para la siembra y la pesca es esporádica debido a las sequías recurrentes. Además, los hombres perdieron sus empleos (como el jornaleo o la construcción) producto de la crisis por la COVID-19.
Ante la situación, las mujeres tomaron la iniciativa y decidieron trabajar en un oficio ancestral: tejer artesanías con hoja de palma o karandai tembiapo, en idioma guaraní.
Yuati, mujeres líderes adaptándose a los cambios
Elizabeth Ávila, de 23 años, aprendió a tejer la palma a los 10. Vende entre media y una docena de artesanías cada tanto a una señora con la que trabaja en Tarija. No es mucho, dice Elizabeth, pero es la principal fuente de ingresos para las familias de su grupo de 90 artesanas en Yuati.
Y algunos hombres se han unido al emprendimiento. “Mi esposo trabajaba de albañil, de herrero y pescador, pero como ahora no hay trabajo, yo le enseñé a tejer. Tejemos hasta en la noche. Mi esposo teje sombreros, carteras, paneras”, cuenta Elizabeth.
Tienen tres hijos. El niño tiene seis años y las niñas cuatro y uno. “A mis hijos también les gusta tejer”, asegura Elizabeth, y explica que la artesanía es una tradición ancestral que está viva porque las mujeres pasan sus conocimientos de una generación a otra.
Tentaguasu, sonrisas de fortaleza y lucha
Los guaraníes son la tercera nación más numerosa entre las 36 naciones indígenas que integran el Estado Plurinacional de Bolivia. También hay comunidades guaraníes en Argentina, Brasil y Paraguay.
A pesar de muchas necesidades, como el agua que escasea debido a las sequías de los últimos años, los habitantes de Tentaguasu mantienen su optimismo y deseo de progresar a través del tejido de artesanías. En esta comunidad (que se está a unos 23 kilómetros de la vecina Yuati) unas 45 mujeres tejen la palma y enseñan a sus familias el oficio, explica Enilda Orquera, una de sus líderes.
Sueños que se cumplen
En Yuati, Elizabeth comenta que desde hace algunos años quiere llegar más lejos con sus artesanías: “Sueño con salir a otro país a vender para mejorar la economía de nuestra comunidad”.
El Programa Mundial de Alimentos en Bolivia (WFP, por sus siglas en inglés) ya adquirió 215 ítems de palma que se venden en la tienda de la sede del WFP en Roma. La idea es que eventualmente puedan expandirse a tiendas de comercio justo.
Más de 60 familias de las comunidades de Tentaguasu y Yuati ya recibieron los pagos por dichas artesanías.
La búsqueda de nuevos mercados y la promoción de sus productos sigue siendo una prioridad para las artesanas de Tentaguasu y Yuati, por lo que el WFP también les apoyó con fotografías, videos y la creación de una página en Facebook.