Los extremos climáticos son un factor clave de la inseguridad alimentaria. Los sistemas de respuesta humanitaria tradicionales deben evolucionar desde la respuesta a las crisis hasta la gestión de riesgos con visión de futuro. Reconociendo la urgencia del problema, WFP trabaja con los gobiernos de América Latina y el Caribe que están invirtiendo en sistemas de alerta temprana para anticipar y responder mejor a los peligros.