“Si uno no tiene comida y sus hijos piden, uno no tiene paz”
Su familia colombo-venezolana encontró alivio en un proyecto piloto en Arauca, Colombia. Más de 72.000 personas vulnerables fueron asistidas. Durante 2020, el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés) apoyó la creación, ampliación y adaptación de sistemas de protección social en 65 países.
El matrimonio migró del Estado Barinas, en la región sudoccidental de Venezuela. Mudarse a Arauca no fue fácil, pero no veían otra opción. Su familia era numerosa y creció con la llegada del primer nieto de la pareja.
Para aliviar su precaria situación alimentaria, la pareja pedía ayuda en las calles y tocaba las puertas de sus vecinos. Mientras que algunos los ayudaban, otros los insultaban. Entretanto, sus hijos se quedaban solos en casa y expuestos a riesgos.
Producto de su desesperación, Deicy recurrió a una entidad pública para que le brindara atención psicológica. “Me enfermé, estaba muy mal. Pensé que era el corazón, pero era el estrés que me estaba matando”, explicó. “Era tan grande la necesidad de comida que uno piensa muchas cosas en el momento, y más cuando tu hijo te dice ‘¿a qué hora desayunamos, mamá?’”, relató con la voz quebrantada.
Alimentos que ayudan a cumplir sueños
Una llamada perdida en el celular le anunció a José que la asistencia del WFP había llegado. La pareja recibió una transferencia en efectivo que usaron para la compra de alimentos.
“Con esa plata podemos desayunar, almorzar y cenar,” dijo Deicy sonriente.
El dinero les alcanzó para construir un pequeño galpón para criar pollos en el patio de su humilde hogar. Tienen la ilusión de que sea una fuente de ingresos.
“Nuestro sueño siempre ha sido tener el galpón de los pollitos y ahora lo podemos continuar”, comentó Deicy.
Colaboración estrecha con el gobierno colombiano
Gracias a la estrecha coordinación con el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, la Gerencia de Frontera y la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos, el WFP activó con celeridad el piloto de “Protección social reactiva frente a emergencias” que se focalizó en más de 72.000 personas colombianas retornadas y migrantes venezolanos vulnerables que por diversos motivos no eran parte de los sistemas de protección social del Estado en Arauca.
Arauca es un departamento limítrofe con Venezuela y allí las comunidades enfrentan múltiples afectaciones debido a desastres naturales, la violencia armada y los flujos migratorios mixtos.
“Lo que se hizo en el departamento de Arauca es motivo de orgullo: una rápida respuesta del Programa Mundial de Alimentos para complementar la asistencia del Gobierno y esa dimensión de innovación para mejorar la información de la población migrante. Estamos mandando un mensaje en donde tenemos que avanzar en integración y necesitamos mucho más apoyo”, señaló Lucas Gómez, Gerente de Fronteras de la Presidencia de la República de Colombia.
“En alianza con el WFP, adelantamos un ejercicio muy interesante y de complementariedad en la reactivación económica de familias en pobreza o pobreza extrema, afectadas por la crisis a causa del COVID-19. Sin su apoyo, no habríamos podido llegar a las miles de familias beneficiadas en todo el departamento”, dijo Luz Marina Gómez, Directora Regional de Arauca para la Prosperidad Social- DPS.
Por su lado, Tania Niño, Oficial de Protección Social del WFP en Colombia indicó: “Desde WFP, construimos sobre las fortalezas que tiene el Estado para juntos llegar a los más vulnerables cuando más lo requieren. Este es un excelente ejemplo de un modelo eficaz de apoyo y coordinación que abre nuevas líneas de colaboración estratégicas y operativas a lo largo y ancho del país”.
Para familias de migrantes y retornados, empezar una nueva vida lejos del que fuera su hogar no es fácil. Dejan atrás familia, amigos, costumbres. Por eso, este proyecto piloto de protección social reactiva frente a las emergencias es clave para estos grupos desamparados.
Deicy resume la situación de incertidumbre que embarga a los migrantes y retornados. “Uno necesita mucho de estas ayudas. Uno no tiene a dónde llegar; somos como pajaritos errantes”.