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Los frijoles rojos, la legumbre más apetecida por los nicaragüenses

En el Día Mundial de las Legumbres (10 de febrero), repasamos las singularidades de este popular alimento
, Sabrina Quezada
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Los frijoles forman parte de la merienda escolar proporcionada por WFP a centros educativos gracias a contribuciones de la Unión Europea. Los frijoles brindan a niñas y niños importantes aportes nutricionales para su crecimiento y desarrollo. Foto: WFP/Sabrina Quezada Ardila

Las legumbres — como los garbanzos, lentejas, arvejas, habas, guisantes y frijoles rojos — son parte esencial de una dieta saludable por tener altos contenidos de proteínas y fibra, y ser alimentos con bajos porcentajes de grasa. En Nicaragua, los frijoles rojos son parte integral de la gastronomía nacional y parte de la identidad del país.

Es poco probable que pase un día sin que el desayuno, el almuerzo o la cena de los hogares nicaragüenses incluya una buena porción de frijoles. Además de sus aportes nutricionales, los frijoles son fáciles de preparar y se adaptan a una amplia variedad de recetas que permiten consumirlos cocidos, en sopa, fritos, molidos y mezclados con otros alimentos, como arroz y vegetales.

Los frijoles están en el ADN de los nicaragüenses. De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, la población consume el 68% de la producción nacional, es decir unas 62 mil toneladas métricas al año. El resto, unas 33 mil toneladas, se exporta principalmente a El Salvador y Estados Unidos, en donde otros nicaragüenses y latinoamericanos los consumen.

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Norlan Umanzor proviene de una familia de agricultores. Con mucho entusiasmo y bien motivado brinda su experiencia en su trabajo diario con pequeños y pequeñas agricultores de granos básicos. Foto: WFP/Sabrina Quezada Ardila

"Yo creo que he comido y producido frijoles desde que nací", me dijo con alegría Norlan Umanzor, Técnico de Comercialización de granos básicos del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) en Nueva Segovia, una de las zonas más productivas del país.

"Los nicaragüenses consumimos un promedio de 75 libras de frijoles por persona al año. Pero esta cantidad es mayor en el campo, donde se producen y donde no puede faltar un rico plato de frijoles calientes en cada mesa", explica Umanzor.

En su trabajo diario Umanzor, de 43 años, quien también es agricultor, apoya con su experiencia a las organizaciones de pequeños productores y productoras para que obtengan valor agregado de sus cosechas a través del procesamiento de granos básicos. Estas actividades forman del Programa "Impulsando la Seguridad Alimentaria y Nutricional a través de la Resiliencia Económica", financiado por la Unión Europea, un importante socio del WFP en Nicaragua.

Las variedades y los platillos

Unas 14 variedades de frijoles se cultivan en el país. Aunque los rojos son los preferidos, en algunas zonas también se consumen frijoles blancos y negros. "Las variedades cambian porque es necesario mejorar la calidad de las semillas para que sean más resistentes a la sequía, a los excesos de lluvia y a las plagas", explica Umanzor.

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Al madurar el frijol, la planta se corta y se deja secar al sol. Después viene el proceso de extraer las semillas de las vainas, la limpieza y selección de los mejores granos. Foto: WFP/Sabrina Quezada Ardila

Así también es la variedad de opiniones que consideran al frijol como un "super alimento" gracias a sus propiedades nutricionales. Entre los beneficios que aportan al organismo destacan ser cardioprotectores, antioxidantes, antidiabéticos y anticancerígenos.

¿Y cómo se comen? Los frijoles se pueden comer en las tres etapas del desarrollo del fruto. La primera es cuando están "tiernos", es decir, cuando el fruto no ha madurado en la vaina (solo se considera legumbre hasta que el fruto está seco. Si está verde, se clasifica como hortaliza). Las vainas se preparan en sopa o en guiso.

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Las cooperativas brindan el servicio de procesamiento de los frijoles a los pequeños productores. También acopian y comercializan las cosechas. Foto: WFP/Sabrina Quezada Ardila

Después viene la etapa del "frijol camagua", que es cuando el fruto está entre verde y/o maduro. "Se consume el grano extraído de la vaina y es un frijol muy suave y rico. Acostumbramos a comerlo en sopa", dice Umanzor.

El grano ya maduro y fuera de la vaina es preparado de acuerdo con la preferencia del comensal. El primer paso es tan sencillo como cocerlos con ajo y sal. ¡Y ya están listo para la primera receta! Pero si quiere algo más elaborado, puede tomar el líquido en que los coció, agregar huevos y crema y ya tiene una deliciosa sopa de frijoles más elaborada.

"También se pueden moler (o licuar) y comerlos con tortillas de maíz, tipo ‘enchilada'. Esta es una de las preparaciones preferidas en el campo", dice Umanzor.

La Merienda Escolar del Ministerio de Educación, que también recibe aportes de la Unión Europea, proporciona, entre otros alimentos, arroz, aceite vegetal y los frijoles que son cosechados por los agricultores y agricultoras locales. Uno de los platillos favoritos de los estudiantes, al igual que el de toda la población, es el "Gallo Pinto": arroz y frijoles revueltos fritos.

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Madres y padres de familia contribuyen con la preparación de los alimentos de la merienda escolar. Los frijolitos rojos no pueden faltar en la alimentación de los estudiantes. Foto: WFP/Sabrina Quezada Ardila

De todas las formas que sean posibles, los nicas somos felices comiendo nuestros frijolitos. Hoy, antes de escribir esta nota, cocí las dos libras de frijoles rojos que nos corresponden en la semana en nuestra casa y apenas apagar el fuego, ya hubo quien se sirvió un platito de deliciosos y suaves frijoles rojos recién cocidos. Y mañana ¡cocino "Gallo Pinto"!

Conoce más sobre el trabajo del Programa Mundial de Alimentos en Nicaragua, oprime aquí.