La taza de café que cambió la vida de Moisés
Por Haydee Paguaga
El Salvador es conocido mundialmente por tres cosas: la calidez de su gente, sus bellas playas y su café de exportación. Pero quien pensaría que este último transformaría la vida de Moisés, un salvadoreño de 23 años.
Como ocurre con otros jóvenes de su edad, la vida de Moisés ha estado llena de retos al intentar forjarse un futuro. A la juventud se le vincula con la violencia generalizada, y ese estigma — sumado al tema de la seguridad — hace difícil que muchachos como Moisés puedan encontrar empleo. "Los únicos trabajos que podía encontrar estaban, digamos, en zonas un poquito peligrosas. De joven, cuesta la verdad", aseguró Moisés.
Para responder a esta situación, el gobierno salvadoreño viene implementando desde 2019 estrategias encaminadas a reducir el número de homicidios. El 3 de noviembre de 2020, el país alcanzó el importante hito de 33 días sin homicidios.
Moisés vive con su abuela, madre, hermana y sobrina. Describe a su mamá como su motor y pilar de vida. "Todo se lo debo a mi mamá. Ella me ha educado y me ha inculcado de todo. Al no tener el apoyo de mi papá, prácticamente ella me ha enseñado a hablar, a caminar, todo", comentó Moisés.
En 2017, Moisés se unió a un programa de certificación en gastronomía del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) en un esfuerzo por brindar a los jóvenes alternativas a la migración e incentivar la identidad, cohesión social, la construcción de la paz y no violencia.
El curso incluyó 200 horas extensas de entrenamiento teórico-práctico en cocina, nutrición, seguridad alimentaria, atención al cliente, desarrollo personal y ciudadanía.
Para Moisés, ir a sus clases culinarias no fue decisión tan sencilla. "Sentí que estaba dejando toda la carga [de mantener a la familia] a mi madre", dijo. Afortunadamente, el apoyo del WFP a través de cupones de alimentos fue fundamental en su decisión de completar el curso.
"A la gastronomía yo no mucho le hacía, yo no sabía de esto", comentó Moisés. "Pero con el tiempo me fue gustando. En mi casa ponía en práctica todo lo que me enseñaban".
Al concluir las clases y como requisito del programa, Moisés realizó su práctica profesional de dos meses. Esa práctica le abrió las puertas para obtener su puesto actual en una de las franquicias internacionales de café más reconocidas en Latinoamérica. Fue allí donde descubrió su pasión por "el barismo" o el arte de hacer café, el cual le ha brindado la oportunidad de caminar rumbo a la construcción de sus sueños.
Moisés inicio como barista, luego incursionó en la pastelería, el manejo del sistema, administración y atención al cliente. Hoy es el auxiliar administrativo de una de las tiendas más importantes de la franquicia, en donde lidera a un equipo, toma decisiones y disfruta su trabajo, el cual es una fuente estable de ingresos para él y su familia.
"Cuando recibí mi primer salario, sentí un gran alivio. Quería dárselo todo a mi madre", dijo con gran emoción. "Pero ella me aconsejó que mejor me quedara la mayor parte ya que podría necesitarlo en el futuro".
"Estoy muy feliz, nunca pensé que algún día estaría administrando una tienda, liderando un equipo de personas", comentó Moisés.
El proyecto de certificaciones gastronómicas, que apoya a los jóvenes mediante una combinación de capacitación y oportunidades laborales para generar ingresos, es financiado actualmente por el Fondo de las Naciones Unidas para la Consolidación de la Paz.