Día Mundial de la Asistencia Humanitaria: ‘Trabajar en WFP ha sido mi sueño hecho realidad’
La población de La Guajira ha enfrentado históricamente múltiples retos. Por un lado, la pobreza, la falta de empleo, la falta de acceso a servicios básicos, la violencia armada y el narcotráfico. Por el otro, la recurrencia de fenómenos meteorológicos extremos, como sequías e inundaciones, que afectan la seguridad alimentaria y nutricional de su población.
De hecho, el 51.4 % de la población de La Guajira pertenece a los grupos indígenas wayúu (el más númeroso de todos), wiwa, kogui, kankuamo, arhuacos y zenú.
“Actualmente estamos afectados por el fenómeno del Niño y sufren los animales, los cultivos y las comunidades”, dijo Graciela Barros, quien pertenece al grupo indígena wayúu, y es además monitora de campo del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés).
“Hay mucha desnutrición en niños y niñas menores de 5 años y también en mujeres gestantes, o poblaciones migrantes wayuu”, agregó.
Cuatro años con el Programa Mundial de Alimentos
Desde hace cuatro años, Graciela ha seguido de cerca el avance de los proyectos de adaptación a la crisis climática que llevan adelante las comunidades de diferentes etnias en La Guajira. Su base de operaciones se encuentra en Riohacha, una de las ocho oficinas de campo de WFP en Colombia.
Graciela se siente feliz y agradecida por esta oportunidad. Como mujer e indígena puede trabajar –en especial con las mujeres—en el territorio ancestral de los wayúu y otras etnias para que logren suplir sus necesidades alimentarias. Graciela también viste mantas tradicionales wayúu que llevan los colores y logos corporativos de WFP con el fin de que WFP se identifique y comunique con su pueblo y otras etnias a través de su vestimenta.
Como wayúu, las experiencias enriquecedoras las recibe cuando visita a comunidades de otros grupos indígenas. Aunque hablan otro lenguaje, consigue comunicarse a través de señas o de intérpretes. Los más interesante es que ha aprendido rituales y experiencias nuevas diferentes a su propia cultura.
Trabajo humanitario en La Guajira
La humanidad, la inclusión y el compromiso son los pilares de la labor humanitaria para Graciela. “Humanidad porque trabajamos con seres humanos y todos tenemos derechos”, sentenció Graciela. “Inclusión porque no podemos dejar a nadie atrás en ninguna condición: discapacidad, indígena, etc”, agregó.
Como funcionaria de WFP, Graciela siente el compromiso hacia las comunidades indígenas para trabajar junto a ellas para reducir la inseguridad alimentaria que las afecta, en especial a las afectadas por emergencias, como las olas invernales.
Graciela y su perspectiva
Graciela vive con su familia Riohacha y en estos momentos está gestante de cuatro meses. Su día empieza muy temprano alistando a su hija para que vaya al colegio. Luego toma el autobús para desplazarse a la oficina. Piensa que la educación es clave para el futuro de sus hijos y para que ellos lleguen a donde quieren llegar, pero en especial que preserven su cultura.
Considera que gracias a su labor humanitaria en las comunidades ha ganado aprendizajes sobre el valor que tienen para los pueblos indígenas y no indígenas la Madre Tierra, la sabiduría ancestral y las creencias espirituales sobre la naturaleza que nos rodea. Aprecia especialmente los rituales de bienvenida que las comunidades realizan para la armonización de los visitantes y los miembros de la propia comunidad.
Sobre el trabajo de WFP
WFP ha trabajado en el departamento de La Guajira desde 2007 para apoyar al gobierno en sus esfuerzos por mitigar la inseguridad alimentaria. En este proceso, WFP ha trabajado de la mano con comunidades indígenas, como la wayúu, para proteger su derecho a la alimentación, fortalecer sus medios de vida y afianzar los saberes y sabores ancestrales del departamento.