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Venezuela: Las comidas escolares brindan nutrición a niños y niñas en edad preescolar

El equipo del Programa Mundial de Alimentos corre contra el reloj para realizar tres distribuciones de alimentos en un día a una región remota.
, Alexis Masciarelli
Un camión transporta raciones de alimentos una carretera de tierra en el estado Falcón, Venezuela
Un camión transporta raciones de alimentos en una zona remota del estado Falcón, Venezuela. Foto: WFP/Alexis Masciarelli
8:30 am - "No podemos empezar sin café"

Hemos conducido por una hora desde Coro, la capital del estado Falcón, en donde en julio, después de 46 años, el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) marcó su regreso a Venezuela con un nuevo programa de comidas escolares. La organización había terminado su apoyo previo a las escuelas venezolanas mientras el país experimentaba un crecimiento económico constante. En los últimos cuatro meses se han distribuido más de 130.000 kits de alimentos del WFP en 275 escuelas de Falcón.

En una cafetería a orillas de la carretera en Urumaco, el equipo del WFP se reúne con Nora Arroyo, nutricionista de CEPOREJUN, una ONG local asociada en la implementación del programa de comidas escolares. En el estacionamiento se reúnen los compañeros de Nora y los conductores de dos camiones que transportan la asistencia alimentaria del WFP. Nora terminó de trabajar a las 11 pm la noche anterior y le espera otro largo día de distribución a tres escuelas. Por eso debe comenzar su día con café negro y arepa, una comida tradicional hecha con harina de maíz.

9:15 am - "¿Por qué nuestros cuerpos necesitan proteínas?"

Un grupo de 15 padres y madres de familia, en su mayoría mujeres, esperan frente al centro preescolar en que hacemos nuestra primera parada en la comunidad agrícola de la Soledad.

Aquí 24 estudiantes y cuatro miembros del personal escolar reciben mensualmente sus alimentos del WFP.

Nora los invita a reunirse bajo un árbol. Es la tercera vez que vienen a recoger las raciones de comida para llevar a casa de sus hijos (arroz, lentejas, sal y aceite vegetal).

Quiere saber cómo están preparando la comida en casa. El guisado de lentejas con verduras es el favorito de niños y niñas. Una de los mujeres, Iusmari, levanta la mano mientras sostiene a su bebé.

"Lo que nos hace falta para ellos es la proteína, realmente no podemos permitirnos la leche", dice.

Nora explica: “Tiene razón… las proteínas forman tejidos, construyen músculos". Inmediamente agrega: “El arroz y las lentejas en estas bolsas se complementan para formar proteínas. Cuando luego los mezclas con verduras, como me dices, integras las vitaminas”.

Las escuelas están reabriendo gradualmente en tod Venezuela. Una vez que sus cocinas estén en funcionamiento, el WFP planea servir comidas calientes todos los días a los niños y al personal. 

 
Thania has gained weight thanks to the take-home rations in Venezuela
Thania, de 4 años, ha ganado 2 Kg con las raciones para llevar a casa. Foto: WFP/Alexis Masciarelli
10:30 am - "Mi hija está aumentando de peso"

Arribamos al pequeño pueblo de Pedregal y a una escuela mucho más grande, en donde 254 niños y niñas, y 48 miembros del personal reciben raciones mensuales del WFP.

Los padres y las madres están sentados en largos bancos de madera en un área bajo sombra del patio de recreo. Hay muchas bolsas de comida para descargar del camión.

Mientras Nora comienza otra conversación, Thania, de 4 años, juega con su madre. “Ha tenido problemas nutricionales”, dice María. “Ahora Thania está aumentando de peso con la comida que está recibiendo. Ha ganado 2 kg. Ella come las lentejas y le gustan junto con arroz y otros ingredientes".

11:45 am - "Es una ruta difícil"

Después de Pedregal, el asfalto desaparece rápidamente. No hay otros vehículos en esta carretera excepto nuestro convoy que está levantando una polvareda. Solo cactus y árboles espinosos se yerguen en este aislado paisaje rocoso del estado Falcón. Nuestro ritmo disminuye cuando llegamos a los cerros. Por momentos se siente como si fuéramos a recorrer 100 kilómetros hasta Piedra Grande, la última parada del día. Partes del camino pedregoso han sido arrasadas. Ángel, el camionero, maniobra tranquilamente con música de reguetón en su cabina. “Este acceso es difícil. Te diste cuenta que algunos pequeños puentes se colapsaron, pero llegaremos allí. Tenemos que hacer este esfuerzo para llegar a los niños que lo necesitan”.

1:30 pm - "Necesitamos palas"

Ángel y sus ayudantes se encuentran casi hasta las rodillas en el barro. El camión se ha quedado atascado en el barro al cruzar un gran lecho de río. Se colocan ramas y piedras debajo de las ruedas, pero no se mueve.

“Necesitamos palas para liberar las ruedas y el chasis”, dice Ángel. Los residentes locales son alertados y eventualmente llegan en motocicletas con las herramientas necesarias. Después de un retraso de 90 minutos, reanudamos nuestro recorrido. Son solo unos pocos kilómetros hasta Piedra Grande. "Durante la temporada de lluvias, tendremos que regresar con un vehículo todo terreno", explica Ángel.

Ana, de 73 años, fue a recoger la ración escolar para llevar a casa de su bisnieto.
Ana, de 73 años, fue a recoger la ración escolar para llevar a casa de su bisnieto de 3 años. Foto: WFP/Alexis Masciarelli
3:15 pm - "Estoy muy agradecida"

Un último giro a la izquierda y el pequeño convoy finalmente llega al poblado de Piedra Grande, tres horas después de salir de Pedregal; esta ruta difícil que hemos transitado es la vía de suministros de combustible, alimentos o medicinas para esta comunidad.

La escuela es pequeña: una habitación con techo de hojalata cuyas paredes interiores están pintadas de amarillo y verde. Luego de las disculpas por el retraso, el equipo distribuye las raciones mensuales del WFP a 27 niños y dos miembros del personal escolar.

Ana está aquí para recoger la ración para llevar a casa en nombre de Ángel, su bisnieto de 3 años. A los 73 años, asumió esta responsabilidad cuando el padre de Ángel se fue de la casa; su madre cuida de otro niño, hospitalizado en un estado vecino. “Muchos necesitaban la ayuda que ustedes brindan y les vendría bien una variedad más amplia de productos”, dice Ana. “Desde que comenzó el programa, hemos visto a los niños mejorar. Ángel está más alerta cuando juega. Dice que quiere venir a la escuela para no perderse la comida".

Nota: El viaje descrito en esta historia tuvo lugar el 6 de octubre de 2021

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