'Los haitianos merecen algo mejor': WFP pide fondos y recursos mientras la violencia aumenta el hambre
La última vez que salió de Haití, Jean-Martin Bauer no pudo regresar. Gracias a su tenacidad (Bauer es conocido por ir al gimnasio todos los días a las 5 de la mañana), el director del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) en Puerto Príncipe se las ingenió regresar a través de la frontera con la República Dominicana.
A principios de marzo, el aeropuerto de la capital fue atacado por pandillas, lo que provocó la suspensión de vuelos; luego, el 12 de marzo, el Primer Ministro interino de Haití, Ariel Henri, varado en Puerto Rico, dimitió cuando la ley y el orden sufrieron un colapso casi total.
‘El resto del mundo debe darse cuenta de que aquí hay un problema que no se ha abordado‘
Sin darse por vencido y ansioso por volver a su oficina, Bauer tomó la opción algo arriesgada de un viaje por carretera para llegar a Cabo Haitiano, donde varios miembros del personal reubicado de WFP están haciendo todo lo posible para coordinar las operaciones en todo el país, incluida la capital, Puerto Príncipe.
(Cabo Haitiano está en la costa norte de Haití, a 128 kilómetros al noreste de Puerto Príncipe, en la costa occidental).
El mundo ha sido testigo del deterioro de la situación de seguridad en Haití en las últimas semanas, incluyendo imágenes de cadáveres carbonizados en las calles. Sin embargo, todo el personal de WFP con el que el director de país ha conversado, quiere regresar a sus puestos en Puerto Príncipe.
"El resto del mundo debe darse cuenta de que aquí hay un problema que no se ha abordado, que se ha dejado agravar y nos está estallando en la cara", dice Bauer, en una llamada telefónica desde Puerto Príncipe.
En los primeros tres meses de este año, 1.660 personas, incluidos 40 niños, murieron a causa de la violencia de las pandillas en Haití (en comparación con 1.104 personas en el último trimestre de 2023). Miles de personas han huido de sus hogares para encontrar refugio en escuelas, iglesias y centros de salud.
Desde que comenzó la última oleada de violencia en marzo, WFP ha servido alrededor de 655.400 comidas calientes a más de 88.623 personas en Puerto Príncipe con el apoyo del incansable personal de las organizaciones socias haitianas.
Instalamos una cocina principal, en colaboración con dos asociaciones locales, que sirve miles de comidas diarias, utilizando arroz y frijoles suministrados por WFP y productos locales frescos como sorgo y verduras.
En todo el país, el problema del desplazamiento "ha empeorado mucho", afirma Bauer. “Oficialmente tenemos 362.000 desplazados internos y, para ponerlo en perspectiva, el año pasado para estas fechas eran cerca de 100.000”.
Bauer agrega: “A las personas (desplazadas) realmente no se les permite montar tiendas de campaña, por lo que se apiñan en habitaciones y normalmente no hay instalaciones ni servicios”.
Alrededor de cinco millones de personas, casi la mitad de la población de Haití, padecen inseguridad alimentaria aguda; eso incluye a 1,64 millones de personas en el nivel de “emergencia” según el estándar mundial para medir el hambre.
"El país ha sido ignorado y sólo cuando corre la sangre la gente se da cuenta de que hay una crisis", dice Bauer. "Eso es realmente frustrante".
Pero no todo son malas noticias. Aun cuando los puertos y las carreteras sean vulnerables a los bloqueos, la labor de resiliencia de WFP continúa gracias a la decisión de comprar alimentos localmente y al mismo tiempo apoyar la agricultura, incluyendo iniciativas para mitigar los impactos del cambio climático.
"Estamos llevando a cabo el programa de alimentación escolar que compra la producción a los agricultores locales en Haití; decidimos acortar nuestra cadena de suministro y no importar alimentos del otro lado del mundo para alimentar a la gente del campo haitiano", dice Bauer. "Ahora tenemos agricultores haitianos que alimentan a los niños haitianos".
‘Ya no sé cuantas veces he advertido: “Esto va a estallar”, pero sólo recibimos atención después de que sucede’
La comida se está acabando en las zonas urbanas. “En Puerto Príncipe... todavía tenemos existencias, pero sólo podemos continuar con los esfuerzos unas pocas semanas más. Necesitamos más financiación”: 103 millones de dólares para su respuesta a la crisis en Haití durante los próximos seis meses, para ser precisos.
"Ya no sé cuantas veces he advertido: 'Esto va a estallar', pero solo recibimos atención después de que sucede", dice Bauer. "Ojalá pudiéramos actuar antes, actuar en anticipación a las cosas y no después de que las cosas se salgan de control".
(De hecho, el propio Bauer dijo en otra entrevista en junio de 2023: “El tejido social en este país ha sido destrozado. Los vecinos ya no confían en sus vecinos. Hay agresividad, hay violencia y la gente está haciendo lo que sea necesario para protegerse”).
Bauer reflexiona sobre las oportunidades perdidas para tomar acción. Advierte sobre “enormes implicaciones” tanto para los haitianos como para la región en general. “Hemos tenido hambre masiva durante años. Eso se traduce en disturbios masivos, conflictos civiles, desplazamientos y migraciones”.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, 95.000 personas abandonaron Puerto Príncipe en marzo.
Pero, por supuesto, “estos problemas no empezaron hace diez días, se han estado gestando durante décadas. Es una crisis política y de seguridad que se ha convertido en una crisis humanitaria”.
Aún así, tal vez Bauer no habría regresado a Haití con tanto entusiasmo si no fuera optimista. Y apasionado: criado en Estados Unidos, es de ascendencia haitiana y habla criollo haitiano, el idioma local.
"Siento que las cosas probablemente mejorarán en el corto plazo, lo que significa que tal vez volvamos al status quo", afirma. Eso en sí mismo “sería una situación tensa, pero en la que al menos podremos movernos e implementar programas de una manera menos limitada”.
Entonces, ¿qué se puede hacer?'
“Hay un papel muy positivo que podemos desempeñar como comunidad internacional siempre y cuando estemos dispuestos a tratar de encontrar oportunidades y trabajar con las personas adecuadas y tener un plan que apoye a este país en lugar de llegar aquí con un plan hecho y con una visión externa. Creo que en realidad hay mucho por hacer aquí. Y hay una gran contribución que podemos hacer para que Haití vuelva al camino correcto”.
Y agrega: “El pueblo de Haití merece algo mejor que la inestabilidad crónica, la pobreza y el hambre a las que ha estado expuesto. Realmente siento que el mundo tiene una deuda con Haití. Básicamente de aquí surgió la esclavitud. Es aquí donde la gente se liberó de sus cadenas y, por alguna razón, aún siguen pagando el precio”.