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El olfato del guajiro

Francisco usa la "ciencia" y "el olfato del guajiro" para superar la sequía en Cuba
, WFP Español
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By Programa Mundial de Alimentos

Textos y fotos por Marianela González

Con apoyo del Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), campesinas y campesinos aportan ideas para mejorar los canales de comunicación en el manejo de la sequía en Cuba: ellos dicen cómo quieren la información, cuándo la quieren y qué decisiones tomarán con ella.

El molino que el PMA nos donó permitía sacar bastante agua de la laguna y bombearla luego hasta donde está el ganado — nos cuenta Francisco.

¿Vamos a verla…? La laguna, digo. — dice oficial del PMA.

La estás viendo… — lamenta Francisco.

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Francisco Alonso es ganadero. Nació y ha vivido 61 años en la misma tierra donde hoy estamos parados: unos cinco kilómetros terraplén adentro desde el centro de Jiguaní (Granma), a unos 30 de la capital provincial más cercana y a 700 de La Habana.

La "laguna" que me muestra es hoy un terreno cubierto de yerba seca; pero hace poco menos de una década, su agua era suficiente para cubrir las necesidades de la producción de alimentos, la ganadería y el hogar. El PMA situó allí un molino y un sistema de bombeo a inicios de los dos mil, para que productoras y productores de la zona pudiesen contribuir a una mayor disponibilidad local de alimentos. Agua hubo.

En mi familia — dice Francisco — a nadie se le ocurrió nunca que se podría vivir en otro lugar. Hasta el otro día.

SEQUÍA EN CUBA, ENTRE LA CIENCIA Y EL OLFATO

Cuando este ganadero dice "el otro día", se refiere a una década. En Cuba, se registran desde 2004–2005 las sequías más intensas que recuerden tres o cuatro generaciones de familias como la suya.

Estamos a inicios de año. Usualmente llueve poco aquí, pero uno siente que es incluso menos de lo normal…No sé, es el olfato del guajiro…

El "olfato" de Francisco no se equivoca.

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En mapas como este, el Instituto Nacional de Meteorología hace público el comportamiento de las precipitaciones en Cuba.

En amarillo, todo el territorio en el que ha estado lloviendo "por debajo de lo normal" a inicios de 2017: es la zona central y oriental del país, donde el PMA y el PNUD han situado sus acompañamientos. Una región donde se produce gran parte del alimento que se consume en toda la Isla, y donde nadie nunca se cuestionó la sostenibilidad "natural" de una vida consagrada a la tierra.

ADAPTACIÓN, INFORMACIÓN, RESILIENCIA

Aunque su familia siempre trabajó la tierra, Francisco no ha sido un ganadero toda la vida. Se hizo de algunas hectáreas en 2008, cuando el gobierno cubano autorizó la entrega en usufructo de tierras estatales ociosas a personas naturales, para su uso "racional y sostenible" en la producción de alimentos.

Trabaja la tierra por vocación y tradición, pero "sin la ciencia".

Lo que sí es ciencia para él es que cada dos días tiene que comprar un tanque cisterna para que beban sus 30 caballos.

El proyecto que se está trabajando "no nos va a traer agua, porque con el agua ya no podemos contar", dice: "la cosa es que tengamos más información sobre lo que nos pasa aquí, en esta zona donde uno tiene la finca. Y así se trabajaría más cómodo y con más seguridad".

Para actuar hay que saber… — acota.

Francisco es uno entre las decenas de campesinos y campesinas de Cuba que han elegido "saber" y ser parte de los modos en que ese saber se construye.

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"MÁS RÁPIDO QUE LA SEQUÍA"

Este ganadero participa con el propio Instituto de Meteorología, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, la Agencia de Medio Ambiente, gobiernos locales, el PMA, el PNUD y otros actores, en la construcción colectiva de un procedimiento integral de gestión de la sequía, donde la información es un recurso estratégico.

¿Qué problemas informacionales y comunicacionales impiden a productoras y productores como Francisco tomar decisiones oportunas? ¿Cómo pueden estas personas asumir un rol activo en esa gestión de información?

Estas y otras preguntas les han estado ocupando durante meses. Cada uno cuestiona, escucha, aporta. Cada uno construye.

Nos olvidamos de la sequía cuando llueve un poquitico, y eso no puede pasar. Tenemos que ir más rápido que ella, movernos en dependencia de cómo ella se moverá… — dice Francisco.

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Son más de cien personas las que desde 2016 se reúnen en talleres o en los propios campos, para pensar juntas cómo reducir las brechas entre la vigilancia y las acciones de respuesta.

Con financiamiento de la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO), 20.000 productoras y productores de 40 cooperativas, y más de mil decisoras y decisores en los gobiernos locales, se beneficiarán con una información oportuna, clara y de calidad antes, durante y después de un evento de sequía.

En el proceso, unos cien expertos en vigilancia y pronóstico, y 160 especialistas en operaciones hidráulicas en Santiago de Cuba, han fortalecido sus capacidades en gestión de información sobre sequía.

Con el proyecto, cerca de un millón de personas se benefician de una gestión más integral de la sequía a nivel local, con un diseño participativo y focalizado en las necesidades de grupos vulnerables.

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