Dar sin esperar nada a cambio — Lucila Ramón, República Dominicana
Lucila, una nutricionista capacitada de la República Dominicana, se unió al Programa Mundial de Alimentos después de aplicar para el programa de voluntariado de las Naciones Unidas cuando estuvo estudiando en Honduras. Aquí va su historia, formando parte de la serie para el Día Mundial Humanitario el 19 de agosto de 2017.
"Yo creo que los trabajadores humanitarios tienen el espíritu de dar sin esperar nada a cambio", dice Lucila mientras recapitula los 19 años que lleva trabajando para el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Lucila, siendo una nutricionista cualificada, empezó a trabajar como voluntaria para el PMA en Honduras, donde estuvo estudiando para su maestría de Trabajo Social.
Ahora, de vuelta en su República Dominicana natal, coordina el trabajo en el ámbito de la nutrición.
"Estoy muy orgullosa de formar parte del PMA. En éste país le damos mucha importancia a la nutrición y tratamos de que se asiente debidamente en el corazón de los programas gubernamentales para la seguridad social y asistencia alimentaria", explica Lucila. "De este modo, aquellos que son especialmente vulnerables al hambre, a la malnutrición, a la pobreza y a la exclusión social, pueden tener acceso a la comida nutritiva que les permitirá llevar a cabo una vida activa y saludable.
"Todo lo que hago, lo veo como plantar semillas que algún día darán sus frutos. Cada pequeño paso que damos nos acerca más a nuestro objetivo de Hambre Cero, en el que nadie se queda atrás".
El trabajo de Lucila se basa en apoyar esquemas gubernamentales para combatir la malnutrición que pueda afectar a niños, a ancianos y a mujeres embarazadas o en período de lactancia, así como en crear conciencia sobre la importancia de tener una alimentación sana.
"Si tuviese que hablar sobre lo que me hace más feliz en mi trabajo, sería el saber que he contribuido a fortalecer el conocimiento y las capacidades de muchas mujeres acerca de la nutrición. De este modo, son capaces de alimentarse y alimentar mejor a sus familias", dice Lucila.
Durante su colaboración con el PMA, Lucila se ha enfrentado a circunstancias y a situaciones de emergencia difíciles. En 1998, cuando estuvo trabajando en Choluteca, Honduras, el área fue azotada por el huracán Mitch.
"Inauguramos una nueva carretera — seis horas más tarde quedó completamente arrasada. Una mujer y su hijo quedaron enterrados bajo los escombros. Afortunadamente, aunque ella falleció antes de poder ser rescatada, logró amamantar y proteger a su bebé y fue sacado con vida", recapitula Lucila.
Años más tarde, fue testigo de la misma devastación en Haití, donde acudió en situación de emergencia tras el terremoto de 2010.
"Teníamos que distribuir comida, bebida y todo tipo de asistencia para apoyar a las víctimas. Ver a tanta gente herida, confundida y desmoralizada fue realmente impactante para mí. Les faltaba de todo. No había suficientes camas de hospital, no había suficiente comida — y eso creó sensación de incertidumbre y de desolación", dice Lucila. "Pero no había tiempo para contemplaciones. En situaciones así, tienes que seguir, tienes que actuar para dar el mejor apoyo que puedas".
Entrevista original por Fernando Salazar, PMA República Dominicana
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