Comida, medicamentos y sueños: no hay que elegir
Son las 10 de la mañana y Deirimar aún no despierta. La anemia que padece hace que duerma bastante. Preciosa María, una perrita mestiza adulta, quiere juguetear, da vueltas moviendo la cola. Dan las 11 y la casa sigue silenciosa. Un rato más… hasta que por fin la niña se levanta a jugar.
Antes de nacer, Deirimar ya tenía múltiples diagnósticos médicos. Mucopolisacaridosis tipo I, cardiopatía, espina bífida, macrocefalia, hipotiroidismo y anemia. El diagnóstico, casi impronunciable, es un trastorno metabólico hereditario que provoca anomalías en los huesos y otros órganos, y con el tiempo hace que las personas vayan perdiendo facultades para moverse por sí solas.
La alimentación de Deirimar es clave para sobrellevar su condición. Ella es una de las 2.422 personas con discapacidad que recibe asistencia alimentaria del Programa de Comidas Escolares del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) en 29 centros de educación especial del estado Falcón, en la costa norte de Venezuela.
Su madre, Katiuska Campos, sabe que una buena alimentación puede compensar la anemia aguda que padece la niña, por eso dedica mucho tiempo a cocinar porque, afortunadamente, a la niña le gusta comer. La canasta de alimentos de WFP ha traído tranquilidad a su hogar. Complementa el arroz y los granos con carnes, verduras y frutas porque la quiere ver sana, grande e inteligente.
Katiuska cuenta con orgullo que en la escuela la niña está avanzando bastante, ya conoce los números, los colores y las profesoras la quieren mucho. Hace lo posible para que no falte a clases porque su ilusión es que su hija aprenda a leer y escribir, “tengo muchos sueños con ella”.
Deirimar tiene ahora 12 años. Sueña con celebrar sus 15 “con un vestido blanco y zapatillas”.
Katiuska, como muchas otras madres solteras, asumió el cuidado absoluto de su niña. Un solo medicamento cuesta la mitad de sus ingresos al mes. La canasta de Comidas Escolares le ahorra una compra de alimentos básicos que, de otro modo, competirían con esa prioridad. En Venezuela, más de 12,000 personas con necesidades especiales están recibiendo comidas escolares. La canasta de alimentos es un alivio para sus familias y quienes están a cargo de su cuidado.
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