Cabras de la esperanza: “Finalmente, soy dueña de algo”.

Repartidas en varias localidades de la comuna de Jean Rabel, en el noroeste de Haití, casi 1.300 familias recibieron dos cabras en el marco de la Asistencia Alimentaria para Activos del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). Las cabras se compraron en los mercados para apoyar la economía local. Antes del inicio del proyecto, sobre todo las familias adineradas tenían cabras, que pueden costar más de US$150 cada una.

"Siempre he tenido cabras para los demás, pero ahora por fin puedo decir que tengo algo. Por la noche, antes de irme a dormir, rezo por mis hijos, por mis cabras también, para que crezcan sanos y hagan muchos cabritos", dice Sainteleine, madre de seis hijos. Sus oraciones fueron escuchadas: una de sus cabras ya tiene un cabrito mientras que la otra está preñada.

Para ayudar a más miembros de la comunidad, se introdujo el sistema 'pase kado', mediante el cual la primera camada de cada cabra se pasa a otro beneficiario del proyecto que aún no ha recibido una. Para las familias más vulnerables de Haití, los animales son un bien que se puede comer o vender en tiempos difíciles.

El impacto de las fuertes lluvias y sequías se sienten con fuerza estos años en Jean Rabel. El proyecto de WFP da un atisbo de esperanza: los participantes ayudaron en la rehabilitación de caminos agrícolas y canales de riego, y en la conservación del suelo y el agua. También recibieron transferencias de efectivo.

En cuanto a las cabras, se hicieron una serie de sesiones de formación con los beneficiarios, como de sensibilización sobre las necesidades nutricionales de los animales y la construcción de un refugio caprino adecuado para protegerlos del sol y la lluvia.

Edina Charles, una pequeña agricultora, ha tenido cabras en el pasado, pero todas murieron. Ahora las cuida de manera diferente. Se levanta temprano, cuando todavía hay rocío, para traerles pasto fresco para comer. Los alimenta dos veces al día y les da agua.

“Siempre están felices de verme; se mueven y zumban cuando llego. Se acostumbraron mucho a mí", dice Edina con orgullo. Desde enero, tiene un cabrito que regalarán cuando sea más grande.

“En este proyecto promovimos la ayuda mutua para fortalecer la cohesión social”, explica Ewaldy Estil, Manager Sénior de Resiliencia del socio implementador Heifer International. Los vecinos de los beneficiarios ayudaron en la construcción de los refugios caprinos.

Los veterinarios están presentes en la comunidad para cuidar de las cabras necesitadas por una pequeña tarifa. Cuando se le pregunta si las cabras no son una carga, Edina dice: "Al contrario, lo hacemos con alegría. Ahora sé que si tengo un problema en particular, tengo mi propiedad que puedo vender", dice Sainteleine.

Alessandro Valori, Oficial de Resiliencia del WFP en Haití, explica que el objetivo principal del proyecto es “aumentar los ingresos rurales a través del desarrollo sostenible, combinando insumos ganaderos con activos agrícolas para una agricultura integrada, técnicas ganaderas mejoradas, capacitación empresarial, desarrollo comunitario y creación de capital social”.

Gracias a Suiza, 3.000 pequeños agricultores y hogares vulnerables se han beneficiado de este proyecto para aumentar la resiliencia de la comunidad ante inundaciones, sequías e inseguridad alimentaria.

Este año, los programas de resiliencia del WFP en Haití cuentan con el apoyo de Suiza, Canadá, Corea del Sur (KOICA) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID/BHA).