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Angélica gasta menos y alimenta mejor a su hija

Aprender a comprar alimentos nutritivos ha ayudado a Angélica a disminuir la anemia en su hija menor, Esthefany  
, Tayra Pinzón
Esthefany, de 3 años, come pescado en su casa en Sechura, departamento de Piura, Perú
Una dieta, que incluye pescado rico en hierro como caballa, bonito y jurel, ha ayudado a disminuir la anemia de Esthefany. Foto: WFP/Tayra Pinzón

Hace poco más de un año, María Angélica Eca notó que su hija más pequeña de 3 años, Esthefany, no quería jugar. “Mi bebé estaba apagada y dormía mucho, casi no interactuaba”, explicó esta madre peruana. 

Angélica acudió con Esthefany al centro de salud en Sechura, en el departamento de Piura, en el norte del país, en donde fue diagnosticada con anemia, una afección presente en el 40% de las niñas y niños entre 6 y 35 meses, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática, al año 2020. El ENDES también reveló que el 12.1% de menores de 5 años sufre de desnutrición crónica. 

Al evidenciarse que tenía la hemoglobina baja, Esthefany ingresó como beneficiaria del proyecto Promoción de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (PROSAN), el cual también acompañó a Angélica, quien es también madre de Christian de 11 años y Milagros de 8 años. 

El Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) y el Fondo Social del Proyecto Integral Bayóvar (FOSPIBAY) implementan desde 2015 el PROSAN en la provincia de Sechura, en Piura. Este proyecto de acción comunitaria, desarrollado en dos etapas, propone mejorar la alimentación y reducir la anemia y desnutrición, sobre todo en niñas y niños de la primera infancia y gestantes, acompañado de una estrategia de comunicación social para el cambio de hábitos. 

Después de ingresar al proyecto, la prioridad era aumentar la hemoglobina en Esthefany. Un agente comunitario del proyecto brindó consejería nutricional y enseñó a Angélica a comprar alimentos ricos en hierro y a prepararlos de forma adecuada.  

Angélica comentó que antes preparaba a sus hijos sopas livianas a base de pollo y verduras, pero luego que supo cuáles son los alimentos más ricos en vitaminas y minerales, utiliza pescados de la zona, así como vegetales y frutas de estación.  

Cuando va al mercado, Angélica va directo a la zona de los frutos del mar buscando las variedades de pescados ricos en hierro como caballa, bonito y jurel, que además son los preferidos de sus hijos. También busca frutas cítricas pues aprendió que para que sus hijos absorban mejor el hierro, es importante acompañar las comidas con este tipo de frutas ricas en vitamina C. 

Este cambio de dieta logró que Esthefany incrementara sus niveles de hemoglobina. 

“Le compro a mis hijos pescado con carne negra que es la más nutritiva y me cuesta mucho menos que el pollo”, dijo Angélica. “Esthefany ahora no solo se toma la sopa, sino que come su pescado o su sangrecita o hígado con menestras”, agregó.  

Angélica y sus tres hijos ahora comen alimentos sanos y nutritivos
Angélica come junto a sus hijos Esthefany (3), Christian (11) y Milagros (8). Foto: WFP/Tayra Pinzón

Roberto Bolo, el esposo de Angélica, es pescador y gracias a su trabajo, muchas veces obtiene el pescado requerido para que Esthefany coma sano y pueda seguir subiendo su hemoglobina. 

Angélica se siente muy feliz con el apoyo brindado por el proyecto PROSAN, pues ve grandes cambios en su hija que ahora juega, aprende e interactúa mucho más. 

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