10 consideraciones para un regreso seguro a escuelas en América Latina y el Caribe
Tras cinco meses de confinamiento y sin clases presenciales en gran parte de América Latina y el Caribe debido a la pandemia de la COVID-19, los gobiernos han comenzado a planificar la reapertura de escuelas. Es necesario que esa planeación se haga con las autoridades de salud, agua, saneamiento e higiene, nutrición y protección, con criterios de igualdad de género e inclusión.
Se destacan 10 puntos principales a tener en cuenta para un retorno seguro a las escuelas. Las mismas están incluidas en dos guías diseñadas por UNESCO, UNICEF, y WFP: una para ministerios y otra para directivos y docentes.
1. Operaciones escolares seguras
Es necesario clarificar los criterios epidemiológicos para reabrir o incluso volver a cerrar una escuela en caso de ser necesario. Las escuelas tendrán que seguir una serie de protocolos para el suministro de servicios de agua, saneamiento e higiene que incluyan el suministro de jabón, medidas de distanciamiento físico, programas de nutrición y alimentación, la provisión de equipos de protección personal como mascarillas y gel alcoholado, y capacitaciones sobre protocolos de bioseguridad y uso correcto de los equipos suministrados.
2. Educación presencial y a distancia
Las guías proponen que las escuelas cuenten con la infraestructura que permita mantener el distanciamiento físico, reducir el número de estudiantes y diseñar un sistema de turnos para alternar entre educación presencial y a distancia. Se sugiere dar continuidad a la educación a distancia y fortalecer sus diferentes modalidades (distancia, presencial y mixta), ampliando los medios de acceso y la conectividad digital (radio, televisión, internet, etc.) y dotación de dispositivos (computadores, tabletas, teléfonos celulares, etc.). También se sugiere fortalecer la capacitación docente para la enseñanza remota. Esta medida mixta permitirá responder con mayor efectividad en caso de un eventual cierre de escuelas por la pandemia.
3. Alimentación y nutrición
Una vez las escuelas reabran, se deben seguir protocolos de bioseguridad, calidad e inocuidad de alimentos para garantizar que se sirvan comidas saludables y nutritivas a través de los servicios de alimentación escolar. En caso de cierre de escuelas, se aconseja distribuir raciones para llevar a casa o encontrar otras alternativas. Se hace hincapié en la promoción de dietas saludables y diversas y del ejercicio físico para reducir los altos índices de sobrepeso y obesidad que se registran en la población escolar.
4. Adecuación, flexibilización y financiamiento
La reapertura requiere flexibilizar el calendario escolar, el plan de estudios y la evaluación de alumnos, las pruebas, la inscripción y la promoción, entre otras medidas. Esta es la oportunidad para construir sistemas resilientes que puedan soportar un rebrote del virus y otras crisis. Como los cambios para adecuar escuelas y entrenar al personal representan gastos adicionales, presupuestar los fondos para implementarlos es una prioridad.
5. Llegar a todos y todas, en especial a los más vulnerables
La estrategia de reapertura debe seguir criterios de igualdad de género e inclusión. Es necesario aplicar medidas especiales para los niños y adolescentes más vulnerables: con discapacidad, indígenas, afrodescendientes, en condición de pobreza, marginados en zonas rurales o urbanas, en movimiento y niños en comunidades de acogida a migrantes, para garantizar que todos vuelvan a la escuela. También habría que implementar estrategias que promuevan la protección y el bienestar físico y emocional, abordando los riesgos de la violencia a la que pueden estar expuestos niños, niñas y adolescentes.
6. Aprendizaje
Se sugiere implementar programas de recuperación de las posibles pérdidas de aprendizaje durante el cierre escolar, a partir de procesos de evaluación de los niveles de aprendizaje, y priorizar esfuerzos para reducir las brechas educativas preexistentes.
7. Prevenir el estigma y la discriminación
Aún desconocemos mucho sobre la COVID-19, lo cual genera miedo que fácilmente puede ser asociado a "los otros". Se propone que el personal de las escuelas muestre empatía con los afectados por el coronavirus, y promueva que se hable abierta y honestamente de la enfermedad y su impacto. Estrategia de comunicación efectivas e innovadoras son esenciales también para prevenir el estigma y la discriminación.
8. Comunicación y promoción
Ante la reapertura de las escuelas, incorporar una comunicación asertiva que conecte con las percepciones o preocupaciones de estudiantes, madres y padres, y de las personas que se desempeñan en los distintos roles en las escuelas, va a influir en la efectividad de las medidas de prevención y cuidado que se adopten. Es crucial hacer campañas de sensibilización sobre las medidas a adoptar y mantenerles informados.
9. Coordinación y colaboración
Los responsables de liderar la educación, salud, agua, saneamiento e higiene, nutrición y protección deben coordinarse para la reapertura segura de las escuelas. Es igualmente necesaria la articulación y colaboración entre varios actores sociales, como ministerios, sindicatos de docentes, padres y madres, los propios estudiantes, y la comunidad toda.
10. Información y monitoreo
Es importante garantizar la disponibilidad de información sobre los niños, niñas y adolescentes que están fuera del sistema escolar y las condiciones de operación de las escuelas. También se debería realizar una vigilancia estrecha sobre la salud física y mental de la comunidad educativa, monitorear los progresos del aprendizaje, el acceso a educación a distancia, y la implementación de medidas de bienestar y protección.