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Durante la última década, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) ha incrementado el uso de las transferencias de efectivo junto con las entregas de alimentos para brindar asistencia a las personas necesitadas. En 2018, el WFP proporcionó US$1,74 mil millones en transferencias en efectivo, frente a los US$1,4 mil millones del año anterior. Esto representó el 35% de la cartera de la organización. Cuando los mercados funcionan y las condiciones locales son favorables, las transferencias de efectivo son una herramienta efectiva para acelerar el progreso hacia Hambre Cero y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030. Reducen el costo de proporcionar asistencia alimentaria, maximizando así la cantidad de personas a las que se puede llegar.

Las transferencias de base monetaria son parte de una solución integral que permite al WFP responder más rápidamente a las necesidades de las personas a las que sirve. Aportan flexibilidad y agilidad a la asistencia tradicional, lo que permite al WFP pasar rápidamente del dinero a los alimentos y viceversa. La decisión de elegir uno sobre el otro depende del contexto local. Estas transferencias vienen en varias formas, desde billetes tradicionales, transferencias bancarias o vales de valor hasta plataformas electrónicas más innovadoras, como tarjetas inteligentes o dinero móvil. Al estar a la vanguardia de los desarrollos tecnológicos, el WFP está innovando con nuevas formas de brindar asistencia. Por ejemplo, con el apoyo de su Acelerador de innovación, el WFP está probando el uso de la tecnología blockchain para distribuir asistencia en efectivo a los refugiados sirios en el campamento de refugiados de Azraq en Jordania.

Los beneficios de las transferencias de base monetaria, cualquiera que sea su forma, son múltiples. Si se despliegan en el contexto correcto, les permiten a las personas tomar decisiones sobre lo que comen, lo que puede llevar a dietas más diversificadas y mejorar la nutrición. Pueden mejorar el acceso a los alimentos y ayudar a reducir la necesidad de recurrir a estrategias de supervivencia negativas, como vender activos de producción valiosos para comprar alimentos.

Además, se sabe que las transferencias de efectivo tienen un efecto multiplicador en la economía local. Al permitir que las personas compren alimentos a nivel local, pueden ayudar a fortalecer los mercados locales, alentar a los pequeños agricultores a ser más productivos y desarrollar capacidades nacionales, incluso en tiempos de crisis. Estudios recientes han demostrado que US$1 dado en efectivo a una persona refugiada o vulnerable se traduce en aproximadamente US$2 en la economía local. Entre 2012 y 2016, las transferencias de efectivo del WFP inyectaron alrededor de US$2 mil millones en las economías de Turquía, Líbano, Irak, Jordania, Egipto y Siria como parte de la respuesta a la emergencia siria.

Las transferencias de efectivo también pueden integrarse en sistemas más amplios de protección social y redes de seguridad. En particular, en los países donde no hay sistemas de protección social, o donde estos son débiles, la implementación de programas de transferencia de efectivo del WFP puede ayudar a apoyar su creación y fortalecimiento. En Ecuador, el programa de efectivo de emergencia del WFP en respuesta al terremoto de 2016 fue fundamental para fortalecer el sistema nacional de redes de seguridad.