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La pérdida de trabajo por la pandemia conspira con el alto precio de los alimentos para ponerlos fuera del alcance de millones de personas

WFP/Andy Higgins. Zambia.
ROMA – El alto precio de los alimentos, impulsado por el conflicto, la fragilidad económica y el impacto de La Niña, están haciendo que los alimentos nutritivos sean inasequibles para millones de familias que ya luchan por hacer frente a la pérdida de ingresos causada por la pandemia de la COVID-19, advirtió hoy el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP por sus siglas en inglés).

“El alto precio de los alimentos es el nuevo aliado del hambre. Ya tenemos conflicto, clima y la COVID-19 trabajando juntos para empujar a más personas al hambre y la miseria. Ahora los precios de los alimentos se han unido al trío mortal”, dijo el economista jefe de WFP, Arif Husain. “Si perteneces a una familia que ya gasta dos tercios de sus ingresos en alimentos, el aumento de sus precios redunda en problemas. Imagínate lo que puede significar si ya han perdido parte o la totalidad de sus ingresos debido a la COVID-19". 

 

Los últimos datos de precios de los alimentos del Market Monitor de WFP muestran que el precio promedio de la harina de trigo en el Líbano, donde el vaivén económico se ha acelerado durante el último año, fue un 50% más alto en marzo-mayo de 2021 que en los tres meses anteriores. Año tras año, el precio ha aumentado en un 219%. Mientras tanto, en Siria, el precio del aceite de cocina ha aumentado en un 58% durante el mismo período de tiempo y en un asombroso 440% entre un año y otro.

 

Pero también hay puntos críticos de altos precios de los alimentos en África. En Mozambique, que está devastado por el conflicto en el norte del país, el precio de la harina de yuca subió un 45% entre marzo-mayo de 2021 en comparación con los tres meses anteriores, según muestran los datos de WFP. 

 

En los mercados internacionales, después de subir durante 12 meses consecutivos, los precios de los alimentos cayeron ligeramente en junio según el Índice de Precios de los Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, que mide los cambios de precios en los mercados internacionales. El índice se sitúa ahora en 127,1, justo por debajo del máximo de 136,7 en 2011. Mientras tanto, durante los últimos tres meses, el costo de una canasta básica de alimentos ha aumentado en más del 10% en 9 países donde trabaja WFP. 

 

La próxima semana se publicarán nuevas pruebas sobre el impacto de la pandemia en el hambre crónica en todo el mundo en el informe anual El Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en el Mundo (SOFI por sus siglas en inglés), que se centra en las soluciones complementarias de los sistemas alimentarios que abordan los factores claves de la inseguridad alimentaria y desnutrición; conflicto, cambio climático y recesiones económicas.  

 

Los recientes aumentos de precios afectan directamente a las personas a las que brinda asistencia WFP, pero también a millones de familias al borde del hambre cuyos ingresos han sido diezmados por la pandemia. El Banco Mundial ha estimado que la pandemia podría empujar a 97 millones de personas en todo el mundo a la pobreza extrema para fines de 2021. 

 

Los países más expuestos a la inflación de los alimentos son aquellos que dependen de las importaciones para obtener alimentos, aquellos en los que las perturbaciones climáticas podrían interrumpir la producción local de alimentos y los que sufren fragilidad macroeconómica, y el Oriente Medio es testigo de algunos de los aumentos de precios más altos. En muchos países, la depreciación de la moneda ha elevado aún más los precios de los alimentos locales, poniendo en riesgo a millones en lugares como Zimbabue, Siria, Etiopía y Venezuela.

 

Para WFP, el alto precio de los alimentos tiene dos efectos. En primer lugar, aumenta el número de personas en todo el mundo que necesitan asistencia alimentaria. En segundo lugar, aumenta el costo de comprar los productos básicos necesarios para las operaciones de asistencia alimentaria. En los primeros cuatro meses de 2021, WFP pagó un 13 por ciento más por el trigo que en el año anterior. 

 

Se estima que un récord de 270 millones de personas padecen inseguridad alimentaria aguda o están en alto riesgo en 2021, un aumento del 40% con respecto a 2020, impulsado por conflictos, crisis económicas, desastres naturales, las consecuencias socioeconómicas de la COVID-19 y ahora el aumento del precio de los alimentos. En 2021, WFP llevará a cabo la operación más grande de su historia, dirigida a 139 millones de personas en todo el mundo.

 

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El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2020. Somos la organización humanitaria más grande del mundo, que salva vidas en emergencias y da asistencia alimentaria para construir un camino hacia la paz, la estabilidad y la prosperidad de poblaciones que se están recuperando de conflictos y desastres y del impacto del cambio climático.

 

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