Invertir en la salud y nutrición escolar evita que el dinero de los gobiernos se desperdicie
Los programas escolares, como las comidas gratuitas, las vacunas y la desparasitación, pueden cambiar las reglas del juego para los niños y adolescentes en edad escolar, especialmente los de entornos más pobres, dice el informe. Dichos esquemas también ayudan a mantener a los niños en la escuela, asegurando que la inversión del gobierno en educación no se desperdicie.
“Invertir en salud y nutrición en la escuela, y específicamente en comidas escolares, es invertir en el aprendizaje y en el alumno”, dijo Carmen Burbano, Directora de la División de Programas Escolares del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). “Brindar a las niñas y los niños servicios que respalden su salud, nutrición y bienestar general es crucial si queremos garantizar que todos los niños puedan aprender y crecer sanos, y que las comunidades y los países prosperen”.
El informe global "Listos para aprender y prosperar: salud y nutrición escolar en todo el mundo" fue lanzado por el WFP, junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Alianza Mundial para la Educación (GPE), el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Combinando múltiples fuentes de datos y estudios de casos de todo el mundo, este informe proporciona la primera descripción general de las políticas y programas de salud y nutrición escolar a nivel mundial.
El informe muestra que nueve de cada 10 países en el mundo implementan actualmente programas de salud y nutrición escolar. Más de 100 países cuentan con programas de vacunación en las escuelas y más de 450 millones de niños en edad escolar son desparasitados cada año en escuelas de países de ingresos bajos y medianos.
Si bien muchos países se han esforzado por integrar diferentes esquemas (por ejemplo, entregando comidas escolares junto con vacunas), el informe señaló que relativamente pocos han dado el siguiente paso y adoptado enfoques verdaderamente integrales en los que se implementa sistemáticamente una variedad de iniciativas.
Desafortunadamente, muchos de los niños y adolescentes que más podrían beneficiarse de los paquetes integrales de salud y nutrición están excluidos ya que no asisten a la escuela o porque los programas existentes tienen poca cobertura.
El informe confirma que los programas de alimentación escolar son la red de seguridad social más extendida del mundo, ya que proporcionan comidas a casi la mitad de los niños matriculados en primaria. Las investigaciones han demostrado que los programas de alimentación escolar pueden aumentar las tasas de matrícula en un 9% y la asistencia en un 8%. La significativa expansión de los programas de alimentación escolar en la última década muestra lo que el compromiso político puede conseguir, según los autores del informe.
"Este informe muestra el reconocimiento, por parte de los gobiernos, del valor de la salud y la nutrición escolares, pero es necesario hacer más. Las acciones ya en marcha deben ampliarse a paquetes más completos para proteger eficazmente a las niñas y a los niños de las múltiples crisis a las que se enfrenta el mundo", afirmó Burbano.
Los programas de salud y nutrición escolar son una inversión rentable, según el informe, y señala que los programas de alimentación escolar generan US$ 9 en retorno por cada US$ 1 invertido, y los programas escolares que abordan la salud mental pueden generar un retorno de la inversión de US$ 21,5 por cada US$ 1 invertido durante 80 años.
A pesar de los beneficios de estos programas, solo se invierten US$ 2.000 millones cada año para atender las necesidades de salud de las niñas, niños y adolescentes en edad escolar. Al mismo tiempo, se gastan unos US$ 210.000 millones en la educación de este grupo de edad en países de ingresos bajos y medianos bajos. Para maximizar las inversiones realizadas en educación, la financiación de los programas que promueven la salud y el bienestar de los niños y adolescentes en edad escolar debe aumentar sustancialmente, según el informe.
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