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Talleres del WFP promueven hábitos alimentarios saludables entre personas que viven con el VIH en Bolivia

Todas las personas deberían recibir una capacitación en nutrición para mejorar su calidad de vida, opina Leonardo
, Ananí Chávez
Leonardo is a LGTBQ activist in Bolivia. He is HIV-positive.
Leonardo Poma, de 29 años, vive con el VIH y es voluntario en una institución que busca defender los derechos de la comunidad LGBTQ. Foto: WFP/Ananí Chávez

Leonardo, un activista por los derechos de la comunidad LGBTQ, se enteró que vivía con el VIH justo cuando se preparaba para viajar al extranjero en el 2018. Usualmente Leonardo visitaba el centro de control y prevención de enfermedades para una prueba rápida de VIH antes de sus viajes, pero cuando la doctora empezó a sacar unos formularios, ya intuía cuál era el diagnóstico.

“En mis anteriores visitas nunca me dio ningún formulario, sentí que me hundía, que me caía a un vacío porque yo ya sabía que tenía VIH por el comportamiento de la doctora”, explicó Leonardo. 

Aunque estaba desconcertado por esta noticia, Leonardo encontró apoyo entre amigos y conocidos. Años después de recibir esa noticia, siente que todo ha evolucionado para bien. 

¨Conocer que tienes VIH te cambia la vida y creo que para mejor¨, comenta Leonardo. De hecho, Leonardo ha hecho cambios en su estilo de vida, se alimenta mejor y va al gimnasio a ejercitarse porque tiene conciencia de que es lo mejor para él. 

Leonardo fue uno de los 100 participantes del ciclo de capacitaciones en nutrición para personas con VIH en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, impartidos por el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). Los participantes, con edades entre los 14 y 63 años, recibieron un US$ 51 en efectivo luego de completar las capacitaciones para contribuir a su dieta saludable.

 

A woman sells peach on the streets of Cochabamba, Bolivia.
Una alimentación saludable fortalece el sistema inmunológico y mejora la calidad de vida de las personas que viven con el VIH. Foto: WFP/Mónica Viaña

De hecho, la nutrición es un elemento clave para las personas que viven con el VIH. Las personas adultas que viven con el VIH necesitan más energía, desde un 10% más en calorías en la ausencia de síntomas a hasta un 20-30% más cuando aparecen los síntomas. Pero no se trata solo de calorías. La nutricionista del WFP, Pamela Cadena, explica que “saber qué alimentos escoger es de vital importancia para las personas cuyos sistemas inmunológicos están riesgo, pero con la dieta correcta pueden levantar sus defensas y mejorar su salud y calidad de vida”.

Monica Viaña, WFP Programme Officer in Bolivia, speaks to attendees of the nutrition workshop.
Mónica Viaña, oficial de programas del WFP en Bolivia, durante un taller de nutrición para personas con VIH en agosto de 2021. Foto: WFP/Ananí Chávez

“Las personas han estado aprendiendo todos los aspectos básicos de la nutrición para que mejoren sus conocimientos”, dijo Monica Viaña, Oficial de Programas del WFP. Explicó que el objetivo es que tengan la capacidad de escoger mejor sus alimentos y puedan usar mejor los recursos que tienen ya que las personas con VIH, en general, tienen muy bajos ingresos por todas las complicaciones que vienen asociadas al VIH. “Fortalecemos todo el conocimiento que puedan tener y les proporcionamos toda la información necesaria para que puedan acceder a una mejor alimentación tanto en calidad como en cantidad”, mencionó Viaña. 

Leonardo opina que falta mucho por hacer, como más concientización sobre el VIH entre la población pues se cree que es una sentencia de muerte y no hay remedio, sin embargo, está probado que quienes viven con el VIH pueden llevar una vida larga y saludable. 

“Al principio creía que tan solo las medicinas serían suficientes, pero cuando empecé a participar en los talleres supe que no solo las personas con VIH deberíamos tomar estos talleres. Las personas en general deben tener capacitaciones en nutrición para llevar una vida más saludable”, comenta Leonardo. 

Actualmente, Leonardo quiere ser un ejemplo de superación para otros jóvenes que tienen VIH y levantar conciencia sobre cuidarse para prevenir el contagio. 

“Hay muchos jóvenes de 15 y 16 años que tienen VIH y tienen miedo de decir a sus padres. Algunos incluso piensan en huir con sus parejas por el temor al qué dirán en el núcleo familiar, pero yo les digo que eso no es correcto, yo les ayudó contándoles mi experiencia”, comentó Leonardo.  

 

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