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Discurso por el Premio Nobel de la Paz

Texto completo del discurso pronunciado por David Beasley, Director Ejecutivo del WFP, durante la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz 2020, en Oslo, el 10 de diciembre de 2021
, WFP Staff
Beasley in Afghanistan
David Beasley, del WFP, conversa con el personal de la sala de pediatría de un hospital de Kandahar en noviembre. Foto: WFP/ Alessio Romenzï
Ver el discurso del Nobel aquí (a partir de 23:00 min)

 

El 10 de abril de 1815, a 6.000 millas de aquí, en una isla de Indonesia, un volcán entró en erupción. La enorme columna de ceniza que envió al aire finalmente cubrió el globo. Un año después, 1816 se convirtió en "el año sin verano".

Cayeron lluvias incesantes aquí en Noruega, Gran Bretaña, China y los Estados Unidos. Cayeron 50 centímetros de nieve en julio en Boston. Se perdieron los cultivos. Pereció el ganado. La gente pasaba hambre. Hubo disturbios por alimentos. Saqueos. Quema de ciudades. Oleadas de refugiados. Epidemias de tifus. Tomó décadas recuperarse. Millones de personas murieron en lugares como este: la peor hambruna del siglo XIX.

Nadie lo vio venir. Nadie lo vé con una hambruna hasta que es demasiado tarde. Estoy aquí para decirles: esta vez lo vemos venir, tan claro como la luz del día, y nos afectará a todos. A menos que actuemos.

Sus Majestades, Sus Altezas Reales, distinguidos miembros del Comité Noruego del Nobel y amigos de todo el mundo, gracias. Tal como lo dijeron en su anuncio, "combatimos el hambre". Mejoramos las “condiciones para la paz en las zonas afectadas por conflictos”. Y, sobre todo, somos "una fuerza impulsora en los esfuerzos por prevenir el uso del hambre como arma de guerra y conflicto". Ese es el Programa Mundial de Alimentos: salvar vidas, cambiar vidas.

Por favor, imagínense que junto a mí están parados los 20.000 funcionarios del Programa Mundial de Alimentos, quienes entregan sus vidas todos los días por nuestra misión. Recordamos en nuestros corazones, en este momento, a todos aquellos que han muerto en la misión de construir la paz con los alimentos. En nombre de todos nosotros y de todos nuestros socios de la ONU, gracias, Comité Noruego del Nobel, por este gran honor.

Juntos creemos que la comida es el camino hacia la paz. ¿Cuál es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad? ¿Cuál es nuestra mayor amenaza para la paz?

Trabajando con 115 millones de personas en 80 países, día tras día, las mujeres y los hombres del WFP han adquirido una perspectiva única. Hemos aprendido que hay una gran riqueza en aquellos que son vistos, a los ojos del mundo, como 'los pobres'. Y muchos de los que somos considerados “ricos” en realidad somos pobres en las cosas que más importan.

Division is the greatest problem. It is known by many names: brokenness; polarization; alienation; discrimination; hatred; and war. Division’s most stark expression right now is the divide between the wealth of billionaires, who earned an additional US$1.8 trillion during this pandemic, and the hundreds of millions of people who go to bed hungry every night. El divisionismo es el mayor problema. Se le conoce por muchos nombres: ruptura, polarización, alienación, discriminación, odio y guerra. La expresión más cruda del Divisionismo en este momento es la división entre la rliqueza de los multimillonarios, que ganaron 1.8 billones de dólares adicionales durante esta pandemia, y los cientos de millones de personas que se acuestan con hambre todas las noches.

Permítanme desglosar las cifras del hambre tal como están ahora. 811 millones de personas padecen hambre crónica. 283 millones están en crisis de hambre, están caminando hacia la inanición.

Y dentro de eso, 45 millones en 43 países de todo el mundo se encuentran en emergencias de hambre; en otras palabras, la hambruna está tocando a su puerta.

David Beasley, United Nations World Food Programme Executive Director, visiting a clinic in Ma’adi neighbourhood in eastern Aleppo city
Siria: visita a una clínica en el barrio de Ma’adi, en el este de Alepo. Foto: WFP/ Zuha Akkash

Lugares como Afganistán. Madagascar. Myanmar. Guatemala. Etiopía. Sudán. Sudán del Sur. Mozambique. Níger. Siria, Mali, Burkina Faso, Somalia, Haití y así sucesivamente. El mundo a menudo ha experimentado hambrunas. Pero, ¿cuándo ha estado tan extendida, en tantos lugares, al mismo tiempo?

¿Por qué? Tres razones. Primero, el conflicto creado por el hombre. Se están librando decenas de guerras civiles y conflictos regionales, y el hambre se ha convertido en un arma para lograr objetivos militares y políticos.

En segundo lugar, choques climáticos / cambio climático. Las inundaciones, las sequías, las langostas y los patrones climáticos que cambian rápidamente han provocado graves pérdidas en las cosechas en todo el mundo. En tercer lugar, la COVID-19. La pandemia viral ha creado una pandemia de hambre secundaria, que es mucho peor que la primera. Los cierres destruyeron los medios de vida. Los cierres detuvieron el movimiento de los alimentos. Los cierres inflaron los precios. El resultado neto es que los pobres del mundo no pueden sobrevivir.

El efecto dominó de la COVID ha sido devastador para la economía global. Durante la pandemia, los ingresos de 3,7 billones de dólares estadounidenses, en su mayoría entre los pobres, han desaparecido, mientras que los precios de los alimentos se disparan. El costo del envío de alimentos, por ejemplo, ha aumentado entre un 300% y un 400%. Pero en lugares de conflicto y países de bajos ingresos, es aún peor.

El efecto combinado de estos tres (conflicto, clima y COVID) ha creado una tormenta perfecta sin precedentes

¿Qué hacemos al respecto? Lo primero que debemos hacer es restaurar nuestra brújula moral. El estándar más alto de humanidad siempre ha sido la Regla de Oro. Es parte de todas las religiones y culturas, y es la base de la cultura del Programa Mundial de Alimentos todos los días.

Lo aprendí cuando era niño, tal como lo expresó Jesús de Nazaret: "Haz con los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti" o "Ama a tu prójimo como a ti mismo".

He aprendido que una forma más precisa de traducir eso del hebreo antiguo sería: "Ama a tu prójimo como a tu igual".

Ver a mi vecino como mi igual lo cambia todo.

Si amo a mi prójimo como a mi igual, el racismo, el sexismo y cualquier otro “ismo” divisivo desaparece. Y en mi forma de pensar, somos iguales porque todos fuimos creados a imagen de Dios. Todos y cada uno de nosotros somos muy especiales y, sin embargo, somos iguales.

Independientemente de sus puntos de vista religiosos o sus puntos de vista de la creación, todos podemos estar de acuerdo en el significado práctico de que cada persona sea igual y, lo más importante: ser tratado por igual.

Mozambique
Mozambique: Conociendo a personas desplazadas por los combates en Cabo Delgado en la isla Ibo en junio. Foto: WFP/Julian Frank

Había sido un día muy largo entre los escombros del Yemen asolado por la guerra. Estábamos visitando un hospital para niños. En una habitación, vi un par de piececitos que sobresalían de debajo de las sábanas. Y pensé en mis dos hijas cuando eran pequeñas y me dije: "Voy a hacerle cosquillas en esos piececitos".

Lo hice. Pero ella no se rió, no sonrió, ni siquiera se movió. Ella solo miró con ojos vacíos. Era como hacerle cosquillas a un fantasma.

Salí de la habitación y lloré. Demasiado tarde. Habíamos llegado demasiado tarde.

El hecho de no ver a esta niña como nuestra vecina, nuestra hermana, nuestra igual ha creado todas las consecuencias de su trágica vida: la guerra, el hambre y… esos ojos vacíos. En su nombre, debo expresar la urgencia de esta hora: la amenaza mundial del hambre para millones y millones de nuestros hermanos y hermanas, nuestros vecinos, nuestros iguales.

Ya me habías escuchado mencionar este dato antes: 45 millones de personas en 43 países, tocando a la puerta del hambre, y está en nuestras manos salvarlos.

Ya están desesperadamente hambrientos y están a un sistema meteorológico, una maniobra militar, un aumento de precios o un bloqueo de la cadena de suministro de caer en la catástrofe.

Es por eso que hice un llamamiento de emergencia por única vez por 6.6 mil millones de dólares estadounidenses de los multimillonarios del mundo. ¿Es demasiado pedir a quienes obtuvieron 1.8 billones de dólares estadounidenses más durante la pandemia?

La buena noticia es que contamos con sistemas probados en el Programa Mundial de Alimentos para alimentarlos. El año pasado llegamos a 115 millones de niños, mujeres y hombres, y evitamos la hambruna. Pero la mala noticia ahora es que con el reciclaje de la COVID, con efectos devastadores en cadena, nos faltan más de 6 mil millones de dólares estadounidenses de los fondos que necesitamos para llegar a todos los que están tocando a la puerta de la hambruna. Solo necesitamos los fondos para ampliar nuestros programas y satisfacer esta mayor necesidad. 

 

staff visiting malnourished child in Yemen
Yemen: una evaluación de la desnutrición en una clínica apoyada por el WFP en Al Dhale. Foto: WFP/ Saleh Bin Haiyan

Si no vas a ayudar a tu prójimo, tu igual, por la bondad de tu corazón, házlo por tu interés en la seguridad nacional y tu propio interés financiero. Caso en cuestión: podemos ayudar a los hambrientos en Siria con comida por menos de 50 centavos al día. El costo total de apoyo de esa misma persona en Alemania es de alrededor de US$ 70 por día. El costo de cinco años de apoyo a un millón de refugiados sirios en Alemania ha sido de 125 mil millones de dólares estadounidenses; 70 dólares diarios versus 50 centavos. ¿Qué tiene más sentido?

Si no evitamos la hambruna ahora, habrá desestabilización de las naciones y migración masiva, y nos costará mil veces más.

En este mismo lugar, hace 42 años, la Madre Teresa dijo: “Los pobres son personas maravillosas… Los pobres son personas maravillosas. Pueden enseñarnos tantas cosas hermosas ... Los pobres nos dan mucho más de lo que nosotros les damos ... Son personas tan fuertes, que viven día a día sin comida ... Tenemos mucho que aprender de ellos".

Es por eso que nuestra motivación para ayudar a los pobres debe ser mucho más profunda que el interés propio. Los pobres pueden enseñarnos a quienes vivimos en el mundo rico cosas que no podemos aprender de otra manera.

"Hace un par de años, me estaban entrevistando para un programa de televisión y cuando terminamos, el reportero dijo: "Tienes el mejor trabajo del mundo, salvando las vidas de esos millones de personas".

Dije: “Lo hago. Realmente lo hago. Pero te voy a decir algo en lo que no has pensado, que te va a molestar. No me acuesto pensando en los niños que salvamos. Me acuesto llorando por los niños que no pudimos salvar. Y, cuando no tenemos suficiente dinero y el acceso que necesitamos, tenemos que decidir qué niños comen y qué niños no comen, ¿qué niños viven y cuáles mueren? ¿Qué te parecería ese trabajo?"

Por favor, no nos pidan que elijamos quién come y quién no, quién vive, quién y quién muere. Entonces, permítanme terminar con cuatro pasos de acción de la Regla de Oro sobre cómo podemos amar a nuestro prójimo.

1. Líderes del mundo, en Estados Unidos, China, Rusia, India, los estados del Golfo, la UE, el Reino Unido y otros lugares: necesitamos que afirmen su poder y detengan todas estas horribles guerras.

El costo global de la violencia y los conflictos es de 5 billones de dólares estadounidenses cada año. Podríamos resolver todos los problemas del mundo con ese dinero.

2. Multimillonarios del mundo, dennos los 6.6 mil millones de dólares estadounidenses que necesitamos para prevenir la hambruna ahora y salvar 45 millones de vidas ahora.

3.  Y luego, multimillonarios, dennos su genio creativo para reinventar la seguridad alimentaria en todo el mundo. La caridad es importante, pero nunca será suficiente. Saben cómo revolucionar los teléfonos, los automóviles, los cohetes y el comercio minorista. Ayúdanos a revolucionar cómo se alimenta el planeta.

4. Rompamos todas las divisiones del mundo a la antigua usanza: sentándonos juntos y partiendo el pan. Si eres negro, con una persona blanca. Si eres blanco con una persona negra, o un asiático o un latino. Si eres rico, con una persona pobre. Si eres un liberal, con un conservador. Entiendes mi punto.

Esa es la mejor manera de aprender a ser iguales y de darse cuenta de lo especiales, maravillosos y hermosos que son todos en este planeta.

En el espíritu de Alfred Nobel, como está inscrito en esta medalla ... "Paz y Hermandad". Por el amor de los niños del mundo, alimentemos a todos.

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