Cada día los trabajadores humanitarios en todo el mundo ayudan a millones de personas, sin importar quiénes sean y dónde vivan. Muchos de nosotros, al igual que nuestros compañeros, trabajamos en lugares muy difíciles - remotos, inaccesibles, asolados por desastres o conflictos - tomando riesgos, incluyendo riesgos personales, para atender a los menos afortunados.