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Vencer el hambre es crítico para la paz y prosperidad del futuro, asegura el jefe del PMA

Los recursos disponibles para luchar contra el hambre no nos alcanzan. No estamos ganando esta guerra, dijo el alto funcionario del PMA.

WASHINGTON, D.C.

(15 de marzo de 2007) –James T. Morris, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, declaró este jueves, en audiencia ante el Senado de los Estados Unidos de América sobre el tema de la asistencia alimentaria, que vencer el hambre es crítico para lograr la paz y la prosperidad futuras.

"Hoy, y durante cada día del futuro previsible, unos 18,000 niños y niñas morirán de hambre y de enfermedades relacionadas con el hambre: eso es un niño o una niña cada 5 segundos", declaró Morris.

El número de personas que padecen hambre – estimado en 852 millones en todo el mundo –crece a un ritmo de 4 millones de personas por año. A pesar de los históricos niveles de donaciones de parte de nuestros donantes – encabezados por los Estados Unidos de América– los recursos disponibles para luchar contra el hambre no nos alcanzan. No estamos ganando esta guerra".

"Además de constituir una afrenta a nuestras conciencias en una era de abundancia, esta es una situación insostenible que estamos ignorando a nuestro propio riesgo", añadió. "No debemos aceptar que siquiera un niño o una niña muera de hambre y malnutrición".

Morris, quien se dirigía al Sub-Comité de Asignaciones Presupuestarias para la Agricultura del Senado, presidido por el Senador Herb Kohl (D-Wisconsin), abandonará en abril de 2007 su cargo como director de la más grande agencia humanitaria y el mayor proveedor de asistencia alimentaria en el mundo.

Morris se presentó ante el panel en compañía de dos antiguos refugiados: Daniel Kuot, de Sudán, y Abass Mohammed, de Somalia, quienes atestiguaron acerca de sus experiencias en los campamentos de refugiados y el papel de apoyo clave que juega en ellos la asistencia alimentaria.

Morris describe sus cinco años al mando del PMA como un quinquenio de retos sin precedente, citando como ejemplo los enormes desastres que azotaron al mundo, desde el tsunami en el Océano Índico en 2004 hasta la explosión de la violencia en Darfúr. Igualmente señaló el impacto devastador que tienen el cambio climático y el VIH/SIDA sobre la seguridad alimentaria y el hecho de, tanto el costo de los productos como el del transporte, han subido severamente durante igual período.

El hambre no solo mata sino que drena la vitalidad y la productividad de los individuos, especialmente cuando los niños y niñas están seriamente malnutridos en sus primeros años de vida.James Morris, Director Ejecutivo

El hambre no solo mata, dijo Morris, sino que drena la vitalidad y la productividad de los individuos, especialmente cuando los niños y niñas están seriamente malnutridos en sus primeros años de vida. Ello no solamente puede retardar su desarrollo mental y físico, sino que puede también genera un impacto negativo de largo alcance en sus países. Morris citó estudios recientes sobre siete países de América Latina y el Caribe en los cuales se señalan pérdidas económicas combinadas de US$ 6.6 mil millones en un solo año (2004), lo que equivale al 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de esos países.

Morris declaró, por otro lado, que el invertir en una nutrición para los niños y niñas más pequeños y para sus madres rompería el ciclo del "hambre que se hereda" y que incapacita el desarrollo económico de los países pobres. "Es la mejor inversión individual que pueden ustedes hacer para mejorar el futuro de los países pobres, y también para el futuro del resto de nosotros", acotó Morris.

Explicó Morris que las historias de los antiguos refugiados – de Mohamed, quien estudia actualmente en la Universidad de Princeton con una beca completa, y de Kuot, un antiguo "Niño Perdido" del Sudán que ahora estudia en Truman College, en Chicago –, son ejemplos vívidos de cómo los alimentos y una nutrición adecuada pueden permitirle a todos los niños y niñas alcanzar su potencial. "Los suyos son testimonios elocuentes de cómo una intervención atinada de asistencia alimentaria puede, no solo rescatar una vida humana, sino encaminarla también por una nueva y positiva senda", dijo. "¡Imagínense cuán distinto sería el mundo si pudiésemos darle esta oportunidad a todos y cada uno de los niños y niñas".

Morris dijo que los Estados Unidos de América, el principal donante individual del PMA, puede liderar al mundo en la realización de esta inversión adicional que, en su opinión, puede reversar las negativas tendencias globales que alimentan el continuo incremento en el número de gente pobre. "El Presidente Eisenhower alguna vez dijo que se puede cambiar al mundo con trigo, y no con armas. Yo creo en eso", dijo Morris. "Eisenhower lanzó el programa "Alimentos por la Paz" (Food for Peace), que ha crecido hasta convertirse en el mayor instrumento humanitario que el mundo haya conocido, un instrumento que ha salvado millones de vidas humanas".

Morris elogió al Gobierno estadounidense por ser "un aliado invaluable en la lucha contra el hambre" que se libra en países que van, desde Sudán y Somalia, hasta Afganistán y Etiopía. Subrayó que la donación de US$ 71 millones que hizo Estados Unidos tan solo este mes de marzo de 2007 coronó el récord de donaciones que, por US$ 1.51 (b) mil millones, habían recibido durante los últimos cinco años para las operaciones de asistencia alimentaria de emergencia para Sudán. "Tan solo necesitamos ver hacia Darfúr", dijo Morris. "Sin ayuda estadounidense es imposible imaginarse cómo podríamos haber logrado alimentar a las personas desesperadas por el hambre en uno de los más hostiles ambientes operativos en el mundo entero".