Unión Europea, MARN, Alcaldía y WFP inauguran puente en Jiquilisco, El Salvador
El puente, que fue construido en el marco del proyecto Respuesta al Fenómeno de El Niño en el Corredor Seco de Centroamérica (PRO-ACT), ha sido posible gracias a un convenio tripartito entre la Alcaldía Municipal de Jiquilisco, comunidades y WFP–PROACT.
La Unión Europea financió la obra con US$84.000 para la compra de materiales mientras por medio del proyecto implementado por el MARN y el WFP. La alcaldía municipal realizó el diseño técnico de ingeniería, que incluyó el estudio del caudal del río, la supervisión técnica, materiales complementarios y mantenimiento de la obra. Adicionalmente, las comunidades aportaron su mano de obra, la cual fue clave para la construcción del puente que beneficia a las comunidades 14 de Julio, El Carmen, Letran, El Número y Los Castillos y una comunidad en San Agustín (Linares), en las cuales se encuentran 76 familias participantes del proyecto PRO-ACT.
El puente permite el tránsito seguro de personas y bienes a un menor costo en términos de dinero y tiempo (en especial en la época de lluvia). Las familias pueden trasladar sus productos al mercado, fortaleciendo así sus ingresos y accediendo a una mayor diversidad de alimentos que mejoran su seguridad alimentaria y nutricional.
“Agradecemos la contribución de la Unión Europea, la Alcaldía de Jiquilisco y la dedicación de los participantes del proyecto que proveyeron su mano de obra; sin esta unión de esfuerzos no contaríamos con este puente. Su esfuerzo está impactando positivamente la calidad de vida de las personas y la seguridad alimentaria en sus comunidades”, dijo Andrew Stanhope, representante de país del WFP.
Sobre el proyecto PRO-ACT
Este proyecto beneficia a 4.500 personas en los departamentos de Usulután y Morazán. Lo ejecutaron conjuntamente el WFP y el MARN desde octubre de 2016, y recibió un financiamiento 1.5 millones de euros proveniente de la Unión Europea.
El objetivo del proyecto es que las familias de pequeños productores mejoraran su seguridad alimentaria y se volvieran resilientes a futuras crisis climáticas mediante el desarrollo de obras de conservación de suelo y agua, la diversificación de sus medios de vida con parcelas agroforestales y un buen manejo del recurso de agua mediante la protección y conservación zonas de recarga hídrica.
En el marco del proyecto también se realizaron: seis talleres de planificación comunitaria participativa; identificación y selección de las 900 familias participantes de manera participativa con ADESCOS y gobiernos locales; establecimiento de 16 viveros comunitarios para la producción de 354.900 árboles; construcción de 83 km. de obras de conservación de suelos y agua (acequias con pozos de infiltración, barreras vivas y muertas); procesos de reforestación – restauración de 1.279 manzanas en zonas de amortiguamiento de áreas naturales protegidas y parcelas familiares; gestión del recurso hídrico (121 pequeños reservorios y 103 sistemas de riego por goteo); realización de 156 talleres de capacitación con 4.343 participantes incluyendo un curso de resiliencia en la Universidad El Zamorano; establecimiento y mantenimiento de plantaciones forestales y parcelas agroforestales a nivel familiar y la construcción de una planta comunitaria de compostaje en el municipio de Joateca, Morazán.
Adicionalmente, los participantes recibieron cursos sobre buenas prácticas para el manejo y preparación de alimentos y asistencia alimentaria a través de tres transferencias basadas en efectivo, con un valor de US$75 cada una por familia por mes.
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