PMA y FAO llaman a implementar medidas estructurales para evitar que la sequía afecte la seguridad alimentaria del corredor seco en Centroamérica
Las sequías recurrentes se han convertido en una característica cíclica del cambiante clima de la región. Por este motivo, FAO y PMA hacen un llamado a invertir en medidas estructurales para aumentar la resiliencia y reforzar las capacidades de los países para la gestión de riesgos en materia de fortalecimiento de la infraestructura, mejoramiento de los sistemas de alerta temprana, manejo de recursos naturales y la adaptación de los sistemas productivos a la variabilidad del clima.
Producto de la sequía de 2014, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) ha estado brindando este año asistencia alimentaria con un enfoque de resiliencia a unas 240.000 personas. Por su parte, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) respondió a la emergencia a través de 5 proyectos para la rehabilitación de los medios de vida y el aumento de la resiliencia de más de 80.000 personas asistidas a través del fortalecimiento de las capacidades de los productores y de la instituciones locales para el mejoramiento y la diversificación de la producción agropecuaria.
A la fecha, en la mayoría de los territorios de producción de granos básicos en la vertiente pacífica, las lluvias han estado muy por debajo de los niveles del año pasado y de la media histórica, además han llegado con atraso en casi todo el territorio centroamericano. De igual forma, la Red de Sistemas de Alerta Temprana para la Hambruna (FEWSNET), ha advertido que hay una alta probabilidad (90%) que el fenómeno de El Niño persistirá hasta marzo del 2016.
Consecuentemente, hay una situación de riesgo de canícula extendida que merece mayor atención, monitoreo y coordinación a nivel regional y por país. Como resultado de las conclusiones sobre el posible impacto de una nueva sequía, se requiere considerar nuevos planes de preparación y de respuesta humanitaria.
Asimismo, en la región del Caribe se está verificando el mismo fenómeno extremo y en la mayoría de los países la producción agropecuaria, así como la disponibilidad de agua potable se está viendo fuertemente afectada.
“Es indispensable que los países y la comunidad internacional prioricen recursos para hacer frente a las consecuencias e impactos negativos que la irregularidad y la insuficiencia de precipitaciones generan en los países centroamericanos, a través de medidas a corto y largo plazo”, coincidieron Miguel Barreto, Director Regional del Programa Mundial de Alimentos e Ignacio Rivera, Coordinador de la Oficina Subregional de la FAO para Mesoamérica.
“Las Oficinas Regionales de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) –como agencias especializadas en la seguridad alimentaria y nutricional— están acompañado a los países en el monitoreo, evaluación y desarrollo/implementación de planes de acción. Ambas agencias refrendan su compromiso y hacen un llamado a otros socios en la conjunción de capacidades y recursos para evitar el deterioro continuo de las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables del corredor seco y para fortalecer la resiliencia de los países centroamericanos”.