OPINION: Cómo los alimentos ayudan a la paz
Por James T. Morris, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos
BOGOTÁ. (26 de agosto de 2006). -Un factor común en las escenas de violencia en el mundo, que presenciamos noche tras noche en los noticieros, es la exclusión. Allí donde las personas se sienten marginadas por su identidad étnica, su religión, su ideología política, y hasta por su pobreza, allí se siembran las semillas del conflicto.
Cuando las personas son desplazadas a la fuerza de sus hogares, -ya sea por la violencia o por un desastre natural-, el hambre comienza su labor de asedio convirtiéndose en un subproducto casi inevitable de las crisis, que sólo profundiza la división entre los que tienen y los que no tienen. Consecuentemente, confrontar el hambre y otras fuerzas que llevan a la exclusión son elementos cruciales en la promoción de la paz sostenible, la democracia y desarrollo, por todo el mundo y también aquí en Colombia.
Para el Programa Mundial de Alimentos, este trabajo comienza con las niñas y niños pobres. Un buen estado nutricional es esencial para que puedan tener la oportunidad de convertirse en miembros activos de la sociedad.
Lamentablemente las niñas y niños provenientes de familias desplazadas en Colombia son dos veces mas propensos a estar mal nutridos que aquellos que viven en sus hogares. Es por ello que todos los días el PMA ayuda a 250,000 de esos niños, proporcionándoles una comida diaria en los centros de atención materno-infantil.
El PMA también apoya a sus madres, -muchas de ellas cabeza de familia que se encuentran desempleadas-, capacitándolas en nuevas aptitudes que les permitirán ganarse la vida en un nuevo entorno urbano, y mientras reciben alimentos que mejoran su estatus nutricional y el de toda su familia.
Esto es importante ya que los bebés que nacen de madres desnutridas, comienzan su existencia con un terrible impedimento que no sólo afectará sus vidas, sino también la de sus familias y comunidades.
Si uno de estos niños malnutridos logra eventualmente asistir a la escuela, su atención y desempeño muy probablemente serán erráticos. Lo más seguro es que comience su educación tarde y después abandone las aulas antes de su finalización, desaprovechando inevitablemente esos años formativos, que son críticos para obtener el nivel de educación que le permita salir de su pobreza, y el buen juicio requerido para ignorar la poderosa retórica del extremismo.
En otras partes del mundo, Alimentos para la Paz asiste a los desmovilizados hasta que puedan conseguir un ingreso y retornar definitivamene la vida civil.James Morris
Los alimentos pueden también apoyar directamente los esfuerzos de los gobiernos en pos de la paz. En el Programa Mundial de Alimentos hemos venido realizando en otras partes del mundo, una modalidad de asistencia llamada "Alimentos Para la Paz" que asiste a desmovilizados hasta que pueden conseguir un ingreso y retornar definitivamente a la vida civil.
También hemos entregamos alimentos a los niños excombatientes en Sierra Leona, para mantenerlos en el colegio, y fuera del alcance de los matones que solían ser sus amos.
Los programas de "Alimentos por Trabajo" proporcionan otra oportunidad para apoyar los procesos de paz, mitigando el sufrimiento y mejorando la vida de las poblaciones desplazadas. El Programa Mundial de Alimentos también puede asistir durante este proceso.
Durante mi visita a Colombia esta semana felicité personalmente al Presidente Uribe por su re-elección y expresé nuestro deseo de explorar nuevas formas en las que podemos trabajar juntos. En el PMA tenemos mucho que aportar. El año pasado los trabajadores humanitarios de nuestra organización alimentaron a 97 millones de personas por todo el mundo, incluyendo a más de medio millón de personas en Colombia.
Sabemos que mejorar el estado nutricional es un paso vital en el camino hacia la paz, pero no resolverá el problema por si sólo. La situación humanitaria en Colombia es compleja y hay muchas otras tareas que deben ser ejecutadas antes de que puedan reconstruir sus vidas por completo.
Terminar con el hambre es esencial para consolidar la paz.