La pandemia compromete los avances históricos logrados en el acceso de los niños y las niñas a las comidas escolares
Uno de cada dos escolares, o 388 millones de niños y niñas en todo el mundo, recibía comidas escolares cuando se produjo la pandemia, el número más alto en la historia, según el informe del Estado de la alimentación escolar en el mundo. Para abril de 2020, 199 países habían cerrado sus escuelas y 370 millones de niños se vieron privados repentinamente de lo que para muchos era su única comida nutritiva del día.
Para los gobiernos, los cierres resaltaron el papel fundamental que desempeña la alimentación escolar en el apoyo a los niños más vulnerables y la protección de su futuro, dijeron los autores del informe, pidiendo una acción global para que la cobertura vuelva a los niveles anteriores a la pandemia y se amplíe aún más para llegar a unos 73 millones de niños vulnerables que se estaban perdiendo las comidas incluso antes de la pandemia.
“La alimentación escolar cambia las reglas del juego: para los niños, las niñas, las comunidades y los países”, dijo el Director Ejecutivo del WFP, David Beasley, “Esa comida al día es a menudo la razón por la que niños y niñas con hambre van a la escuela en primer lugar. También es un poderoso incentivo para asegurarse de que regresen después de que finalice el confinamiento. Necesitamos que estos programas vuelvan a funcionar, incluso mejor que antes, para evitar que la COVID destruya el futuro de millones de los niños y niñas más vulnerables del mundo".
En 2021, el WFP creará una coaquíalición para apoyar a los gobiernos en la ampliación de los programas de comidas escolares, trabajando con agencias de desarrollo, donantes, el sector privado y organizaciones de la sociedad civil, según el informe.
Los estudios han demostrado que en la vida de un niño o niña de una familia pobre, las comidas escolares pueden tener un gran impacto. Evitan el hambre, apoyan la salud a largo plazo y ayudan al niño y a la niña a aprender y prosperar. Esto es especialmente cierto para las niñas: en los lugares donde hay un programa de comidas escolares, las niñas permanecen más tiempo en la escuela, las tasas de matrimonio infantil disminuyen y los embarazos de adolescentes disminuyen.
Cuando utilizan alimentos producidos localmente, los programas de alimentación escolar también pueden impulsar la economía de una comunidad. Crean una demanda de alimentos más diversos y nutritivos y crean mercados estables, apoyando la agricultura local y fortaleciendo los sistemas alimentarios locales.
En un mundo posterior a la COVID-19, los programas de alimentación escolar son una inversión aún más prioritaria, según el informe El estado de la alimentación escolar en el mundo, porque ayudan a los países a construir una población sana y educada, al tiempo que apoyan el crecimiento nacional y promueven el desarrollo económico.
Los programas de alimentación escolar eficientes producen retornos de hasta US$9 por cada US$1 invertido. También crean puestos de trabajo; según cálculos del WFP, se crean unos 1.668 nuevos puestos de trabajo por cada 100.000 escolares alimentados.
“El WFP está plenamente comprometido a trabajar con nuestros socios para garantizar que ningún niño o niña, sin importar dónde viva, vaya a la escuela con hambre o, peor aún, no vaya a la escuela en absoluto. Después de la agitación de los últimos meses, debemos aprovechar la oportunidad para comenzar a construir el mundo mejor que todos queremos ver”, dijo el Director Ejecutivo en el prólogo del informe.
Descargar fotos aquí
Descargar videos aquí
Descargar el resumen ejecutivo aquí
Síguenos en Twitter @wfp_es