FAO y WFP preocupados por el grave impacto de la sequía entre los más vulnerables de Centroamérica
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP) expresaron hoy su preocupación por la sequía que ha provocado pérdidas de cosechas en Centroamérica.
Las agencias también advirtieron que la posible llegada del fenómeno de El Niño a fines de 2018 podría agudizar la precaria seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades rurales vulnerables.
Los meses de junio y julio registraron precipitaciones inferiores a la media y condiciones más secas que el promedio, lo que afectó el primer y principal ciclo de cultivos en Centroamérica, conocido como “la primera”. La pérdida total o parcial de los cultivos significa que los agricultores de subsistencia y sus familias no podrán consumir ni almacenar suficientes alimentos en los próximos meses.
El maíz y los frijoles, los principales alimentos básicos, han sido los cultivos más afectados por la sequía, según los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras, que han reportado pérdidas de 281.000 hectáreas de estos cultivos, de los cuales depende la seguridad alimentaria y nutrición de 2.1 millones de personas. Estas pérdidas impactarán también el costo de estos alimentos para toda la población.
El gobierno de Honduras declaró este mes la emergencia en el Corredor Seco, en donde se estima que un 82% de los cultivos de maíz y frijol se han perdido, mientras que el gobierno de El Salvador declaró la alerta roja en julio.
Según el Instituto de Investigación Internacional de Clima y Sociedad/Centro de Predicciones Climáticas (IRI/CPC), existe un 60% de probabilidades de que se registre un nuevo fenómeno de El Niño entre septiembre y diciembre de 2018. El segundo ciclo de cultivos (la postrera), que generalmente suple las deficiencias de la primera, se realiza en noviembre, y se estima que, aun cuando El Niño resulte ser débil, tendrá un impacto significativo en los resultados de la postrera.
“Justo cuando las comunidades rurales se recuperaban de la sequía de 2014 y del fenómeno de El Niño de 2015, los más fuertes registrados en la historia reciente, un nuevo evento climático vuelve a golpear a los más vulnerables”, dijo Miguel Barreto, Director Regional de WFP para América y el Caribe. “Con el apoyo de la comunidad internacional, hemos trabajado junto a los gobiernos y comunidades rurales del Corredor Seco para que se hagan resilientes a las variaciones climáticas extremas, pero necesitamos redoblar esfuerzos y llegar a más comunidades rurales”.
“Es urgente mejorar la resiliencia climática de los habitantes de Centroamérica, especialmente en zonas como el Corredor Seco. Nos preocupa especialmente el efecto de esta nueva sequía sobre la migración, en un contexto internacional que restringe el movimiento de miles de personas que, en sus localidades, tendrán una gran dificultad para asegurar el sustento de sus familias”, dijo el Representante Regional de la FAO, Julio Berdegué.
Tras lo ocurrido en 2014 y 2015, WFP, con apoyo de la comunidad internacional, ha brindado asistencia alimentaria a miles de personas, en comunidades vulnerables del Corredor Seco, para mejorar la seguridad alimentaria y fortalecer la resiliencia a nivel de familias, comunidades y a nivel institucional.
Estas actividades incluyeron la conservación de suelo y el agua, mejores prácticas agrícolas y capacitación para hacer frente a los fenómenos naturales, así como el fortalecimiento de los sistemas de vigilancia para la alimentación y la nutrición.
La FAO ha desarrollado el Programa de fortalecimiento de la resiliencia ante el riesgo de desastres en el Corredor Seco Centroamericano y ha trabajado con socios y contrapartes para para incrementar la resiliencia de los hogares, comunidades e instituciones para prevenir y hacer frente a las amenazas y los desastres que afectan a la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición. Actualmente, está apoyando a los países a crear proyectos y programas de gran escala para ser presentados ante el Fondo Verde del Clima.
Con la finalidad de mitigar los impactos potenciales provocados por esta nueva sequía entre la población rural, la FAO y el WFP, en estrecha colaboración con los gobiernos y socios, están proponiendo que:
- Se analice el impacto de los ciclos agrícolas de 2018 en el precio de los alimentos básicos,
- Se realice una evaluación de la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades en el Corredor Seco una vez finalice la cosecha de primera e inicie la postrera, y
- Se apoye a los gobiernos en establecer sistemas de seguimiento de situación de la producción agrícola y la seguridad alimentaria.
- Se adopten acuerdos que permitan la migración temporal regulada, segura y ordenada de personas originarias de las comunidades rurales más afectadas por la sequía.
- Se movilicen recursos para escalar los sistemas de cosecha y almacenamiento de aguas lluvias para reducir el impacto de las próximas sequías.
Sobre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
La FAO trabaja hace más de 70 años para poner fin al hambre en el mundo. Su objetivo es lograr la seguridad alimentaria para todos y todas, y garantizarles el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad para llevar una vida activa y sana. Con más de 194 Estados miembros, la FAO trabaja en más de 130 países.
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Sobre el Programa Mundial de Alimentos
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas salva vidas en emergencias y cambia la vida de millones de personas a través del desarrollo sostenible. WFP trabaja en más de 80 países alrededor del mundo, alimentando a poblaciones afectadas por conflictos y desastres, y sentando las bases para un futuro mejor.
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