El PMA y Stanford University Press lanzan Informe Mundial sobre el Hambre 2006
El Informe destaca el impacto que las políticas de nutrición han tenido en los logros alcanzados por Chile
GINEBRA (13 de julio de 2006).–El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas puso hoy en circulación la primera edición del Informe Mundial sobre el Hambre 2006, una publicación anual que estará enfocada en el hambre y las estrategias prácticas para eliminarla, y que en esta edición inaugural examina la relación que existe entre el hambre y el aprendizaje.
El profesor Kenneth J. Arroz, Premio Nóbel en Economía, describió el informe como uno que proporciona "evidencia abrumadora acerca de cuánto afectan el hambre prenatal y el hambre postnatal la capacidad de aprender de un niño o niña. El crecimiento individual, nacional y personal se afecta correspondientemente".
La Informe Mundial sobre el Hambre 2006 se distingue por las intervenciones prácticas que documenta para atender cada etapa del ciclo de la vida humana. La edición de este año cita, por ejemplo, un estudio realizado en Jamaica que demostró que los niños y niñas malnutridos obtenían puntajes dramáticamente superiores en una prueba de su fluidez verbal, después que se les diera un desayuno. Estos resultados demuestran cómo el hambre puede disminuir la capacidad intelectual y cómo el atender la desnutrición puede tener un impacto significativo.
Es un círculo vicioso en donde una población de adultos con hambre y sin destrezas engendra una generación de niños y niñas que tienen tanta hambre que no pueden crecer, aprender o desarrollar sus capacidades para combatir el hambre y pasan, a su vez, a engendrar a sus propios hijos con hambre.Sheila Sisulu, Subdirectora Ejecutiva del PMA
Más de 300 millones de niños y niñas en todo el mundo regularmente se van a dormir con hambre y aproximadamente 100 millones de ellos son pequeños de edad escolar que no asisten a la escuela porque sus padres son demasiado pobres. La publicación explica cómo el aprendizaje y el hambre se afectan mutuamente: Aún si logran ir a la escuela, los niños y niñas malnutridos no puede concentrarse en sus lecciones.
"Esta realidad puede tornarse en el ciclón de un círculo vicioso en donde una población de adultos con hambre y sin destrezas engendra una generación de niños y niñas que tienen tanta hambre que no pueden crecer, aprender o desarrollar sus capacidades para combatir el hambre y pasan, a su vez, a engendrar a sus propios hijos con hambre", dijo Sheila Sisulu, Subdirectora Ejecutiva del PMA.
"El Informe Mundial sobre el Hambre 2006 nos demuestra que el aprendizaje puede ser un medio efectivo para enfrentar el hambre", precisó Sisulu, quien agregó que "la educación no es solo acerca de alfabetismo y capacidad numérica" y que "también puede darle a las personas conocimientos acerca de salud, higiene y nutrición, además de las destrezas básicas o los oficios que les permitan alimentarse a sí mismos y a sus familias".
El incrementar el porcentaje de mujeres educadas en una comunidad puede disminuir grandemente el hambre entre los niños y niñas. El número de años que una mujer haya asistido a la escuela puede reducir en hasta un 40 por ciento la probabilidad de que su hijo o hija esté malnutrido (a).
El Caso de Chile – Es Posible Mejorar
La posibilidad de ponerle fin en esta época al hambre crónica y endémica y a la sub-nutrición entre los niños y niñas parece poco realista cuando se considera la enormidad del problema, pero algunos países ya lo han logrado, según el Informe.
Chile, Indonesia y Tailandia invirtieron en nutrición y aprendizaje cuando todavía eran relativamente pobres, y que su crecimiento económico fue más el resultado que la causa de esas inversiones, cuando menos al principio.
La situación en Chile hoy en día es bastante diferente de la que existía a comienzos de la década de 1960. En aquella época, Chile tenía una de las tasas de mortalidad infantil más elevadas de América Latina (120 por mil). Sin embargo, el informe señala que esta cifra descendió hasta un 11 por mil en 1994 y un 7,8 por mil en 2004, la menor tasa de la región ligeramente superior a la tasa que prevalece en los Estados Unidos. Aproximadamente en el mismo período, el porcentaje de niños con malnutrición también se ha reducido de forma espectacular, desde el 60% en 1950 hasta el 1,7% en 2004.
El varón medio chileno de 18 años es 11 centímetros más alto que su homólogo de hace 30 años. Informe Mundial sobre el Hambre 2006
El porcentaje de recién nacidos con bajo peso al nacer (inferior a 2,5 kilogramos) disminuyó desde el 11,6% hasta el 4,8% entre 1975 y 2000. Como indicador adicional de este cambio, el varón medio chileno de 18 años es 11 centímetros más alto que su homólogo de hace 30 años.
Como resultado, durante los últimos 40 años, se ha producido simultáneamente una mejora considerable de la educación elemental. En 1960 sólo el 10% de los niños había completado los estudios elementales, pero la actualidad, cerca del 90% de los niños asiste a la escuela primaria, agrega el informe.
Los motivos que apuntalan el éxito de Chile incluyen la creación de una conciencia pública y política acerca de la existencia y de la magnitud del problema y la promoción de intervenciones básicas que se sabía serían efectivas para mejorar rápidamente la situación nutricional, a través de "el mercadeo social".
Chile se concentró en asegurar que una serie de intervenciones complementarias que abarcaban la salud y la nutrición, la alimentación, la educación y la salubridad estuviesen disponibles para los niños y niñas de diferentes edades y para sus madres. En Chile, quienes formulaban las políticas acordaron fijar metas claras y adoptar para lograrlas aquellas medidas que se sabía, serían exitosas. El ejemplo chileno es inspirador porque es realista.