DECLARACIÓN DE SANTIAGO
Texto de la Declaración de Santiago con motivo de la Conferencia Regional Ministerial "Hacia la Erradicación de la Desnutrición Infantil en América Latina y el Caribe" que se celebró en Chile los días 5 y 6 de mayo de 2008.
La Directora Ejecutiva Adjunta del PMA, Sheila Sisulu, y la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, durante el acto de clausura. (Foto: WFP/Alejandro López-Chicheri)
El Vice-Presidente de Guatemala, los Ministros, Viceministros y representantes oficiales de los gobiernos de los países de América Latina y el Caribe, participantes en la Conferencia Regional "Hacia la Erradicación de la Desnutrición Infantil en América Latina y el Caribe", celebrada en la Ciudad de Santiago de Chile el 5 y 6 de Mayo de 2008,
Reconociendo que:
1. Pese a haber mejorado su situación en las últimas décadas los países de la región aún presentan importantes problemas nutricionales: i) la inseguridad alimentaria y nutricional manifestada por la desnutrición infantil crónica que afecta a nueve millones de niñas y niños; ii) las deficiencias de micronutrientes como el Hierro, que resulta en un 50% de la niñez menor de dos años con anemia y que afecta también, a las mujeres en edad fértil, en particular a las embarazadas; y iii) la creciente prevalencia del sobrepeso y la obesidad desde la infancia.
2. Entre los factores determinantes de la desnutrición están la inequidad y la exclusión social, cultural, económica y política de segmentos de la población como las comunidades rurales, indígenas y afro-descendientes (exceptuando el Caribe), por lo que los promedios nacionales y regionales ocultan disparidades significativas.
3. La desnutrición en menores de cinco años, en particular en los menores de tres, impacta sobre el bienestar individual y colectivo por comprometer definitivamente su desarrollo humano, su salud, el aprendizaje y la productividad; por disminuir la cohesión social y perpetuar la pobreza; y por frenar el desarrollo social y el crecimiento económico de las naciones.
4. La desnutrición crónica (retraso de talla) en los niños y niñas menores de tres años es particularmente desvastadora ya que se produce en la etapa crítica del crecimiento y desarrollo psicomotor y cognitivo, por lo que se requieren medidas de prevención y control para evitar daños irreversibles durante el resto de la vida.
5. Existen los conocimientos, y en ocasiones también los recursos necesarios para revertir esta situación pero, las limitaciones en la capacidad de gestión y de focalización en las poblaciones más vulnerables desde el punto de vista nutricional, disminuyen la efectividad de las intervenciones de prevención y control de la desnutrición infantil.
6. El aumento sostenido en los precios de los alimentos durante los últimos tres años ha agravado la situación nutricional mediante dos efectos: i) el aumento de la pobreza y la indigencia en 20 millones de personas por año (CEPAL); y ii) el agravamiento de la inseguridad alimentaria y nutricional de los hogares con menores ingresos (más de la mitad de la población).
7. La estabilización de los precios de los alimentos, por tratarse de un fenómeno mundial que responde a múltiples y complejos factores (comerciales, climáticos, financieros, etc.), escapa en gran medida al ámbito unilateral de los gobiernos de la región por lo que la respuesta debe ser múltiple, incluyendo mecanismos de protección social, de estímulos a la producción, de optimización del recurso hídrico, y la comercialización transparente de los alimentos.
8. En el marco del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y de las políticas de seguridad alimentaria y nutricional muchos países de la región, apoyados por el PMA, FAO, OPS, UNICEF, BID, Banco Mundial, INCAP, OEA y otros organismos, han elaborado programas a mediano y largo plazo de erradicación de la desnutrición infantil.
9. Los países han establecido mecanismos bi y multilaterales de Cooperación Sur-Sur, como una herramienta eficaz para compartir buenas prácticas y experiencias exitosas, los que han recibido el reconocimiento y el apoyo de organismos internacionales como lo evidencia el reciente Acuerdo de Cooperación entre la OEA y el PMA que estableció una agenda de cooperación Sur-Sur y triangular en apoyo a los países.
Manifestamos nuestra determinación de:
1. Continuar considerando la seguridad alimentaria y nutricional como una “urgencia nacional, regional y universal” por lo que debe seguir estando al más alto nivel de la agenda política, se le debe otorgar la mayor prioridad en las estrategias nacionales de reducción de la pobreza y de protección social, asignándole los recursos financieros correspondientes, y se deben articular diversas políticas públicas como base para una acción intersectorial efectiva.
2. Fortalecer la lucha contra la desnutrición en la perspectiva de derechos humanos, mediante múltiples estrategias: i) formulando o reforzando planes integrales de acción, basados en evidencia científica y pasible de ser evaluados, que permitan garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de los grupos más vulnerables de la población, especialmente de las poblaciones rurales, de grupos étnicos marginados y que viven en pobreza extrema; ii) incluyendo intervenciones nutricionales como uno de los ejes fundamentales de los programas de protección social, sobre todo las dirigidas a niñas y niños menores de 3 años, a mujeres en edad fértil, a embarazadas, a madres lactantes y a otros grupos con necesidades nutricionales especiales; iii) estimulando la mayor producción de alimentos, en particular por parte de pequeños agricultores en áreas rurales y facilitando su acceso a los mercados consumidores; iv) promoviendo políticas que aseguren el transparente funcionamiento de los mercados de alimentos a nivel nacional e internacional; v) fomentando la apropiación de este desafío alimentario y nutricional por parte de las comunidades y familias afectadas, mediante los mecanismos que adopten los países, como pueden ser la participación popular y el control social de las intervenciones; y vi) promoviendo estrategias de comunicación social que fomenten los cambios de comportamiento necesarios y el mantenimiento del tema nutricional en la agenda pública de la región.
3. Considerar que, según la evidencia obtenida por los países de la región, la prevención y el control efectivos de la desnutrición infantil requiere: i) adoptar la estrategia de atención integral de la familia, con sensibilidad cultural y enfoque de género que incluya acciones alimentario-nutricionales de carácter preventivo y multisectorial (atención primaria de salud, desarrollo social, salud sexual y reproductiva, agricultura familiar, agua y saneamiento básico, finanzas, educación integral, otros); ii) reflejar la prioridad nutricional en la adopción de instrumentos específicos como las guías alimentario-nutricionales, el sistema epidemiológico de vigilancia nutricional o la especificación de metas a ser alcanzadas en plazos determinados; iii) focalizar poblacionalmente las intervenciones, con la debida sensibilidad cultural y el enfoque de género, en las mujeres embarazadas, madres en período de lactancia y niños y niñas menores de tres años; iv) focalizar geográficamente las intervenciones, para atender de manera inmediata a las poblaciones que viven en los municipios urbanos y rurales con mayor prevalencia de familias en pobreza y en extrema pobreza; v) mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de los hogares en situación de pobreza o indigencia mediante intervenciones multisectoriales de efectividad comprobada, que incluyan el acceso directo a los alimentos apropiados, a la educación nutricional y las transferencias monetarias o de alimentos; vi) introducir de manera prioritaria proyectos de agua segura y saneamiento básico.
4. Acompañar el llamado urgente a toda la comunidad internacional para que, en forma coordinada intensifique su apoyo a los países más vulnerables de la región mediante donaciones de recursos y/o de alimentos y canalice los mismos a través del PMA para permitirle enfrentar las nuevas necesidades financieras causadas por la crisis mundial del alza de precios, en apoyo a las poblaciones más necesitadas.
5. Reclamar la acción conjunta de las agencias especializadas del sistema de Naciones Unidas en apoyo de los planes y programas formulados por los gobiernos de la región y respaldar los esfuerzos de dichas agencias para impular los mercados locales de producción y comercialización de alimentos.
6. Aprovechar y aportar al portal existente de gestión del conocimiento (NUTRINET.org) para facilitar el intercambio de información, conocimientos y mejores prácticas entre los países, fortaleciendo de esa manera los esfuerzos nacionales y regionales de erradicación de la desnutrición infantil en América Latina y el Caribe.
7. Asegurar la cooperación Sur-Sur y triangular entre países mediante diversos mecanismos: i) redes de países con problemática similar que faciliten la producción de respuestas rápidas y adecuadas a las capacidades y necesidades específicas de cooperación relevadas en esta Conferencia Regional; y ii) instancias de producción de bienes públicos regionales, que incluyan entre otros, el apoyo solidario entre países en situaciones de emergencia; el intercambio regular de información y conocimientos en las áreas técnica, económica y epidemiológica; y la realización conjunta de proyectos de investigación, asistencia técnica y capacitación de recursos humanos.
Acordado en Santiago de Chile el 6 de mayo de 2008