Tres acciones clave para construir sistemas alimentarios sostenibles y acabar con el hambre
En las calles de pequeños pueblos y grandes ciudades de América Latina y el Caribe, millones de personas enfrentan diariamente la dura realidad de la inseguridad alimentaria. Para agricultores en zonas rurales y ciudadanos en crisis por el aumento de precios, el hambre sigue siendo una amenaza silenciosa.
¿Qué es un sistema alimentario?
Un sistema alimentario abarca todo el proceso desde la producción de alimentos, pasando por su transformación y distribución, hasta el consumo final. Involucra a agricultores y granjeros, transportistas, mercados y consumidores, y está directamente vinculado a la salud, la economía y el medio ambiente. Cuando un sistema alimentario es sostenible, no sólo asegura el acceso a alimentos nutritivos para todos, sino que también protege los recursos naturales, respeta la biodiversidad y combate el cambio climático.
Todos tenemos un papel en la construcción de un sistema alimentario más justo y sostenible. Conoce tres acciones clave para lograrlo.
2. Apoyar la agricultura local y sostenible
José María cultiva sorgo en una comunidad rural en La Unión, El Salvador. Con el apoyo de WFP y sus socios, ha conseguido dar salida a este cereal rico en fibra, vitaminas y antioxidantes, en un país donde cultivar maiz cada vez es más desafiante, debido a las recurrentes sequías.
El apoyo a agricultores, la inversión en técnicas agrícolas sostenibles y el acceso a mercados de productos saludables y adaptados a la nueva realidad climática, tienen un impacto positivo en toda la sociedad.
2. Reducir el desperdicio de alimentos
Rosario trabaja en el mercado mayorista de Lima durante largas horas y se siente muy orgullosa de la labor que realiza. WFP apoya el traslado de alimentos recuperados y de calidad a agrupaciones sociales que alimentan a grupos vulnerables. Mientras esto sucede en Perú, un tercio de los alimentos se desperdician a nivel mundial. Combatir el desperdicio de alimentos, desde el hogar hasta los supermercados, ayudaría a cerrar la brecha del hambre y cuidar el planeta. Planificar mejor nuestras compras y donar alimentos en buen estado son pequeños pasos que marcan una gran diferencia.
3. Apostar por dietas más nutritivas
Nelly es parte de un comité de madres y padres de familia que prepara la comida de los niños de la escuela en una comunidad en Manta-Ecuador. Las clases de nutrición de WFP y sus socios han servido para que elaboren un menú óptimo para el aprendizaje, basado en frutas, verduras y otros productos de cercanía que además fomentan la sostenibilidad. Asegurar que todas las personas, como Nelly y sus hijos, tengan acceso a una nutrición adecuada es esencial para romper el ciclo de la pobreza.
El hambre es una realidad que afecta a millones de personas en todo el mundo, pero con acciones concretas y colaborativas se puede cambiar esta situación. Al impulsar la agricultura sostenible, reducir el desperdicio de alimentos y apostar por una mejor nutrición, construimos sistemas alimentarios más fuertes y resilientes.
Cada decisión que tomamos como individuos y como sociedad contribuye a un futuro sin hambre, donde cada persona podrá acceder a una alimentación adecuada y sostenible para su bienestar y el de las próximas generaciones.