WFP amplía su operación de emergencia en Zimbabue donde millones de personas hacen frente al hambre a causa de la sequía y la crisis económica
Se requieren fondos de inmediato para que WFP pueda satisfacer las crecientes necesidades de la población más afectada. Para el mes de enero, WFP planea duplicar la cifra de personas a las que presta asistencia, alcanzando los 4,1 millones de personas. Se distribuirán raciones de cereales, legumbres y aceite vegetal, y alimentos especializados en la prevención de la malnutrición en niños menores de cinco años.
“Nos encontramos inmersos en un círculo vicioso de malnutrición acelerada que golpea más duramente a las mujeres y a los niños y que será difícil romper”, dijo el Director Ejecutivo de WFP, David Beasley. “Otro año más, la escasa probabilidad de lluvias anuncia una mala cosecha en abril: el hambre seguirá aumentando antes de que pueda disminuir”.
La crisis alimentaria en Zimbabue –la peor que ha vivido el país en más de una década– es parte del desastre climático sin precedentes que afecta al sur de África. El aumento de las temperaturas en la región duplica la media mundial y las cada vez más irregulares estaciones lluviosas están afectando duramente a los agricultores de subsistencia.
La crisis se ve exacerbada por otros factores: grave escasez de divisas, inflación descontrolada, creciente desempleo, falta de combustible, cortes de energía prolongados y pérdidas de ganado a gran escala. Está situación está afectando tanto a las poblaciones urbanas como a las rurales.
Los planes de WFP para incrementar la asistencia suponen un enorme reto logístico, dada la limitada disponibilidad de dólares zimbabuenses y el aumento del precio de los productos básicos que hacen prever una transición de la asistencia alimentaria a través de entregas de efectivo a la distribución de alimentos.
Para el mes de junio, se habrán comprado y distribuido más de 240.000 toneladas de productos. Dado que se trata de un país sin costa y que la sequía y las inundaciones han mermado las reservas de alimentos en gran parte de África, el reto será aún mayor.
WFP estima que necesita 293 millones de dólares para la respuesta de emergencia y hasta la fecha se han obtenido menos del 30% de dicha cantidad.
“Aunque el foco inmediato esté puesto en asistir a los zimbabuenses más necesitados, no debemos restar valor al importante trabajo que se está llevando a cabo para fomentar la resiliencia de los afectados por el hambre crónica frente a los impactos cada vez más graves e imprevisibles del clima”, dijo Beasley. “Instamos a la comunidad internacional a intensificar las inversiones que atajan las causas subyacentes del hambre a largo plazo".